Por: Pablo Uribe Ruan

Fred se tiró. Y con su caída, se cayeron  las advertencias del comité de la FIFA, encargado del arbitraje, cuando se reunió  en Rio de Janeiro para dejar claro que este no iba a ser el mundial de “los piscineros”. Lo que vimos hoy fue todo lo contrario: el actor le ganó la partida al árbitro.

Sin duda el que se llevó todas las miradas y el protagonismo fue Youichi Nishimura, cuya decisión desequilibró la balanza y desencadenó el desenlace a favor de los locales. Nishimura, perplejo ante  el deslizamiento de espaldas de Fred, pitó penalti a favor de Brasil y se convirtió en el protagonista del partido inaugural del Mundial, pues, la inauguración no colmó las expectativas (se dice que trató de ser sobria para calmar las protestas), ni tampoco el “Scracht” jugó a la altura de lo que se esperaba.

Hasta en los mundiales los árbitros son localistas. Mire por donde se le mite no fue penal. Cuando lo pitó recordé los beneficios que tuvo  Corea en el Mundial de 2002 en los partidos contra España y contra Italia. Y también se me vino a la cabeza el Inglaterra-Alemania en el 66 y ese mismo partido en 1974, en donde los árbitros pitaron a favor de los locales.

Bueno, está bien, Corea no era nadie en el mundo del fútbol y alguien quería retribuirle sus esfuerzos con una escalada descarada hasta las semifinales. Pero Brasil, sí, la selección más grande del mundo, ¿ayudada por un árbitro en un partido que se le iba complicando? Suena mal, cierto.

Me cuesta tanto creer que fue un error humano, pero toca hacerse la idea. Lo que no creo es que Brasil tenga tan poco fútbol que necesite recurrir a ayudas extradeportivas. Los partidos lo dirán. Por lo pronto un adiós al señor Nishimura. ¡Que vuelva a Japón!