Seis mil millones de dólares. Ese es el monto gastado en la campaña electoral de Estados Unidos que culmina con la elección de este martes.
Reuniendo sumas de seis cifras en fiestas con estrellas de Hollywood, magnates o pequeños aportes a través de los teléfonos inteligentes (smartphones), el presidente Barack Obama, el republicano Mitt Romney y los candidatos al Congreso han pulverizado los récords de gastos de campaña.
Según una estimación del Centro de Respuesta Política (CRP), los aspirantes a la Casa Blanca gastaron 2.600 millones de dólares.
Obama superó a Romney en lo que respecta a contribuciones individuales: para fines de octubre había reunido 645 millones de dólares, contra 413 millones del republicano.
Pero según CRP, Romney superaba al mandatario si se considera la globalidad de los aportes, desde comités de acción política y otros grupos que impulsaron a los candidatos en forma indirecta.
Sorprendentemente, el gasto de la carrera presidencial es menor al registrado en la campaña de 2008, que ascendió a 2.800 millones de dólares.
El gran salto en el gasto se dio en las centenares de campañas por bancas en el Congreso, especialmente para el Senado, donde cerradas contiendas plantean la posibilidad de que los demócratas pierdan su mayoría en la Cámara alta.
Con todo, la cuenta asciende a 40 dólares por voto, sobre la base de la participación de 2008, 57% de la población en edad de votar.
Lo que los votantes obtuvieron, como lo comprendieron más que otros los residentes en los estados clave como Nevada, Florida y Ohio, ha sido un tsunami de avisos publicitarios en sus aparatos de TV, radios, cuentas de correo electrónico y de Twitter.
El aumento del gasto estaba garantizado este año tras la decisión de la Suprema Corte de enero de 2010 de que las corporaciones y sindicatos pueden financiar la promoción de candidatos al igual que los individuos.
Eso permitió a los comités de acción política externos, conocidos como Super PAC, aportar casi 1.000 millones a las campañas, según CRP.
Y además están las fuentes de financiamiento no identificadas.
"Lo que sigue siendo desconocido -y tal vez nunca se sepa por completo- es cuánto dinero secreto, 'dinero en las sombras', gastaron las organizaciones, con algunas invirtiendo masivas sumas en avisos publicitarios, pero también en actividades no reportadas y supuestamente 'no políticas' a medida que se acercaba la elección. Podría llevar años determinar cuánto gastaron", indicó CRP.
De acuerdo con CRP, Obama, al igual que anteriormente, contó con contribuciones individuales menores que las de Romney, pero los grandes donantes fueron cruciales para ambos.
Los bancos y su personal fueron fundamentales para la campaña de Romney, mientras las instituciones académicas y las compañías tecnológicas y sus trabajadores constituyeron un importante respaldo para Obama.
Goldman Sachs y sus empleados, el Bank of America y Morgan Stanley ocuparon el podio entre los donantes de Romney.
La Universidad California, Microsoft y Google fueron el principal trípode de apoyo financiero del presidente saliente.
Por categoría de empleo, los jubilados fueron de lejos los mayores donantes, con 50 millones de dólares para cada uno de los candidatos.
Este año las nuevas tecnologías jugaron un papel central en tanto medios para la recaudación de fondos.
De acuerdo a una encuesta realizada en octubre por el Pew Research Center, 13 por ciento de los adultos habían donado dinero a uno de los candidatos presidenciales, y de ellos 10 por ciento lo hizo a través de una aplicación de su teléfono celular o un mensaje de texto.
Los demócratas son mucho más propensos a donar en línea o a través de su teléfono celular, señaló Pew.
AFP