Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Mayo de 2016

Y Collor contra Dilma

EN   política cabe todo. El actual senador y ex presidente del Brasil,  Fernando Collor de Melo, de sesenta y seis años, primer jefe de gobierno elegido  democráticamente después del militarismo, sometido a un proceso  por corrupción en el Congreso,  calificó su salida en 1992 de golpe de Estado. Lo  reemplazó el vicepresidente Itamar Franco.

 

Cuando  derrotó, en segunda vuelta en 1990,  al candidato de izquierda  Luis Ignácio Lula Da Silva era joven carismático, se presentó como político innovador, prometió  modernizar al país, disminuir el gasto público,  combatir la inflación, conjurar el déficit fiscal, eliminar subsidios y congelar precios. En los Estados Unidos, Bush padre lo llamaba “el Indiana Jones de América Latina.”

El presidente de Petrobras lo acusó de corrupto por presionar negocios irregulares y renunció. El hermano del mandatario, Pedro, describió detalladamente  la forma de operar la red de prebendas, contratos ilícitos y desvío de fondos coordinada por Julio Cesar Farías, ex tesorero de la campaña de Collor. Estudiantes “Caras Pintadas”, ondeando la bandera, pidieron  en Brasilia con ropas negras la remoción del “Indiana Jones.” El Congreso lo condenó, el Tribunal Supremo lo absolvió, no admitió  pruebas obtenidas ilícitamente  y sancionó  a Farías, a quien después indultaron.  Este fue hallado muerto en 1996 por arma de fuego  en su casa de playa, en compañía de una bella joven.    

 

A la señora Rousseff la suspenden de su cargo enrostrándole manipular cuentas,  retrasar el pago de programas sociales a los bancos,  ocultar el creciente déficit fiscal  durante  la contienda electoral por la reelección  del 2014.  Omitió incluir  en el presupuesto veintisiete mil millones de dólares. Ella  aduce  la práctica de anteriores gobiernos, que a tiempo  corrigió  el error  en el rubro financiero y no hubo nada ilícito. Los partidos opositores sostienen que las maniobras contables le permitieron elevar el gasto público para obtener votos. En su reemplazo se ha posesionado el vicepresidente Michel Temer, tachado  de deshonesto. 

 

Es noticia el voto de Fernando Collor de Melo, “no es golpe de Estado sacar a la presidenta,  someterla a juicio político.” La fotografía con la cara demacrada de la mandataria y detrás de ella la de su antecesor, el veterano  Lula Da Silva enjugando lágrimas con un pañuelo impresiona, al igual que la del senador   consignando el voto.  ¿Qué razones tuvo para depositar el sufragio vindicativo fuera de la relacionada con golpear a quienes le amargaron su existencia  hace más de dos décadas?  Seguí de cerca el episodio y asistí a escuchar su defensa. El discurso de entonces  se parece al de Dilma Rousseff,  quien también será  condenada políticamente y absuelta penalmente.  Los extremos se tocan. ¡Vivir para ver!