Un apoyo que sea complementario a la agricultura rural recibiría la actividad que se desarrolla a nivel urbano.
Ese apoyo a la agricultura urbana se concretará en programas del Ministerio encargado de ese tema, así como de las autoridades locales, que deberán incluirla en sus planes de desarrollo, y de entidades de investigación, como Colciencias y Corpoica, educativas, como el Sena, y ambientales, como son las Corporaciones Autónomas Regionales.
En otras palabras, se pretende brindarle a las entidades territoriales, específicamente a los municipios y distritos, un marco institucional y legal que promueva y regule la práctica de la agricultura urbana dentro de las estrategias necesarias para afrontar el hambre, la pobreza, el deterioro social, económico y ambiental en las áreas urbanas del país.
Proyecto
La propuesta está contenida en el proyecto de ley número 103 de 2012 Cámara, “por la cual se promueve la agricultura urbana como una estrategia complementaria a la agricultura rural, a través de diferentes modelos urbanos productivos que contribuyen al mejoramiento de la seguridad alimentaria y nutricional, la calidad de vida y salud de la población”.
La iniciativa fue radicada el 22 de agosto por un grupo de legisladores de la bancada en la Cámara del Partido Social de Unidad Nacional (La U), del que hacen parte Francisco Pareja, Adolfo León Rengifo, Claudia Marcela Amaya, Sandra Elena Villadiego, Elkin Rodolfo Ospina y Alfredo Guillermo Molina.
Campesinos en la ciudad
En medio de las varias consideraciones que se involucran en este tema, está una importante realidad social: el desplazamiento, muchas veces forzado y violento, de familias campesinas a los cascos urbanos de los municipios.
Los congresistas autores de la iniciativa mencionan en la exposición de motivos cómo en Colombia se registra un creciente y acelerado proceso de urbanización de la población por múltiples factores. En 1970 la población colombiana era 57,7 por ciento urbana, incrementándose a 64,4 por ciento en 1980, a 69,5 por ciento en 1990, y a 77,3 por ciento en 2005.
De los 45.888.592 habitantes, 38.886.602 habitan en las cabeceras municipales y distritales, según cifras del DANE producto del Censo General de Población 2005.
Reconocer el valor de estos pobladores que ya residen en cascos urbanos pero cuya cultura aún es campesina ha sido un clamor de las organizaciones no gubernamentales que trabajan con ellos, aunque hay voces que polemizan la propuesta, argumentando que la población en condición de desplazamiento debería volver a sus sitios de origen.
Objetivos del Milenio
Pero además de ser un factor para ayudar a ciudadanos de origen rural, es aprovechar el conocimiento de esos pobladores para disminuir la inseguridad alimentaria y nutricional, pero también la pobreza, tanto de los agricultores urbanos, que mejorarán sus ingresos, como de los consumidores que podrían acceder a productos más baratos.
El primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) es “erradicar la pobreza extrema y el hambre”, a través de “reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos son menores a un dólar diario; alcanzar el pleno empleo productivo y trabajo decente para todos, incluyendo a las mujeres y los jóvenes; y reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen de hambre”.