“Yo soy el verdadero Juan Valdés” | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Agosto de 2012

Crónica de Mabel Kremer

 

El representante a la Cámara Juan Valdés es el verdadero Juan Valdés, con “s”.

Así lo bautizaron sus padres. Y así figura en su cédula de ciudadanía. El otro Juan Valdez, con “z”, ese que tanto queremos los colombianos, es el nombre del personaje que representa Carlos Castañeda como símbolo del café colombiano en el exterior.

Tienen más que el nombre en común. Ambos son antioqueños, los dos trabajan por el país, Valdés desde la política y Valdez como una de las marcas más reconocidas en el mundo. Y los dos, como buenos paisas, son sencillos, pero orgullosos de su región.

Juan Valdés es el hijo menor. Cuando nació sus seis hermanos le llevaban unos buenos años, inclusive a sus cinco ya era tío. Pero al pequeño consentido de la casa su padre le puso por nombre Juan Valdés. “No creo que mi papá lo haya hecho a propósito. Pero para mí es una fortuna coincidir con un símbolo tan querido que es el símbolo de nuestro café”.

Esa coincidencia llamó la atención de los medios de comunicación cuando Valdés comenzó su carrera política. “Recuerdo que en La Cosa Política anunciaron que se lanzaba a la Cámara Juan Valdés, pero no el símbolo del café, sino una de las cartas del equipo de Sergio Fajardo”.

Y es que antes de ser Representante, Valdés ya había trabajado en Medellín como Subsecretario de Educación y Subsecretario de Cultura Ciudadana, en la primera alcaldía de Fajardo.

“No me nombró Secretario porque era muy joven, pero el conocimiento y la capacidad la tenía, porque llevo 17 años trabajando en educación, ciencia y tecnología”, comenta este Comunicador Social de la Universidad Javeriana con Postgrado en Educación de la Universidad del Rosario.

Sin embargo, mientras adelantaba su trabajo en la “Ciudad de la eterna primavera”, le llegó una invitación para lanzarse por primera vez a la Cámara de Representantes.

Enrique Peñalosa, que había renunciado a ser precandidato presidencial por el Partido Liberal en 2006, conformó una lista independiente al Congreso y Valdés fue uno de sus elegidos. “Me invitó a ocupar el segundo renglón en un movimiento que denominó Por el País que Soñamos, pero perdimos”.

Después del intento fallido, Valdés trabajó nuevamente en el tema que le apasiona. Se convirtió en asesor del Ministerio de Educación, para después regresar al lado de Fajardo, su mentor político, ahora sí como Secretario de Cultura Ciudadana de Medellín.

Una vez Fajardo terminó su Administración, Valdés siguió a su lado, pero esta vez para apoyarlo en su candidatura a la Presidencia de la República. Sin embargo, Valdés quería sacarse el clavo y repetir la experiencia del Congreso. “Le dije a Sergio: me retiro de tu equipo de campaña porque me voy a hacer la mía a la Cámara de Representante”. Aunque Fajardo le advirtió que el Congreso era un mundo muy hostil, le dio su bendición. Valdés empezó su propia campaña y es aquí donde en esta crónica vuelven al escenario los Juan Valdez, con “z”.

 

Encuentros cercanos

 

Juan Valdés, como todos los colombianos, sabía quien era Juan Valdez. Pero su encuentro con el personaje del bigote y el carriel no llegaba más allá de las fotos publicitarias.

Curiosamente en su segunda campaña a la Cámara de Representantes se encontró de frente con los dos Juan Valdez que han existido en el país y que, curiosamente también, tienen el mismo nombre: Carlos. Al primero que conoció fue a Carlos Sánchez Jaramillo, quien durante 37 años representó al hombre de la mula y la sonrisa bonachona.

“Estaba repartiendo volantes y una señora se me acercó y me dijo: no puedo creer que te llamés Juan Valdés”. Era la esposa de Juan Valdez, con quien tuvo el chance de cruzar un saludo caluroso. Él muy amable y ella muy carismática le hizo una promesa: “Téngalo por seguro que vamos a votar por usted”, recuerda Valdés.

Con el que sí se sentó a hablar largo y tendido fue con el actual Juan Valdez, Carlos Castañeda Ceballos, que desde hace seis años interpreta al personaje cafetero. Un día estaba de visita en el municipio de La Ceja, en Antioquia, y lo mandaron a llamar. “Me dijeron: venga que aquí está Juan Valdez y lo quiere conocer”. Terminaron sentados en una silla del parque central del pueblo y conversando, obviamente, en medio de un buen café.

“Es un hombre supremamente sencillo. Nos tomamos fotos que sólo conservo yo, porque de publicarlas lo habría podido meter en problemas con la Federación. Yo era candidato y usar su imagen no habría sido correcto”, asegura.

Inclusive, por ser homónimo del personaje Juan Valdez, la Federación Nacional de Cafeteros le hizo un seguimiento estricto a la campaña del Representante.

“Recibí la solicitud de la Federación para que les compartiera mi publicidad y evitar una tergiversación. Revisaron el tema y se dieron cuenta que no estaba tratando de aprovechar el buen nombre de la marca para beneficiar mi campaña”.

En los pueblos la gente le preguntaba constantemente por Conchita, la mula eterna compañera de Valdez. Pero a falta de mula, Valdés llegaba con personas disfrazadas de lápices, que era su símbolo de campaña. “Mi símbolo no era solo por el tema de educación, sino porque el mensaje era: vamos a empezar a escribir una nueva página en el Congreso”. Página que ya está escribiendo porque salió elegido por Antioquia. Ahora como congresista su nombre sigue llamando la atención y no deja de meterlo en situaciones cómicas.

“A veces cuando pago con tarjeta de crédito y ven el nombre me preguntan: ¿Usted es el dueño de las tiendas Juan Valdez?”. Y cuando visita el exterior es inevitable que en algún momento el tema sobre la mesa sea el delicioso, aromático y, por supuesto, catalogado como el mejor del mundo: nuestro café colombiano.