- Piñera adelante en presidenciales
- Continuismo, en crisis y dividido
A tres meses de la cita en las urnas, el panorama electoral de Chile muestra un país con una vigorosa democracia en el cual parece darse la ley del péndulo, dado que lo más probable es que el expresidente Sebastián Piñera, candidato de la centroderecha, suceda a la hoy mandataria socialista Michelle Bachelet, quién, a su vez, recibió el poder del primero.
Pese a la baja en los precios del cobre y otros minerales, la economía del país austral se destaca por su vigorosa capacidad innovadora y exportadora. Pero esa fortaleza ahora está en peligro por la indefinición del gobierno actual en las políticas sectoriales productivas y los relativamente pobres resultados en materia social, todo lo cual ha debilitado electoralmente a la izquierda y la opción continuista en el poder.
Es claro que en Chile el populismo, al estilo del peronismo o del chavismo, no ha conseguido levantar cauda y eso incide en la madurez con la cual la mayoría de candidatos presentan sus propuestas a la clientela electoral. Según los indicadores internacionales, en esa nación la corrupción es de las más bajas de la región y la madurez política se ubica entre las más altas. Los partidos presentan sus propuestas gubernamentales y se comprometen a cumplirlas, con criterios ideológicos modernos y cierto pragmatismo económico, todo lo cual conduce, en la práctica, al centrismo democrático. De allí que más allá de cuál sea el resultado de las urnas, no se esperan bandazos de fondo en el sistema político-económico, sino una urgente corrección de estrategias y planes que no dieron resultados. Y ello explica, precisamente, por qué Piñera tiene altas posibilidades de triunfo y liderando de forma cómoda todas las encuestas.
Es evidente que en no pocos aspectos la vieja izquierda radical chilena se ha moderado, por lo que las leyes del mercado se respetan y se procura que la economía crezca para favorecer políticas sociales de largo aliento. En materia internacional, entretanto, todos los candidatos con posibilidades, de izquierda o derecha, rechazan por igual la dictadura en Venezuela y prometen colaborar en el retorno a la democracia en ese país.
El expresidente Piñera, como se dijo, lleva la delantera. Salió victorioso en las primarias de su partido y se forja una gran coalición a su alrededor, bajo el nombre “Chile Vamos”, que aspira a ganar, de forma contundente, en los comicios de noviembre próximo.
En medio de la difícil coyuntura, Piñera en su campaña les ha estado recordando a los chilenos el positivo manejo económico durante su primer gobierno, en contraste con las crisis que rodean hoy por hoy a Bachelet, a quien esta semana le renunció todo el equipo ministerial económico y arrastra todavía la sombra del escándalo por presuntos tráficos de influencia de varios de sus familiares.
Piñera, quien capitanea la oposición, está convocando a sus partidarios con un discurso optimista en el que insiste en la urgencia de recuperar el tiempo perdido. En tal sentido ofrece duplicar el crecimiento de la economía, así como fomentar el empleo como meta fundamental de su futuro gobierno. Se ha comprometido a mejorar la calidad de vida con el mismo nivel de eficiencia que lo hizo en su primer mandato. No se limita a prometer y ofrecer, sino que explica cómo espera alcanzar dicho objetivo, acudiendo, por ejemplo, a un nuevo y moderno sistema tributario que fomente la inversión, emprendimiento e innovación. A ello suma un ambicioso plan de infraestructura pública y privada, denominado “Chile invierte”, que contará con una cartera de proyectos por 20 mil millones de dólares. Se compromete, por igual, a aplicar un plan de austeridad en el sector público y congelar la nómina oficial, regulando los gastos de funcionamiento a todo nivel.
Por los lados del oficialismo hay dos aspirantes. Uno es la senadora Carolina Goic y el otro el periodista Alejandro Guillier, quien no participó en las primarias dado que, según las encuestas, cuenta apenas con el 9 por ciento de apoyo y lleva varios meses sin subir en los sondeos. Es claro que la coalición oficialista de centroizquierda se está viendo desfavorecida por la crisis gubernamental y la caída en picada de la imagen de Bachelet.
La ley del péndulo, entonces, se está viendo cada vez más clara en Chile. Como van las cosas y de no ocurrir algún fenómeno sorpresivo, Piñera, buen amigo de Colombia, será el próximo presidente de Chile.
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