El resultado de las municipales del domingo, en las que los portugueses votaron mayoritariamente contra las medidas de austeridad, complicarán aún más las negociaciones del primer ministro Pedro Passos Coelho con la troika de acreedores internacionales.
Cada vez más aislado, Passos Coelho reconoció que la derrota de su partido de centroderecha (PSD) es el precio a pagar por su política de austeridad, aunque afirmó que quiere mantener el rumbo y anunció "nuevos sacrificios" en el futuro.
Portugal estaba considerado hasta ahora un buen alumno a la hora de aplicar los recortes que exigen sus acreedores a cambio del rescate.
Pero el descontento social ha ido en aumento en los últimos meses y el resultado de las elecciones del domingo es otra prueba de ello.
El veredicto de las urnas fue contundente: el partido socialista salió vencedor de las municipales con 36,7% de los votos frente al 16,59% para el PSD y 3,03% para el CDS, su socio de coalición, según resultados casi definitivos.
Según el politólogo Antonio Costa Pinto, el primer ministro conservador tendrá que tener en cuenta a partir de ahora la voz del partido socialista en sus negociaciones con la troika (UE-FMI-BCE).
"Es casi seguro que la troika y las instituciones europeas pedirán al partido socialista que participe más activamente en la elaboración de un compromiso", explicó a la AFP.
Las elecciones también reforzaron al CDS, el partido del viceprimer ministro Paulo Portas, que podría aprovechar su victoria para presionar a Passos Coelho para que frene la política de austeridad.
Sin embargo "ni al PSD ni al CDS les interesa romper su coalición y provocar elecciones anticipadas que perderían", asegura Jésus Castillo, un analista de Natixis. Según él, las elecciones "no pondrán en tela de juicio la política económica" del gobierno.
Un país dividido
En el frente social la presión sigue aumentando. Las medidas del gobierno para "esquivar las decisiones del Tribunal Constitucional y para reducir el gasto público serán difíciles de aplicar", dijo a la AFP Patrick Jacq, analista de BNP Paribas.
El Tribunal Constitucional ha fallado en varias ocasiones contra medidas del gobierno, como un proyecto de ley para despedir a funcionarios. A petición de los socialistas, el tribunal también tiene que pronunciarse sobre el proyecto del gobierno de aumentar a 40 las horas semanales de trabajo de los funcionarios.
"En el mejor de los casos el gobierno tendrá más dificultades para llegar a acuerdos con la troika. Portugal está hoy más dividido y más cerca de un segundo plan de rescate", teme Antonio Costa, director del periódico Diario Economico.
La perspectiva de volver a colocar deuda pública en los mercados en junio de 2014, una vez termine el plan de rescate de 78.000 millones de dólares, parece ahora un poco más lejos. Las tasas de interés de la deuda portuguesa subió ligeramente este lunes, acercándose a la fatídica frontera del 7%.
Pero el gobierno espera evitar un segundo plan de rescate, que acarrearía nuevos y dolorosos recortes, y confía en poder limitarse a pedir créditos cuando los necesite.
Fuentes cercanas al gobierno aseguran que se llegará a un acuerdo con la troika "en los próximos días", en el que los acreedores internacionales pagarían la mitad del tramo de ayuda de 5.500 millones de dólares y esperarían a pagar la otra mitad cuando se apliquen nuevas medidas de austeridad.
Este pago en dos partes podría calmar las tensiones en el mercado de la deuda y favorecer la bajada de tipos de interés de la deuda pública portuguesa, espera el gobierno.