Visita papal y el medio ambiente | El Nuevo Siglo
Foto tomada periodismo digital.com
Sábado, 2 de Septiembre de 2017
Alvaro Sánchez
Que Dios ilumine al Papa para que su discurso ecológico cale entre los colombianos.

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La semana que entra tendremos en el país la visita de su santidad Francisco I, indiscutible líder espiritual de profunda influencia en el pensamiento de millones de colombianos, de creencias más o menos profundas en la religión católica, pero también respetado por creyentes de otras religiones e inclusive por agnósticos y ateos; pero más allá de su liderazgo espiritual es un hombre que ha mostrado profundo compromiso con el planeta y con el funcionamiento del mismo como casa de habitación de los seres humanos.

No poca sorpresa causó la promulgación de su primera encíclica “Laudato sí” en la cual defendió el planeta contra la depredación de los hombres e invitó a los católicos a lo que denominó una “conversión ecológica”. En este escrito el Papa manifiesta que “merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo” y cerró el capítulo con la afirmación “los jóvenes nos reclaman un cambio, ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”.

Si bien uno de sus antecesores, Juan Pablo II, había mencionado en tres ocasiones el concepto de los pecados contra la naturaleza, ningún pontífice había llegado tan lejos en sus planteamientos sobre el tema;  inclusive tomó como modelo una celebración de la iglesia ortodoxa y estableció el 1 de septiembre como el “Día de la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación”, invitándonos a orar especialmente en este día por el cuidado del planeta.

El Papa va aún más allá y entrega algunos consejos concretos para contribuir en el cuidado del medio ambiente, consejos sencillos y de fácil aplicación entre los que se encuentran; abrigarse más y evitar prender la calefacción, evitar el uso de plástico y papel, reducir al máximo el consumo de agua potable, separar residuos en la fuente, cocinar lo que razonablemente se puede comer y así evitar desperdicio de alimentos, tratar con cuidado a todos los seres vivos (no en balde su nombre evoca a  san Francisco de Asís), reducir los viajes en vehículos particulares compartiendo su uso o utilizando transporte público, plantar árboles, utilizar solo la electricidad necesaria y agradecer a Dios antes y después de cada comida.

Francisco ha manifestado que para los cristianos tienen que ser inseparables la preocupación por la naturaleza, la preocupación por los más pobres, el interés por la sociedad y la paz interior. En ese contexto establece un lógico vínculo entre los diferentes aspectos de la vida y la convivencia, y otorga un papel preponderante al planeta, a nuestra casa, a la que hoy por hoy se denomina “la aldea mayor”

Es digno de mencionar que en su discurso ecológico el Pontífice hace un énfasis en la participación de la juventud en el tema ambiental y recalca la importancia de la educación ambiental para el futuro de la humanidad. De hecho, asegura, que la enseñanza del tema en la primera edad impulsará un cambio futuro en el modelo de vida actual y acabará por mejorar el entorno en el planeta; suena obvio, todos lo dicen, pero nadie lo pone en práctica. Esperemos que al decirlo el Papa cambie esta inercia destructora.

Así las cosas, recibimos a Francisco I en un país que ha mermado substancialmente su inversión en el sector ambiental, que muestra destellos de acciones en el sector pero no una política de Estado que se oriente a defender y proteger nuestro ambiente de forma contundente y que, por si fuera poco, será el segundo país del mundo en cuanto a efectos del calentamiento global. Que Dios ilumine al Papa para que su discurso ecológico cale entre los colombianos.

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