El sitio WikiLeaks negó haber sido manipulado por Rusia cuando publicó, durante la campaña presidencial estadounidense, miles de correos electrónicos pirateados en la mensajería del director de campaña de Hillary Clinton.
En una larga carta dirigida a sus apoyos, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, aseguró que no actuó "para saciar un deseo personal de influenciar el resultado de las elecciones" estadounidenses, sino porque su organización defiende "el derecho del público a ser informado".
"Según una táctica que recuerda al senador McCarthy y el temor rojo, WikiLeaks, la candidata del partido verde [estadounidense, Jill] Stein, el [periodista] Glenn Greenwald y los principales opositores a Clinton fueron señalados con una cruz roja", escribió Assange, el mismo día en que se celebran las elecciones en Estados Unidos.
"Cuando no profería mentiras manifiestas, el bando de Clinton citó a fuentes anónimas o vagos comunicados especulativos procedentes de los servicios de inteligencia para sugerir una vil lealtad a Rusia. El bando de Clinton fue incapaz de dar la prueba por la sencilla razón de que no existe", añadió.
WikiLeaks difundió, a partir del 7 de octubre, miles de mensajes pirateados en la mensajería Gmail del director de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton, John Podesta, que no negó la autenticidad de los correos, pero sí acusó a Rusia de estar detrás del ataque para favorecer al candidato republicano Donald Trump.
Los mensajes no contenían ningún revelación explosiva, pero bastaron para que Clinton se pusiera a la defensiva. La mayor información concierne los discursos remunerados pronunciados por la demócrata ante bancos de negocios y otras instituciones financieras, entre 2013 y 2015.
"Habría sido insensato para WikiLeaks negarle al público semejantes informaciones durante un periodo electoral. Sin embargo, no podemos publicar algo que no tenemos. Hasta ahora no recibimos ninguna información sobre la campaña de Donald Trump", dijo Assange.
Washington acusó a Rusia de realizar numerosos pirateos informáticos con el fin de influenciar la campaña presidencial. En Estados Unidos, varias voces acusaron al Kremlin de querer favorecer a Trump, que tuvo palabras elogiosas para el presidente ruso, Vladimir Putin, y defendió una mejora de las relaciones con él.