En el poblado fronterizo de Yaviza, indígenas emberá y wounan recibieron información para recuperar los derechos sobre sus territorios.
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Un total de 300 familias colombianas que escaparon de la guerra hacia territorio panameño, fueron atendidas en la más reciente jornada de atención a víctimas residentes en el exterior, a la que asistieron funcionarios de la Unidad de Restitución de Tierras (URT).
La Entidad atendió el llamado del Consejo Noruego para los Refugiados y de la Unidad de Víctimas, entidades con las que se realizó la jornada.
En el encuentro, la URT socializó el Decreto Ley 4633 de 2011, que define la restitución de derechos territoriales para comunidades indígenas, víctimas del conflicto armado interno colombiano.
Por otro lado, en Ciudad de Panamá, fue presentada la Ruta de Restitución Individual y Colectiva para campesinos, establecida en la Ley 1448 de 2011. Las 300 familias asistentes, provenientes de Chocó y Antioquia, se mostraron satisfechas con el encuentro.
Es de resaltar que la información recopilada en Yaviza sobre comunidades étnicas, significa un importante insumo para analizar y estudiar la ruta de atención, de acuerdo a las condiciones del desplazamiento y a las pretensiones de las víctimas en la actualidad. En cuanto a la atención a campesinos en Ciudad de Panamá, se logró dar información de procesos ya avanzados y recibir nuevas solicitudes.
Este trabajo, coordinado con el Ministerio de Relaciones Exteriores, fue apoyado por funcionarios de los consulados colombianos, ya capacitados y habilitados por para la recepción de solicitudes.
La ruta de atención a víctimas en el exterior puede ser consultada en el siguiente enlace: Información para Victimas en el exterior.
La masacre de Bojayá, Chocó, en 2002, fue una de las más dolorosas tragedias de la historia colombiana. El enfrentamiento entre las Farc y los paramilitares ocasionó la muerte de 119 personas y el desplazamiento de casi 6.000 civiles. Los habitantes de los pueblos indígenas Emberá y Wounan estuvieron expuestos al fuego cruzado y amenazas puntuales contra sus líderes, hasta el punto de verse obligados a pasar la frontera y huir a Panamá.
Para poner a salvo su cultura, tradiciones y sus propias vidas, las familias emprendieron por la selva una larga ruta de hasta 20 días caminando, para llegar a tierras panameñas, donde se encontraron y fueron acogidos por familiares emberá. Desde entonces han afrontado su desplazamiento, sin olvidar su procedencia colombiana.
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