El turco Arda Turan, con un bonito gol en la primera mitad, clasificó al Atlético de Madrid para los dieciseisavos de final de la Europa League, tras vencer al Celtic de Glasgow en un partido en el que no faltó la emoción y en el que los rojiblancos mostraron un fútbol intermitente.
Comenzó bien el Atlético, consciente de la importancia del partido y de la necesidad de olvidar el 4-1 encajado el pasado sábado ante el Real Madrid para hacer borrón y cuenta nueva.
Había pedido el técnico Manzano a sus jugadores que saliesen al césped con la misma intensidad que en los primeros veinte minutos en el Santiago Bernabéu y sus pupilos le obedecieron. El Atlético tomó el balón y el mando en los iniciales compases, en los que a Salvio le sobraron ocasiones para haber inaugurado el marcador.
No lo hizo con la cabeza, muy solo delante del portero Forster, ni tampoco con el pie, poco después. No estuvo afortunado el argentino en ninguna de las dos acciones en las que no supo traducir la superioridad de su equipo en gol.
Sin embargo, a medida que transcurrían los minutos, el Atlético se fue perdiendo en el centro del campo, donde ni Gabi, ni Mario Suárez se hicieron valer. Y por ahí comenzó a coger aire el Celtic, animado por una ruidosa afición.
Fue el griego Georgios Samaras el encargado de voltear la dinámica del partido. El punta volvió loco al colombiano Perea y desde la banda izquierda fabricó opciones de oro para su equipo. Tanto que el gol rondó la portería de Courtois, obligado a dos intervenciones de mérito.
Fueron los peores momentos del Atlético, que volvió a enseñar sus carencias ante un rival técnicamente muy inferior. Pero la ausencia de calidad la suplía el Celtic con una buena presión sobre los rojiblancos que debían dar salida al esférico.
Se temió el Atlético lo peor hasta que el turco Arda Turan, uno de los mejores de su equipo, se sacó un bonito disparo desde fuera del área tras un córner botado por el brasileño Diego. El cancerbero Forster, tapado por defensa, no tuvo tiempo a reaccionar cuando se topó con el balón casi delante de sus narices. Se tiró y éste se introdujo en la portería después de golpearle en las manos.
Era el minuto 29. Un momento mágico para el Atlético, que volvió a coger las riendas tras el tanto y concluyó la primera mitad cercando de nuevo el área de los escoceses.
El segundo acto comenzó como lo había hecho el primero. Con el Atlético convencido de su superioridad y dispuesto a sentenciar con un segundo tanto. Apareció la calidad de Diego en este período. El brasileño asumió el rol que no adquirió Gabi y comandó el juego de su equipo.
Los rojiblancos tocaron más el balón y el Celtic se resignó a la velocidad en su contragolpe y a aprovechar algún despiste defensivo del rival, especialmente de Perea, muy vulnerable durante todo el encuentro.
El Atlético tenía el balón, pero el segundo tanto tranquilizador no llegaba, lo que mantenía con vida al Celtic, que vio como Courtois deshacía con un magnífica intervención su mejor ocasión para empatar, la que dispuso el coreano Ki Sung Yong en el minuto 67 al lanzar una falta desde el borde del área.
Un minuto después, Falcao saltó al terreno de juego en lugar de Adrián. El delantero, ausente por lesión en los dos últimos encuentros de liga, se mostró muy activo y participativo en el juego y el árbitro le birló la posibilidad de lanzar un penalti. El sueco Daniel Majstorovic tocó el balón con la mano dentro del área tras un disparo del colombiano y el penalti no fue decretado por el árbitro.
El Atlético llegó al fin del partido con la incertidumbre en el marcador, pero superior en el césped, a pesar de los arreones del Celtic, que le hizo sufrir en el último suspiro, y selló su clasificación, aunque está en juego el primer puesto del grupo, que lograría con un empate en el último encuentro ante el Rennes francés. El triunfo le servirá de bálsamo para el futuro.