Que los medios de comunicación informen con responsabilidad y que se abstengan durante un tiempo de dar primicias que puedan afectar el proceso de paz, es para algunos analistas el papel que deben cumplir los medios de comunicación.
El debate lo abrió el mismo presidente Juan Manuel Santos quien ha reiterado en varias oportunidades el respeto por la libertad de prensa, pero un llamando a los medios a escoger qué informaciones se deben publicar, con la finalidad de que no se afecte el proceso que se inicia en Oslo y luego en la Habana Las propuestas de los expertos consultados van desde una reunión entre los directores de los medios hasta el de abstenerse de publicar chivas.
El publicista Ángel Beccassino manifestó que la labor de los medios es el de facilitar que el proceso avance adecuadamente hasta el momento que realmente exista noticia. Para el experto el estar detrás de la chiva genera riesgos muy grandes, porque una incidencia a mitad de camino o una noticia sacada de contexto puede generar una gran cantidad de efectos que pueden entorpecer los posibles logros.
“El papel ideal de los medios debe ser un papel muy mesurado. Una labor quizás de observación desde lejos, hasta que realmente aparezca líneas de acuerdos, porque mientras tanto, porque la verdad el tema de la chiva puede generar que lleve a procesos de diálogo que no sean los deseables”, manifestó el investigador.
Además, calificó la primicia, solo por primicia, como una especie de pornografía de lo que está ocurriendo, y concluyó su análisis diciendo que lo importante es que lograr lo que es país quiere que es el de lograr la paz: “Los medios tienen una responsabilidad de contribuir a que la paz se dé”.
El filósofo Andrés Mejía manifestó que la información se debe hacer con toda la responsabilidad del caso, pero con un ingrediente: el del separar las opiniones de la información.
Mejía anotó que para el éxito del proceso algunas actuaciones deberán permanecer bajo reserva, porque en nada beneficiaria para el proceso ni para el país publicarlas. “Creo que los medios van a tener que entender casi como responsabilidad del país, que para que el proceso llegue a feliz término” algunas cosas se deben mantener “en reserva durante un tiempo”, manifestó Mejía, mostrándose en desacuerdo con la teoría del exvicepresidente Francisco Santos en el sentido de que las informaciones se deben publicar. Para Mejía debe entenderse que es por el bien del país, porque se requiere discreción absoluta.
El director del departamento de Comunicaciones de la Facultad de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Javeriana, Mario Morales, explicó que lo que se debe es diferenciar una cosa de otra: “Una cosa es el papel de los medios en el sentido amplio y otra el de los periodistas. En el primero caben muchas de las normas internas que tengan la responsabilidad social que tengan los mismos medios”.
Para Morales, el debate es el papel del periodismo en el sentido estricto dentro del proceso de paz y consideró que el periodismo debe informar siempre, pero el periodista tiene el derecho de no informar, respondiendo a la condición ética de cada uno: “El periodista tiene el derecho a no informar, cuando cree que la información no la tiene completa y cuando considera que su impacto puede ser negativo para la sociedad. Pero esa es una determinación exclusiva del periodista y no del medio”.
Morales expresó que el papel de periodismo sigue siendo el mismo en el proceso de paz. El problema no es el que informar, sino saber cómo hacerlo y conocer que puede hacerle daño al proceso.
Javier Darío Restrepo cree que este tipo de cubrimientos se debe manejar con total cuidado y delicadeza con que uno entra en la habitación de un enfermo grave. “Puesto que en la paz convergen todos los problemas del país, informar sobre este proceso supone un conocimiento complejo. No es una información que se pueda hacer de prisa y con improvisaciones”, dijo.
Para Restrepo, cualquier palabra de más o de menos puede ser tan dañina como el maltrato de una herida en carne viva.