No lucho por mi gobierno; lucho por la democracia: Rousseff | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Lunes, 29 de Agosto de 2016
Redacción internacional con AFP

Con mirada y voz firme,  la suspendida presidenta brasileña Dilma Rousseff ayer enfrentó una jornada que quedará en la historia: ejerció su propia defensa ante los senadores que quieren acabar con su gobierno en las próximas horas.

La comparecencia de Rousseff en el Congreso fue un clímax en este proceso que se inició en diciembre pasado cuando el entonces presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, acogió el pedido de impeachment que meses después puede marcar el fin de su gobierno y de la era de la izquierda en el poder en Brasil. 

La sesión tuvo todos los elementos de una tragedia repartida en cuatro actos. La acusada llegó al Congreso con un semblante tranquilo poco después de las nueve de la mañana a través de un acceso en el subsuelo.

En ese lugar recibió el saludo de un pequeño grupo de manifestantes a los gritos de "Dilma, guerrera de la patria brasileña". Invitados como el expresidente Lula da Silva y el célebre cantautor Chico Buarque se sumaron para acompañarla desde las tribunas. Junto a ellos estaba Marcello Lavenère, presidente de la Orden de Abogados de Brasil, conocido por solicitar el proceso de impeachment contra Fernando Collor en 1992.

Vestida con una chaqueta oscura estampada de flores, la exguerrillera no perdió la compostura durante su comparecencia y mostró en su mensaje que estaba bien preparada para la sesión. 

Unos minutos después, Rousseff tomó la palabra e inició su histórico alegato. En un tono enérgico, aunque por momentos se le quebraba la voz, recordó que fue detenida y torturada durante la dictadura militar, afirmó que no conoce "la deslealtad ni la cobardía" y dijo ser víctima de un proceso injusto que busca condenarla sin crímenes de por medio. 

Rousseff, de 68 años, aseguró que su destitución definitiva es un "pretexto" para dar pie al "gobierno usurpador" del vicepresidente Michel Temer, que ejerce de forma interina la presidencia y si ella es definitivamente destituida, completará el mandato hasta 2018.

"Son pretextos para permitir un golpe a la Constitución, un golpe que si es consumado, resultará en la elección de un gobierno usurpador (...), que ya en los meses en que ejerció de gobierno interino no tiene mujeres en los ministerios, cuando el pueblo en las urnas escogió a una mujer para comandar el país. Un gobierno que excluye negros en su composición ministerial y ya mostró un profundo desprecio por el programa escogido", indicó.

Comparó los hechos con aquella vez hace más de 40 años en que fue juzgada por un tribunal militar en pleno régimen.  "De esa vez quedó un registro, una fotografía en la que yo estaba de cabeza erguida mirando a mis verdugos, que escondían su rostro con miedo de ser reconocidos y juzgados por la historia. Hoy no hay prisión ilegal ni tortura (...) pero continúo de cabeza erguida mirando a los ojos de quienes me juzgan".

La mandataria negó los cargos una y otra vez. "Vengo para ver directamente a los ojos a sus excelencias, y decir, con la serenidad de los que nada tienen que esconder que no cometí ningún crimen de responsabilidad. No cometí los crímenes de los cuales soy acusada injusta y arbitrariamente", lanzó.

Después de su discurso se inició el interrogatorio en el que participaron más de 40 senadores. Recibió algunos apoyos de aliados, pero el foco principal fueron las indagaciones de sus opositores.

"Usted se presenta como víctima de un golpe, pero nosotros sabemos muy bien lo que es eso, nosotros trabajamos para reconstituir la democracia. Si usted falseó cuentas públicas, ahora también falsea la historia de este proceso", la cuestiona el senador Aloysio Nunes, del PSDB. 

La senadora Simone Tabet, del PMBD, disparó: "Gastó lo que tenía y lo que no tenía, pidió a bancos a los que no podía (pedir). Le vendió a Brasil un Brasil irreal, los números irreales llevaron a la pérdida de confianza y estamos frente a la mayor crisis financiera de la historia del país". "No he cometido crímenes", afirmó la presidenta.

Rousseff indicó que desde que inició su segundo mandato, el 1 de enero de 2015, "los partidos que apoyaban al candidato derrotado en las elecciones (Aecio Neves) hicieron de todo para impedir mi toma de posesión y la estabilidad del gobierno", y destacó la resistencia que encontró en el Congreso para promover un plan de ajuste fiscal, ahora impulsado por Temer. "Ante las acusaciones que contra mí son dirigidas en este proceso, no puedo dejar de sentir en la boca, nuevamente, el sabor áspero y amargo

Desde las calles de los alrededores del Congreso, sobre la monumental Explanada de los Ministerios en el corazón de Brasilia, algunos centenares de manifestantes esperaron a Rousseff con flores y banderas, pero la presidenta optó por una llegada más discreta y sólo saludó a unos pocos adherentes en el ingreso subterráneo del edificio. 

Los manifestantes planean seguir cerca del Congreso hasta la votación final sobre la destitución, que puede ocurrir entre martes y miércoles. 

Las movilizaciones pro Dilma han perdido la fuerza que mostraron en el pasado, reflejo de la debilitada posición actual de la izquierda en Brasil, pero algunos manifestantes exhiben un espíritu irreductible.