Luego de la alarma generada por malos olores que se presentaron en el sótano del Congreso, el Senado aclara que esto se debió a la ruptura de un tubo del agua potable y una avería en el sistema hidráulico del Capitolio y no como se dijo en algunos medios que era un escape de gas.
Adicionalmente se precisa que tanto en el Capitolio Nacional como en el Edificio Nuevo del Congreso no existen redes que transporten gas.
Luego del suceso, la administración del Senado solicitó a la empresa aseguradora que asumiera en control de la situación, la cual de inmediato envió el equipo de técnicos, quienes se están haciendo cargo de la reparación de daño y se espera que en el transcurso de la tarde esté solucionado y restablecido el servicio de agua.