VICENTE TORRIJOS | El Nuevo Siglo
Martes, 17 de Julio de 2012

Absoluta confusión

 

Hace  pocas semanas, guerrilleros de las Farc que permanecen a buen recaudo en Venezuela, cruzaron la frontera, asesinaron a 12 soldados nuestros y volvieron a refugiarse en su santuario bolivariano.

Esta vez, el presidente Santos y su Canciller no pudieron evadir el asunto y fueron y vinieron pidiendo explicaciones, pero el resultado nulo.

Confiaron, como siempre, en la palabra del vecino, y con ello siguieron alimentando la terrible confusión de nuestros ciudadanos y soldados que no saben con exactitud quién es el enemigo ni cuál es la meta a la que se quiere llegar en el conflicto que se vive.

En seguida, el régimen chavista arrestó a inocentes colombianos que fueron torturados y a los que quisieron presentar como integrantes de las Farc y perpetradores del ataque.

Nuevamente, la respuesta del Presidente y la Canciller fue insignificante, alimentando así la confusión entre ciudadanos y soldados que no aciertan a comprender quién es el enemigo ni qué sentido tiene la guerra en que se encuentran.

En el Caquetá se paralizó la extracción de petróleo hace más de mes y medio, las cooperativas asociadas al proceso están en quiebra y el Presidente ha decidido aceptar la preponderancia guerrillera en el área nutriendo así la traumática confusión de ciudadanos y soldados que no alcanzan a descifrar por qué no se combate al enemigo ni cuál es entonces el sentido que tiene la lucha a la que han sido convocados

Luego, en el Cauca, los indígenas -que como ellos mismos lo admiten, también han sido infiltrados por la guerrilla- se dan el lujo de penetrar y destruir bases militares, borrar trincheras y dejar a decenas de soldados a la intemperie como si esto fuera un circo o estuviésemos en Indochina donde un ejército de liberación nacional trataba de expulsar a los ejércitos extranjeros de Francia y EE.UU.

También en este caso, el Presidente va y viene atendiendo el problema sólo para transmitir lo obvio (que estamos cansados de la guerra), incrementando aún más la terrible confusión entre ciudadanos y soldados.

En resumen, si los terroristas y sus asociados siembran el caos, asedian a la población, hacen de la frontera algo más que una simple retaguardia, ponen en ridículo a las tropas, convierten a nuestra Cancillería en rey de burlas, torturan, secuestran y movilizan a las masas, el único responsable es el conductor de la guerra, o sea, el propio Presidente que, día a día, alimenta la confusión entre ciudadanos y soldados que no logran descifrar quién es el enemigo ni cuál es el verdadero objetivo de la lucha que se libra.