Otros cambios en su gabinete anunció ayer el presidente Juan Manuel Santos.
El jefe de Estado precisó que el ministro de la Defensa Nacional será Luis Carlos Villegas, actual embajador de Colombia en Estados Unidos, mientras que el actual titular de la cartera de Defensa, Juan Carlos Pinzón, iría como representante del Gobierno en Washington.
Haca poco más de ocho días, Santos designó como ministro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) al excongresista David Luna en reemplazo de Diego Molano.
“Se va a hacer una especie de enroque”, informó Santos ayer, considerando que el proceso de empalme entre Villegas y Pinzón “va a ser una transición normal, fácil, va a haber un empalme mientras viene el doctor Luis Carlos, que se puede demorar algunas semanas”.
Tras el anuncio, el presidente de la República le agradeció a Pinzón por la labor desempeñada al frente del Ministerio de Defensa.
“Quiero agradecerle de todo corazón, a nombre mío, de mi familia, del Gobierno y del país, el trabajo que hizo Juan Carlos como ministro de Defensa. Me consta que le ha puesto toda la pasión, todo el entusiasmo”, aseguró el jefe de Estado.
Santos calificó al ministro Pinzón como un “compañero leal, inigualable” y manifestó su confianza en que desde la Embajada de Colombia en Washington “seguirá haciendo una labor por el país ejemplar como la que ha venido desarrollando”.
Congresistas
En el Congreso, la representante por Bogotá, María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, consideró inconveniente el cambio “en un momento en que la Fuerza Pública atraviesa por una situación de desconfianza, frente a las instituciones de desmoralización y que el presidente tiene una imagen tan negativa. No estoy de acuerdo. No se finalmente a qué juega y yo no sé si es porque el ministro a veces hablaba duro”.
Por su parte el también representante por Bogotá, Rodrigo Lara, de Cambio Radical, expresó que “el ministro Pinzón deja la vara alta. Fue un buen ministro de Defensa. Me parece triste para la institucionalidad su partida. Espero que el nuevo ministro de Defensa esté con la misma capacidad del doctor Pinzón de asumir un diálogo fluido contante con las Fuerzas Armadas de nuestro país. No basta con compartir opiniones con el Gobierno sobre el proceso de paz, sino que toca y es necesario poder ser interlocutor de forma adecuada con las Fuerzas Armadas”.
Para el representante por Nariño, Berner Zambrano, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), “el señor presidente está en su fuero legítimo de escoger a sus funcionarios. No nos queda sino el agradecimiento con el señor ministro Juan Carlos Pinzón, representante con nuestro partido. Creemos que cumplió un ciclo, cumplió su función, le fue bien en ese Ministerio desde el 2011 hasta la fecha. Esperamos que al doctor Villegas le vaya bien”.
El representante por Bogotá, Telésforo Pedraza, del Partido Conservador, les hizo un “reconocimiento a los dos: primero a Juan Carlos Pinzón, que hizo un excelente Ministerio y fue un gran ministro de Defensa; y en segundo lugar, Luis Carlos Villegas será un buen funcionario”.
Perfiles
Pinzón, un economista nombrado en 2011 al frente de la cartera de Defensa luego de ser viceministro cuando Santos era titular de ese despacho durante el gobierno de Álvaro Uribe, hizo su carrera política junto al mandatario y fue muchas veces considerado su delfín.
Sin embargo, la gestión de Pinzón estuvo en ocasiones marcada por opiniones críticas al proceso de paz que el Gobierno sostiene desde noviembre de 2012 en Cuba con las Farc, y era considerado un representante de los intereses militares.
En tanto, Villegas, un abogado con importante trayectoria en el sector público y privado, hombre de Santos en Washington desde noviembre de 2013, fue negociador plenipotenciario del Gobierno en los primeros meses de instalada la mesa en La Habana.
Expresidente de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), Villegas también integró la junta directiva de la petrolera estatal Ecopetrol y fue dirigente de la Federación Nacional de Cafeteros. Asimismo, fue senador y gobernador de Risaralda.
No es ajeno al conflicto armado: su hija Juliana fue secuestrada por las Farc en noviembre de 2000, cuando tenía 18 años, y mantenida cautiva durante tres meses. Su liberación, según un comunicado divulgado entonces por ese grupo armado ilegal, respondió a un "gesto humanitario, al comprobarse que ni ella ni su padre tienen vínculos con los paramilitares".
Muchos analistas, que veían a Pinzón muy asociado a la guerra y a la política de seguridad ciudadana impulsada por Uribe para debilitar a las guerrillas, consideran a Villegas como un político y empresario de peso capaz de gestionar intereses diversos.
"Va a ser un ministro de construir paz en el sentido de preparar a las instituciones militares para lo que se necesita, que es una reconversión hacia un escenario de terminación del conflicto", le dijo a la AFP Jorge Alberto Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
Para el experto, Villegas "es una personas con acceso a los círculos de poder, que sabe negociar", cualidad muy necesaria para el posconflicto en caso de sellarse el fin de la conflagración interna que Santos anhela. / ENS-AFP
Se va un crítico drástico de las Farc y entra un dirigente que fue negociador en La Habana
LAS RAZONES OBJETIVAS DEL RELEVO
Cuatro claves del enroque
No se puede desconocer que el Gobierno envía muchos mensajes con la decisión de ayer. Toma riesgos medidos frente a la cúpula castrense y los críticos del proceso de paz
1. MANTENER LA LÍNEA: GARROTE Y ZANAHORIA: a diferencia de quienes decían que Pinzón era una ‘rueda suelta’ en el Gobierno y que sus duros pronunciamientos contra las Farc ponían deliberadamente en peligro el proceso de paz con las Farc, lo cierto es que siempre tuvo el respaldo presidencial e incluso no en pocas ocasiones fue evidente que su lenguaje drástico contra la guerrilla hacía parte de la estrategia del Ejecutivo de mantener el garrote en alto para que la subversión estuviera consciente de que si dilataba la negociación o no mostraba voluntad de paz, la posibilidad de una respuesta militar contundente era inmediata y real. Pinzón cumplió al píe de la letra esa tarea y prueba de que nunca perdió la confianza presidencial o se salió del libreto, es que el Presidente lo envía ahora a un cargo tanto o más importante que el Ministerio de Defensa: la embajada en Estados Unidos, el principal socio político, comercial y militar de Colombia. Y lo hace en los precisos momentos en que la relación binacional pasa por una coyuntura clave por el replanteamiento del Plan Colombia, la prohibición del uso del glifosato en la fumigación aérea de narcocultivos e, incluso, el apoyo condicionado de EU al proceso de paz en Colombia.
2. UN DESGASTE MUY PRONUNCIADO: ahora bien, para nadie es un secreto que el papel cumplido por Pinzón le generó críticas no sólo de los defensores del proceso de paz, sino también al interior de la institución castrense, en donde un sector del alto mando y las tropas querían que el Ministro fuera más enfático en sus críticas contra la guerrilla y asumiera una actitud más prevenida contra el proceso de paz. No fueron en pocas veces en que al hoy saliente Ministro tuvo que advertir que no se permitiría la beligerancia ni la politización de la Fuerza Pública, sobre todo en relación con las hipótesis en torno a que un sector de la Fuerza Pública tenía empatía con el uribismo y sus tesis contra la negociación en La Habana. Tuvo que afrontar, incluso, los escándalos de las chuzadas de Inteligencia Militar contra los negociadores de paz. Al final de cuentas, el liderazgo de Pinzón al interior de la cúpula y la cadena de mando terminó desgastándose no sólo por el largo tiempo que estuvo en el cargo, sino por la difícil coyuntura en que tuvo que moverse para tratar de mantener alineada a la institución castrense y policial supremamente desconfiada sobre el rumbo del proceso de paz. Sin duda, la masacre de los 11 militares en el Cauca a manos de las Farc, sin que se hubiera producido una respuesta militar efectiva en esa región ni en otra, lo dejó muy mal parado a nivel interno y externo. Aun así su envío a EU evidencia que no se le entregó su cabeza a las Farc ni a los contradictores del proceso de paz.
3. EL ROL DE VILLEGAS: la escogencia del nuevo Ministro resulta todo menos improvisada. Villegas tiene una amplia experiencia en el sector económico y gremial, un perfil público muy reconocido al haber liderado programas como el de la reconstrucción del Eje Cafetero tras el terremoto o el plan Colombia Humanitaria luego de la tragedia invernal 2010-2011. Es, por lo tanto, una persona de total confianza en el empresariado y el llamado “establecimiento” y defensor a cual más de la vigencia del modelo político y económico, que el Gobierno ha dicho no se negociará con las Farc. Y su papel más reciente, antes de ser enviado a Washington, fue clave pues hacía parte del equipo de negociación gubernamental en La Habana. En otras palabras, conoce al detalle el proceso y ese perfil fue clave para defender el alcance de la negociación ante el Congreso, el Gobierno y los círculos de poder en Washington, que ven con cautela y prevención lo que se pueda llegar a pactar con la guerrilla. Esa labor tuvo que ser positiva si se tiene en cuenta que el presidente Obama respalda el proceso de paz y hasta designó hace dos meses un alto enviado especial para acompañar el mismo. Ahora llega a la cartera de Defensa y allí tendrá, primero, que definir el relevo en la cúpula militar y, segundo, ganarse la confianza de los mandos y las tropas como vocero de la Fuerza Pública desconfiada frente a un proceso de paz en crisis de resultados y una guerrilla que sigue atacando cuando puede. No será nada fácil, ya que no tiene mayor experiencia en temas militares y la inseguridad urbana registra los índices más altos de percepción ciudadana.
4. CARICAMBEOS, ESTILO SANTISTA: La decisión de enviar al ministro Pinzón a Washington y traer a Villegas para reemplazarlo en la cartera de Defensa, no es nueva, en la medida en que varios de esos enroques se han presentado a lo largo de los casi cinco años de gobierno del presidente Santos. Como se indicara la semana pasada en EL NUEVO SIGLO el actual titular del ministerio de Hacienda, Mauricio Cárdenas, estuvo inicialmente en Minas y Energía. El hoy ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, venía de ocupar la cartera del Interior. La titular de Comercio Exterior, Cecilia Álvarez, fue primero Ministra de Transporte. Incluso, el hoy vicepresidente Germán Vargas primero fue titular del Interior y Justicia, pasando luego a Vivienda, en el primer mandato Santos. Este relevo también evidencia que el remezón en el gabinete ministerial será a cuentagotas, pues ya la semana pasada se dio el cambio en el Ministerio de las TIC, de donde sale Diego Molano y llega David Luna. En esta caso hubo un relevo de un liberal por un liberal, en tanto que Pinzón es claramente de La U (incluso se alcanzó a especular meses atrás que tomaría las riendas de ese partido), en tanto Villegas siempre ha sido considerado un dirigente sin mayor identificación partidista pero de tendencia “gobiernista”. Por ahora no se cambia la milimetría partidista en el gabinete.