Los “remedios” del planeta | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Abril de 2018
  • Un diagnóstico reiterado pero vigente
  • De lo obvio a lo urgente para el ambiente

 

Los efectos de la acción del hombre sobre el planeta son cada día más catastróficos. Desde hace más de dos décadas todos los informes al respecto ponen de presente de que si continúa ese nivel de degradación de los recursos naturales, tanto renovables como no renovables, a las próximas generaciones les tocará vivir en un entorno difícil, en el que la supremacía de las naciones y las guerras no se darán por cuestiones geopolíticas sino por el dominio de las reservas de recursos vitales, como el agua.  Sin embargo pese a la creciente gravedad de las alertas no por ello se han adoptado los correctivos necesarios para asegurar la supervivencia de la raza humana. Uno de esos informes es, precisamente, el que acaba de publicar la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes, por sus siglas en inglés), un organismo independiente que reúne a más de 129 estados.

Este nuevo estudio, más que hacer un diagnóstico de la degradación del planeta, se enfoca en advertir que este es como un “paciente enfermo” que necesita una serie de remedios urgentes para poder sobrevivir a corto y mediano plazos. El primero de esos remedios es el de la restauración, que no significa necesariamente devolver la tierra a su estado natural, pero sí mejorar su condición actual. Esto bajo la tesis de que los beneficios de restaurar la tierra deteriorada son diez veces más altos que los costos de la degradación, los cuales, según los estudios, en 2010 representaban el 10% del PIB mundial. ¿Cómo restaurar el planeta? El informe sugiere medidas como inundar los humedales secos, detener la contaminación en su origen, replantar especies nativas en zonas urbanas, hacer parques, reutilizar aguas residuales y restaurar cauces fluviales, entre muchas otras.

El segundo remedio que proponen los especialistas es el de la agricultura. En este aspecto sugieren cambios muy simples como la modificación del arado de los suelos, ya que cuando se realiza de forma antitécnica es uno de los mayores factores de erosión, al tiempo que libera carbono que estaba encerrado, generando así calentamiento global. También se plantea un uso racional de los fertilizantes, pesticidas y agua en los cultivos.

El tercer remedio que se plantea en el estudio de las Ipbes se refiere al etiquetado, que hace alusión a una educación del consumidor mundial para que solo demande aquellos productos que tengan un proceso de producción ambientalmente sostenible y no compre aquellos que depredan el entorno natural, así sean más baratos.

El cuarto remedio es aún más complejo pues tiene que ver con el tema de los incentivos. En este aspecto el informe sostiene que hay algunos “incentivos perversos” que promueven la degradación de los suelos y por ello deben cambiarse por otros que premien el manejo sostenible de la tierra. Como ejemplo ponen el subsidio a los fertilizantes, afirmando que los agricultores hacen un uso excesivo de los mismos, promoviendo la sobreexplotación de los suelos y sobreproducción agrícola. 

El quinto remedio propuesto por el informe en mención se refiere a un cambio en las políticas públicas, enfocado a que los gobiernos incluyan la protección ambiental en todos los sectores, especialmente en el económico, enérgico y de infraestructura, y no solo en el agrícola y lo medioambiental. Para ello recomiendan el cumplimiento al pie de la letra del Acuerdo de París para el combate del cambio climático así como de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre otros tratados y mandatos internacionales.

Y, por último pero no menos importante, el estudio considera como un remedio trascendental el acudir a los indígenas y comunidades, en el entendido de que estas juegan un rol clave en el diseño, implementación y evaluación de prácticas sostenibles de administración del suelo. Sin duda alguna estas dos instancias poblacionales tienen un amplio conocimiento y experiencia efectiva como tenedores de la tierra.

Como se ve los remedios formulados en este informe no son novedosos e incluso se podría decir que terminan siendo demasiado obvios. Sin embargo, como se dijo al comienzo, lamentablemente todos los diagnósticos hechos hasta el momento han sido desatendidos o sus alertas implementadas a medias, cuando no se quedan solo en el papel. Esperemos que en esta ocasión pase algo distinto.