Mientras el país acompañaba la alegría de los familiares de los últimos 10 uniformados que tenían las Farc en su poder, entregados ayer por la guerrilla a una misión humanitaria, un número indeterminado de colombianos ignoran la suerte de sus allegados secuestrados por grupos armados y delincuentes comunes.
Por eso, el gesto de las Farc fue considerado por el presidente Juan Manuel Santos como "muy importante" pero "no suficiente" para iniciar un proceso de paz.
Los guerrilleros entregaron a los seis policías y cuatro militares, que tuvieron prisioneros entre 12 y 14 años, a una misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el grupo civil mediador Colombianos y Colombianas por la Paz, que los recogieron en un helicóptero del gobierno de Brasil en algún punto de la selva colombiana.
Ya libres, los uniformados fueron recibidos en la pista del aeropuerto de Villavicencio por un equipo médico que les llevó a un salón privado donde se encontraron con sus familiares más cercanos.
Más tarde fueron trasladados a Bogotá para los exámenes médicos.
La entrega de los secuestrados en una sola vez, resultó sorpresiva ya que el operativo de rescate estaba previsto que se celebrara en dos jornadas.
"Fue una decisión de las Farc que, por lo que sea, decidieron entregarlos a todos, lo cual agradecemos sobre todo en nombre de las familias", dijo a los medios el representante del CICR en Colombia, el español Jordi Raich.
A las afueras de base aérea militar de Bogotá, había varios familiares de otros secuestrados, reclamando atención. Elizabeth Ruiz, de 57 años, aseveró que su hijo Reinaldo Piamba fue secuestrado hace 14 años, cuando era soldado profesional. "No sé nada de él desde que se lo llevaron, y el Ejército lo da por desertor".
Paso insuficiente: Santos
Al saludar “con emoción” a los militares y policías liberados ayer, el presidente Juan Manuel Santos afirmó que este es un paso en la dirección correcta pero no es suficiente.
“Felicitamos de corazón a sus familias. Compartimos su alegría. Esta liberación, y sobre todo el compromiso por parte de las Farc de no volver a secuestrar, es un gesto que valoramos y lo valoramos en toda su dimensión”, dijo.
“Sin duda, es un paso en la dirección correcta, y un paso muy importante. Pero, como lo dijimos cuando se hizo el anuncio inicial, que espero además que cumplan, no es suficiente”, indicó el Mandatario.
El Jefe de Estado refirió que cuando este lunes salió a almorzar cerca de la Plaza de Bolívar, una señora, funcionaria de la Alcaldía, lo abordó para contarle que no sabe de su esposo, secuestrado por la guerrilla desde hace 13 años, y preguntó qué iba a pasar.
“Como ella, hay cientos de familias que no saben, que no tienen ni idea del paradero de sus seres queridos que fueron secuestrados”, sostuvo.
“Por eso no basta con dejar de secuestrar: hay que liberar los secuestrados civiles que siguen en su poder, y hay que dar cuenta a las familias de todos y cada uno de ellos”, concluyó el presidente Santos.
¿Cuántos quedan?
Aunque no existe certeza de cuantas personas están secuestradas, la fundación País Libre tuene un registro según el cual en este momento habría 405 plagiados en Colombia.
De acuerdo con cifras de la Policía Antisecuestro, el número de secuestrados pasó de 282 en 2010 a 255 hasta noviembre de 2011. De esos 255 casos, 145 fueron obra de la delincuencia común, 72 fueron atribuidos a las FARC, 30 al ELN y 8 a paramilitares.
Olga Lucía Gómez, directora ejecutiva de País Libre, comentó “no se sabe cuántos cautivos hay”, pero que en su concepto son “por lo menos 500”.
La directora de País Libre dijo que ahora la sociedad civil y el Gobierno tienen que ponerse de acuerdo para exigirle a las Farc que digan la verdad sobre el paradero de los que quedan en su poder.
“Según las bases de datos oficiales hay 405 personas secuestradas por las Farc en los últimos 10 años, pero toca verificar qué ha pasado con cada una de las víctimas en poder de esta organización armada. Hay que ver quién está detrás de cada caso, porque muchas veces la autoría del secuestro inicia por delincuencia común y terminan en poder de la guerrilla”, indicó Gómez, al manifestar que el Gobierno habla, incluso, de 600 personas con paradero indeterminado, de quienes no se sabe qué pasó con ellas después de ser secuestradas.
Reacciones
Rubén Salazar
El arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, manifestó que la jerarquía católica se unía a la alegría sin perder “la esperanza del retorno a la libertad de todos los secuestrados”.
“Consideramos que la liberación unilateral de todos los secuestrados es un primer paso necesario para iniciar procesos de diálogo y concertación que permitan a Colombia terminar con el flagelo de la guerra fratricida y avanzar por los senderos de la paz, anhelo permanente de todos los colombianos”, declaró el prelado.