Afanes tributarios | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Agosto de 2016

La urgencia de la reforma tributaria estructural nadie la discute. El Gobierno sabe que un hueco en las finanzas de 38 billones de pesos es imposible de solventar, a menos que consiga nuevas fuentes de ingresos, algo que sólo es posible por la vía de aumentar el recaudo de impuestos, ya que la descolgada de los precios del petróleo nada que da reversa. Las firmas calificadoras de riesgo han advertido reiteradamente que el escenario fiscal colombiano ya tiene encendidas las alarmas y es obligatorio el ajuste impositivo para corregir el déficit so pena de entrar en rojo en varios indicadores macro, lo que llevaría no sólo a que las evaluaciones sobre la economía sigan deteriorándose sino que, a corto o mediano plazos, podría estar en peligro la nota de grado de inversión. La Contraloría General también ha dado varios campanazos en los que señala que las finanzas públicas podrían entrar en crisis si no se acelera la entrada de nuevas fuentes de recursos. El propio Banco de la República indicó que el proyecto ya debió haber sido presentado porque el margen de acción fiscal es cada vez más estrecho. No pocos analistas políticos y económicos sostienen que la estrategia gubernamental de dejar la reforma tributaria para después de la votación del plebiscito refrendatorio de un eventual acuerdo de paz es cada vez más riesgosa porque el tiempo corre y si se quiere que puedan aplicarse en 2017 cambios de fondo en el sistema impositivo, es necesario darle al Congreso tiempo suficiente para discutir de manera seria y detallada el contenido y alcance del articulado. Los gremios de la producción, igualmente, sostienen que la desaceleración del sector real de la economía está ahogando a muchas empresas, razón por la cual debe concretarse en el corto plazo la promesa gubernamental de un alivio en la carga de impuestos, con el fin no solo de aumentar los márgenes de nueva inversión y rentabilidad, sino de evitar  que el desempleo continúe creciendo.

Asimismo, en el Congreso los distintos partidos han alertado que no se dejarán presionar para aprobar a última hora y sin mayor discusión una reforma que podría tener un impacto bastante lesivo para los rangos poblacionales de menores ingresos y menos con un clima social tan exasperado. Hasta los sindicatos han recalcado que el Gobierno debe poner sobre la mesa los pormenores de la iniciativa, de forma tal que se abra el debate a fondo sobre sus objetivos y no que, aprovechando sus mayorías parlamentarias, el Ejecutivo apueste por presentar lo más tarde posible un ajuste impositivo que, de entrada, tendría como una de sus columnas vertebrales el aumento de uno, dos o tres puntos en las tarifas del IVA, el impuesto que más golpea a las clases trabajadoras y de menores recursos, precisamente en momentos en que la inflación sigue disparada, rondando ya el nueve por ciento…

¿Cuándo, entonces, se presentará al Congreso la reforma tributaria? El Gobierno, en el marco de la asamblea de la ANDI la semana pasada, no le puso fecha, sino mes: octubre. Según algunos críticos del Ejecutivo es claro que esperará a que se vote el plebiscito y que eso implica que habrá muy poco tiempo para discutir en las comisiones económicas y las plenarias de Senado y Cámara las bases de un ajuste estructural impositivo, que tiene una alta complejidad y no admite improvisación alguna. Aunque el Presidente de la República dijo que no habrá “pupitrazo” y que no le será incluido “ningún ‘mico’ de último momento”, en el Parlamento hay voces que consideran que no tiene sindéresis sostener que en apenas dos meses y medio se puede analizar con detenimiento la que se considera debe ser la reingeniería de mayor alcance en materia de impuestos, tasas y contribuciones de la última década. Asimismo, los gremios urgieron este fin de semana, de nuevo, que les sea presentado cuanto antes el borrador de la iniciativa, pues en muchas ocasiones se les ha prometido que habrá socialización de los alcances del ajuste, pero hasta el momento no se conoce un solo inciso del articulado que se piensa llevar al Legislativo en menos de dos meses.

Como se ve, la urgencia tributaria es cada día mayor y si bien desde hace casi un año se viene anunciando la necesidad de la reforma, marchando ya el octavo mes de 2016 no hay todavía ni un texto preliminar al respecto. Todo ello mientras se agota la cuenta regresiva de la legislatura y la situación fiscal se torna más apremiante.