“Es un error personalizar las relaciones internacionales”: Julio Londoño | El Nuevo Siglo
El excanciller Julio Londoño advirtió que para el presidente Petro, Israel y otros estados no son de sus simpatías, y gobiernos como el de Venezuela, sí. / Foto U. Rosario
Viernes, 3 de Mayo de 2024

La ruptura de relaciones diplomáticas de Colombia con Israel, determinada esta semana por el gobierno Petro, evidencia uno de los mayores errores de la actual administración: la personalización de las relaciones internacionales.

Así lo advierte el excanciller, exembajador y actual decano de la Facultad de Estudios Internacionales de la Universidad del Rosario, Julio Londoño Paredes, en entrevista con EL NUEVO SIGLO, en la que, además, analiza las implicaciones que podría tener tal decisión.

El experto sostiene que no necesariamente Colombia es el principal socio geopolítico de Estados Unidos en la región y que la Comisión Asesora de Relaciones Internacionales apenas se ha convocado dos veces en este gobierno y el jefe de Estado no estuvo presente.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo evalúa la decisión del gobierno Petro de romper relaciones diplomáticas con Israel, a raíz de su oposición a los operativos del Estado judío en Gaza?

JULIO LONDOÑO PAREDES: Creo que la decisión del presidente fue de carácter demagógico, tomada en una forma apresurada, sin consulta ni con los mandos militares, que tienen acuerdos importantes, de carácter militar, con el gobierno de Israel, y creo que ni siquiera con el Ministerio de Relaciones Exteriores. Una cosa hecha al calor de la concentración que hubo el 1° de mayo en la Plaza de Bolívar. Las decisiones en política internacional no se pueden tomar de esa forma, porque siempre salen mal.

ENS: ¿Cómo entender que Colombia haya roto relaciones con Israel, pero la mayoría de países, algunos de ellos críticos del Estado judío, no han tomado una decisión similar?

JLP: El presidente Petro, como se recordará, tiene tela cortada por asuntos ideológicos, de carácter personal, con Israel. En un principio, desde que se inició la confrontación entre Israel y Hamás, tomó una serie de medidas. Retiró inicialmente a la embajadora de Colombia en Israel en momentos cruciales para muchos colombianos residentes en ese país; posteriormente sostuvo una larga controversia, pugnaz y con palabras desmedidas, con el embajador de Israel en Bogotá; más adelante señaló que Colombia iba a ser uno de los 52 países que se unían a la demanda de Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia… Y siguió en ese tono hasta llegar a la decisión de la ruptura de relaciones, cosa que no tiene muchos precedentes.

Esto porque, como se recordará, incluso durante el gobierno del doctor Julio César Turbay Ayala, en el rompimiento con Cuba, que no fue rompimiento, lo que se hizo fue suspender las relaciones. Y la otra cosa que hay que entender es que se rompe con el gobierno, no puede ser con Israel como nación o con el pueblo israelí, con el que Colombia ha tenido nexos muy importantes.

ENS: ¿Por qué se toman estas decisiones sin convocar a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores? ¿Será que esta figura pasó a ser decorativa?

JLP: Soy miembro de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y solamente he sido convocado durante este gobierno en dos oportunidades y en ninguna de ellas estuvo el presidente de la República. Estuvieron presididas por el canciller Leyva. Como se sabe también, la consulta a la Comisión Asesora no es obligatoria por parte del Gobierno y, la verdad sea dicha, los presidentes les han tenido cierta aprehensión a consultas en esa Comisión, entre otras cosas, porque se prestan para confrontaciones entre expresidentes y rivalidades políticas que no vienen al caso.

ENS: ¿Cree que en el tema de Israel en algún momento el gobierno Petro pueda llegar a poner en duda la tesis reiterada del Estado colombiano en cuanto a la solución de los dos Estados?

JLP: Espero que no. Esa posición de Colombia fue expresada, en su momento, en la fundación de Naciones Unidas por Alfonso López Pumarejo, delegado de Colombia. El país se opuso a esa versión de dos Estados, señalando que con la oposición de los 16 estados musulmanes que había en ese momento, veía imposible llegar a una convivencia en la región.

Creo que la tesis de los dos Estados tomó fuerza en el mundo y tiene que darse tarde o temprano. Lo que pasa es que Israel no está interesado en unir toda la zona de Gaza a Cisjordania. No está interesado porque en el momento en que se consolide un solo Estado, el Palestino, para muchos israelíes es una amenaza. Pero creo que ha sido una posición muy clara de Colombia: ha estado al lado del pueblo y los derechos de los palestinos, y tarde o temprano tiene que solucionarse el problema de los palestinos porque, de otra manera, no habrá paz en el Medio Oriente.

ENS: ¿Cómo entender que rompamos con Israel, pero el Gobierno siga respaldando a un régimen considerado dictatorial, como el de Venezuela? ¿Hay un doble rasero?

JLP: Vuelvo a considerar que esa es una posición del presidente, esa es su ideología, su forma de pensar y su forma de actuar. Para él, Israel y otros estados no son de sus simpatías y gobiernos como el de Venezuela sí le son afectos a él, a su ideología y su forma de pensar.

ENS: ¿Se puede decir que la estrategia internacional de Colombia en este momento responde no a los intereses del Estado, sino a la visión política particular del presidente de la República?

JLP: Uno de los grandes errores que se cometen en la política internacional, en cualquier Estado, incluyendo a Colombia naturalmente, es personalizar las relaciones internacionales. Es decir, que los sentimientos del presidente en un momento determinado y en determinada coyuntura son los que prevalecen sobre los intereses nacionales. Eso es un enorme error: la personalización de las relaciones internacionales.

Y el otro error es la diplomacia del micrófono: coge un micrófono en cualquier parte un presidente y echa una perorata o un discurso y, al mismo tiempo, utiliza las redes sociales para expresar cosas. Así no se puede manejar la política exterior de ningún Estado, especialmente de países que tienen dificultades internas, complicaciones y que deben mantener un equilibrio internacional muy importante, como es el caso de Colombia.

ENS: ¿Hasta qué punto en todo este manejo equivocado y accidentado de las relaciones internacionales de Colombia ha influido la inestabilidad institucional en la Cancillería, al tener un canciller suspendido y el encargado es, al mismo tiempo, el embajador en Estados Unidos?

JLP:  De todas maneras, independientemente de la inestabilidad que pueda haber en la Cancillería, lo que se debe tener en cuenta es que hay un esqueleto fundamental, que es la carrera diplomática y consular de la República, con funcionarios de primera línea, de primeras calidades y, naturalmente, en mi forma de pensar, las personas cercanas a los ministros y a los presidentes deben decir las cosas como las piensan y como las creen, a pesar de que no coincidan exactamente con el pensamiento del presidente de turno. Y él verá qué decisión toma, porque para eso es el presidente y para eso dirige las relaciones internacionales, pero creo que es indispensable que se le hable al jefe de Estado en su momento cómo son las cosas y cuáles son las consecuencias de determinadas acciones. No sé si eso se hizo o no, pero eso es determinante para un buen manejo, en un momento determinado, no solamente de la política internacional, sino de la política nacional.

ENS: ¿Cree que hay funcionarios y ministros que debido al carácter del presidente Petro, que es poco dado a aceptar respuestas en contrario, se abstienen de señalarle los riesgos de algunas de sus decisiones?

JLP: Creo que eso pasa en todas partes, no solamente en el Gobierno. No sé hasta qué grado eso será así o no en la Cancillería, lo sabrán los directivos de ese ministerio. Pero uno ve con frecuencia que se tienen que hacer comunicados, aclaraciones, rectificaciones... Entonces, es importante en un momento determinado que los jefes atiendan u oigan criterios de todos los ángulos, de todos los puntos de vista, y no tengan que buscar necesariamente a las personas que le van a decir sí a lo que piensan hacer.

ENS: El gobierno de Estados Unidos se pronunció sobre la decisión del gobierno Petro de romper con Israel y trajo a colación que Washington tiene una serie de bloques de aliados: Israel en el Medio Oriente y Colombia en Suramérica, por ejemplo. ¿Se está debilitando la alianza de nuestro país con la Casa Blanca?

JLP: No estoy muy seguro de que sea real que haya una alianza entre Estados Unidos y Colombia. No lo veo tan claro. Hay otros países con más importancia política, geopolítica y económica que Colombia en el continente. Pero, en fin, de todas maneras no creo que eso sea determinante.

Estados Unidos en este momento tiene un interés básico que está jugando en las elecciones presidenciales, como son las migraciones. El tema de la migración por el Tapón del Darién es un problema que ha trascendido la esfera nacional y ha alcanzado el ámbito internacional. Es una situación muy grave que está jugando en las elecciones norteamericanas, hasta el punto que el problema de las drogas y los cultivos ilícitos han pasado a un segundo plano.

Roces con centroderecha

ENS: El presidente Petro es considerado persona 'non grata' en Perú, tuvo una dura controversia con el gobierno argentino de Javier Milei y con El Salvador… todos de centroderecha. ¿Petro sigue empeñado en volverse el principal líder de la izquierda suramericana, incluso por encima de Lula?

JLP: No sé cuál será el propósito del presidente. Sigo pensando que obviamente tiene afinidades ideológicas con determinados jefes de Estado y personajes en el ámbito internacional. Milei es otro de diplomacia de micrófono, eso sí que es peor. Eso se está extendiendo en el continente.

Respecto a la situación con el Perú, que es un país limítrofe y que ha sido amigo de Colombia, tarde o temprano se tienen que restablecer plenamente las relaciones bilaterales porque, repito, uno no puede personalizar las relaciones internacionales y menos con un país como Perú, con el que nos unen elementos tan importantes como la lucha contra el narcotráfico, la región amazónica y el Pacífico, entre muchas cosas. Entonces, Colombia no se puede dar esos lujos. Y hay que actuar, a mi juicio, muy objetivamente frente al marco internacional.

ENS: Dentro de ese tema del escenario andino, al gobierno de Daniel Noboa, en Ecuador, le aprobaron un referendo en donde redobla la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, una línea dura y contraria en algunos aspectos a la del gobierno Petro. ¿Ve el riesgo de una contradicción entre dos gobiernos con ópticas distintas?

JLP: Varios gobiernos ecuatorianos incurrieron en un tremendo error. Ellos creyeron que eran ajenos, que estaban vacunados frente al problema del narcotráfico. En muchas oportunidades se lo dije a algunos de los jefes de Estado de ese país y sus cancilleres: que se cometía un error. Ecuador se ufanaba de que, aunque estaba metido entre Perú y Colombia, ellos eran inmunes al problema y bajaron la guardia.

Como se recordará, el caso que se presentó durante el gobierno Uribe, que fue un ataque (militar colombiano) a un campamento de las Farc en territorio ecuatoriano, era la demostración de que Ecuador había bajado la guardia, completamente, en ciertas regiones del país, especialmente en el norte, en el límite con Colombia. Eso es evidente.

De otra parte, parece ser, por las noticias que se leen, que la lucha contra el narcotráfico, no específicamente contra los cultivadores, sigue adelante en Colombia. Creo que la Armada Nacional ha trabajado en forma ingente en ese sentido y lo sigue haciendo, por una situación muy especial: que se nos olvidó a nosotros que Colombia y Ecuador son países con vasos comunicantes. No se puede pensar que se puede hacer una lucha en un país y en el otro no. Se tiene que actuar conjunta y concertadamente.

Ese es un reto que tiene el gobierno de Colombia y supongo que los organismos interesados (Fuerzas Militares, etc.) lo están haciendo en esa forma, porque de otra manera no se puede salir adelante en ninguno de los dos países. Ecuador va a seguir con los mismos problemas, al igual que Colombia, en el sector sur, en las zonas de Tumaco y Putumayo, que son dramáticas.

ENS: El favorito para la presidencial de Panamá, este domingo, ha dicho que exigirá de Colombia una acción más contundente para frenar el tráfico de migrantes por el Darién. ¿Qué implicaciones podría tener eso para Colombia?

JLP: Primero, lo del muro en la frontera indica que el señor candidato a la presidencia de Panamá no conoce la frontera. Construir un muro en esa frontera es ciencia ficción. Eso se lo puede decir a la gente de allá, pero las personas que hemos estado en la frontera entre los dos países sabemos que eso no se puede hacer.

Ha habido por parte de las autoridades panameñas, frecuentemente, acusaciones a las autoridades colombianas de que no se toman las medidas suficientes para controlar la migración hacia territorio panameño. Se han registrado inculpaciones de parte y parte. Incluso, en un informe de Human Rights Watch se dijo que había una desidia por parte de las autoridades de ambos países sobre el particular. Eso fue controvertido por ambos gobiernos en su momento.

Pero vea un fenómeno que es dramático: todo el mundo sabe, porque han salido los informes, que la migración por territorio colombiano está controlada por un grupo armado, el ‘Clan del Golfo’. Eso agrava notablemente las circunstancias de este fenómeno tan complicado que con frecuencia Colombia lo olvida, porque eso está por allá, en el norte de Antioquia o en el Chocó. Eso está completamente olvidado y es un problema sumamente grave.

Difícil corrección

ENS: Entendiendo que ningún gobierno nombra como embajadores o cónsules a quienes sean sus enemigos, ¿no cree que uno de los problemas de la estrategia internacional del gobierno Petro es que nombró en la diplomacia a mucho activista político e ideológico que no conoce la importancia de su rol diplomático?

JLP: Esa es una lucha que se ha tenido desde hace muchos años entre la profesionalización de la carrera diplomática y la politización de los diplomáticos. Eso ha pasado en todos los gobiernos. Se recordará que muchos presidentes nombran en determinados cargos a sus amigos. Cosa que ha tenido una enorme dificultad y problemas que han desmoralizado en ocasiones a los miembros de la carrera diplomática, que han estudiado durante largos años para poder desempeñarse como tales. Pero ese es un fenómeno desafortunado y ojalá en un momento determinado Colombia logre definitivamente superar esa situación. Lo ha ido haciendo progresivamente, pero ojalá que llegue a un punto en que sean las personas de carrera, los profesionales, los que puedan ocupar los cargos más importantes que tiene el país en el servicio exterior, para beneficio de Colombia.

ENS: ¿Ve usted posibilidad de que este gobierno corrija o ajuste su política internacional?

JLP: Es difícil. Esa pregunta solo la puede contestar el presidente Petro, porque creo que ni el ministro de Relaciones Exteriores tiene los elementos de juicio para responderla.

 

<FOTOLEAD>EL EXCANCILLER Julio Londoño advirtió que para el presidente Petro, Israel y otros estados no son de sus simpatías, y gobiernos como el de Venezuela, sí. / Foto U. Rosario

 

<FOTOLEAD>PARA LONDOÑO, otro error del actual gobierno es la diplomacia del micrófono y las redes sociales. Así no se puede manejar la política exterior, advierte. / Foto U. Rosario

 

<FOTOLEAD>EL PRESIDENTE Gustavo Petro y el hoy canciller Luis Gilberto Murillo son los encargados de instrumentar una política internacional bastante accidentada. / Foto Presidencia

 

<DESTACADO> “Soy miembro de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y solamente he sido convocado durante este gobierno en dos oportunidades, y en ninguna estuvo el presidente”

 

 <DESTACADO>“No estoy muy seguro de que sea real que haya una alianza entre Estados Unidos y Colombia… Hay otros países con más importancia política, geopolítica y económica que Colombia en el continente”