Vida, pasión y músculo de Ramos | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Enero de 2012

Luis Alfredo Ramos Botero nació en Sonsón, en donde a los de su clase, considerados de mejor familia, los denominan “Los pelimorados”. Inició su carrera política en 1970 como concejal de su terruño. En Medellín, en sus comienzos, fue secretario del Directorio Conservador de Antioquia, en la vieja casona ahora convertida en motel. En 1972 fue nombrado gerente del conservatismo, cargo que le sirvió de trampolín para hacerse elegir diputado a la Asamblea (1974 y 1976). Ungido después Contralor de Antioquia para el período 78-80, luego sería Secretario de Hacienda de Medellín.

Al Capitolio. En 1982 Ramos es elegido por primera vez Representante a la Cámara, posición en la que fue reelegido entre 1986 y 1990. Luego se estrena como Senador. Sale para postularse a la Alcaldía de Medellín, en fórmula con Juan Gómez a la Gobernación. La dupla que ejerció a placer el poder regional entre el 92 y el 94 es la misma que no fue invitada a la posesión de Sergio Fajardo, quien en llave con Aníbal Gaviria barrió electoralmente en octubre.

Presidenciales. Ramos participó en la campaña presidencial de 1998 en la que fue elegido Andrés Pastrana. Después de haber estado como ministro de Comercio Exterior en el gobierno de Samper, se constituyó (con el caldense Víctor Renán Barco) en el ministro más breve del siglo XX.

Renuncia. Tras la elección de Pastrana, el sonsoneño es nombrado embajador de Colombia ante la OEA, de donde salió abruptamente por haber auspiciado con su grupo de concejales en Medellín la coalición de gobierno que acompañó a Luis Pérez, quien había derrotado en las urnas a Jaime Arrubla Paucar, candidato de Pastrana a la Alcaldía. Fabio Valencia presionó la renuncia del embajador Ramos a través del propio Presidente Pastrana y su secretario Juan Hernández.

Regreso. En el 2001 Ramos regresa a Colombia convertido en candidato al Senado por Equipo Colombia. Un día antes de las elecciones parlamentarias adhiere a Uribe convirtiéndose en la primera fuerza electoral. Llega a la Presidencia del Senado, lo que le permite imponerle la banda presidencial a Uribe, faena que ya había cumplido, cuatro años antes, su archirrival Valencia.

Venganza. Como presidente del Senado, a Ramos lo culpan de haber hundido el primer referendo contra la corrupción y la politiquería. Lo hizo por cuidar la Personería de Medellín, en cabeza de Jorge Rojas Otálora, quien en los últimos cuatro años fue su Contralor en Antioquia. De esta manera, Ramos se opuso a la eliminación de las Contralorías y Personerías que proponían Uribe y su súper ministro Fernando Londoño.
Una vez aprobado el acto legislativo que autorizaba el referendo, Ramos se sentó en la ley y Uribe perdió tiempo valioso. Cuatro años después, Uribe se la cobra a Ramos, con Valencia oficiando de “chepito”. Así se explica el perdón y el olvido que Uribe le concedió a Fabio.
(La Barca ofrecerá mañana sábado la última entrega sobre Ramos Botero).