El grupo yihadista Estado islámico (EI), que esta semana conquistó la célebre ciudad antigua de Palmira, ingresó el jueves en el museo de la localidad sin destruir preciosas piezas arqueológicas, afirmó el sábado el jefe de Antigüedades sirias.
Maamun Abdelkarim indicó, además, que el EI había plantado su bandera en el techo de la ciudadela mameluca del siglo 13, que domina la ciudad antigua.
Los yihadistas, que se apoderaron el jueves de Palmira, entraron el mismo día en el museo, "rompieron réplicas de yeso que representan (...) la vida en la era prehistórica".
Luego "volvieron el viernes, cerraron las puertas y colocaron ante ellas a guardias", añadió en conferencia de prensa en Damasco, citando testimonios de habitantes de Palmira.
La mayoría de las antigüedades del museo fueron sacadas y llevadas a Damasco antes de que el EI tomara el control de Palmira.
"No queda casi nada en el museo", ubicado en la ciudad, fuera del sitio arqueológico de Palmira, agregó Abdelkarim.
"Hemos enviado progresivamente piezas antiguas a Damasco, pero hay enormes piezas como los sarcófagos (a la entrada del museo) que pesan de 3 a 4 toneladas y que no podemos mover. Es eso lo que nos preocupa", añadió.
Por otra parte el responsable dijo que "no ha habido movimientos (del EI) en el sitio arqueológico", y expresó el deseo de que los yihadistas "no reiteren las mismas destrucciones que cometieron en Irak" en los sitios arqueológicos.
Abdelkarim expresó el deseo de que la comunidad internacional "dé su apoyo para salvar" Palmira.
La antigua ciudad de Palmira es famosa por sus columnas romanas, sus templos y sus torres funerarias, vestigios de un brillante pasado.
Situada a 210 km al noreste de Damasco, la "perla del desierto", inscrita por la Unesco en el patrimonio mundial de la humanidad, es un oasis cuyo nombre apareció por primera vez en una tablilla hace 4.000 años, y que fue lugar de tránsito de las caravanas entre el Golfo y el Mediterráneo, así como una etapa en la Ruta de la Seda/AFP.