Batalla para salvar aldeas tradicionales de China | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Viernes, 2 de Diciembre de 2016
Agencia Xinhua

 Cuando Luo y su esposo fueron a caminar a la provincia de Yunnan,  en el suroeste de China en 2006, no tenían la más mínima idea de que el recorrido por el campo cambiaría para siempre sus vidas y las de los pocos residentes que quedaban en Mangjiao, una aldea de la minoría étnica hani.

 "Era una especie de pueblo fantasma. Las construcciones antiguas estaban abandonadas o en franco deterioro. La mayoría de la gente se había ido para trabajar en las grandes ciudades o se había mudado a sitios más confortables en las localidades cercanas", recuerda Luo.

En una ceremonia de reconocimiento llevada a cabo a fines de noviembre en la provincia de Zhejiang, este de China, gente de diferentes sectores de la sociedad fue honrada por proteger las aldeas que se desvanecen en China, Luo fue una de las condecoradas.

Luo y su esposo, que se identifican como miembros de la etnia hani aunque ya urbanizados, decidieron ayudar a mejorar la aldea. Así que vendieron su casa y empezaron a recaudar dinero.

Mangjiao, habitado por miembros de la etnia aki, un subgrupo distintivo de los hani, fue la última aldea en China donde el grupo étnico conservaba un estilo de vida tradicional.

Desde la "adopción", Luo ha trabajado de forma incansable para mantener a Mangjiao arquitectónica y culturalmente intacto. La pareja ayudó al gobierno local a resolver una crisis de agua potable. Establecieron un museo cultural y reconstruyeron un emblemático templo del tambor.

"También grabamos un documental sobre las construcciones, las vidas de la gente, sus festividades y tradiciones", dice Luo.

La gente aquí carece de un lenguaje escrito, de ahí que las construcciones tengan una importancia histórica especial. "Cada construcción en la aldea ha pasado la prueba del tiempo. Simplemente, no podíamos dejar que desaparecieran junto con toda una cultura", agrega.

Las aldeas tradicionales de China están desapareciendo debido a que cientos de millones de personas se mudan a las ciudades. El número de aldeas se desplomó de 3,63 a 2,71 millones en 10 años a partir del 2000. Como sólo cerca de la mitad de las 5.000 aldeas tradicionales restantes se encuentran bajo protección estatal, la perspectiva para el resto es desalentadora, a menos que gente como Luo acuda en su auxilio.

Tradición vs. urbanización

Chen Shisheng ha estado restaurando construcciones tradicionales desde que tenía 13 años, pero le preocupa que haya pocos jóvenes interesados en aprender la labor.

"Ahora, sobre todo ancianos son los que están haciendo el trabajo. A los jóvenes simplemente no les interesa", lamentó Chen de 55 años de edad y residente del distrito de Huian, en la provincia oriental china de Fujian. Chen ha entrenado a 60 aprendices, en su mayoría ancianos.

"El trabajo de restauración requiere de tiempo y paciencia, pero los jóvenes abandonan la aldea y se mudan a zonas costeras para trabajar", comenta Chen. "¿Quién va a reparar estas construcciones en el futuro?".

Una situación similar se vive en la aldea Shiwukeng de la provincia de Anhui, este de China, donde la producción de té, la apicultura y la construcción de casas de árbol son artes en peligro de extinción.

Con una historia de 600 años, la aldea remota ha estado sumida en la pobreza durante años y se ha deteriorado.

 "Hace 10 años, la aldea albergaba a 900 personas, pero una carretera nueva provocó la reubicación de más de 500 personas. Sus casas quedaron en el olvido y fueron abandonadas", comenta el jefe de la aldea, Lyu Huayi.

La restauración de las construcciones es costosa y muchas aldeas están desapareciendo gradualmente. "En los años recientes se ha recibido algo de dinero de los desarrolladores turísticos, pero una recuperación completa requiere de tiempo", agrega Lyu.

El escritor Feng Jicai compara la situación con la que describió Qian Zhongshu en su novela "Fortaleza sitiada".

"Quienes están afuera desean entrar y quienes están dentro desean salir", indica. Los residentes quieren irse a las grandes ciudades donde encuentran todos los servicios y centros comerciales, mientras que los desarrolladores buscan ganar dinero a partir del turismo rural.

Unos 300 millones de trabajadores migrantes han abandonado sus aldeas rurales. Una encuesta reciente de la Universidad Central-Sur descubrió que las aldeas tradicionales de valor histórico, étnico y arquitectónico están desapareciendo a una tasa de tres por día a lo largo de los ríos Yangtse y Amarillo.