Aunque la Administración de Enrique Peñalosa tiene en el Concejo de Bogotá una coalición de 34 concejales (de un total de 45), el proyecto de acuerdo para la enajenación de la participación accionaria en Isagen no la tendrá fácil, al igual que será una prueba para la oposición que declaró que no apoyará la iniciativa.
Además sería un preámbulo para el debate que se dará ante la eventual venta de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), tal como lo ha anunciado Peñalosa.
Al tiempo que el Concejo tiene hasta el 10 de marzo para aprobar la venta accionaria que le dejaría a la ciudad 284.000 millones de pesos, el 2 de febrero la junta directiva de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) aprobó dar inicio a dicho proceso.
La compañía canadiense Brookfield compró recientemente el 57,6 por ciento que tenía de participación el Gobierno nacional. Ahora tendrá que comprar estos títulos a la empresa capitalina a 4.130 pesos cada uno, es decir, la EEB es dueña de 68.716.000 acciones de Isagen, lo que corresponde al 2,54 por ciento de esta empresa.
Cuando se inició el proceso de enajenación de Isagen, hubo amplio interés en las acciones que tenía la Nación y se presentaron actores locales e internacionales. Dentro de los locales se encontraban Empresas Públicas de Medellín (EPM), Empresa de Energía de Bogotá (EEB) y Celsia. Sin embargo, su participación fue condicionada por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) argumentando que la eventual adquisición de Isagen por parte de alguna de dichas empresas conllevaría a una concentración en el mercado de generación de energía superior al límite regulatorio. Para el caso específico de EEB, la SIC condicionó su participación en el proceso de privatización a que desmontara parcialmente sus participaciones en empresas del sector como Emgesa y Codensa.
En la exposición de motivos del proyecto de acuerdo presentado al Concejo, se plantea que la EEB se encuentra en un escenario de tiempos muy cortos para surtir los trámites previstos por la Ley 226 de 1995 y le solicita al cabildo distrital dar inicio lo antes posible al programa de enajenación.
“Una vez se cuente con la decisión favorable podrá expedir el programa de enajenación de su participación accionaria en Isagen y dar inicio a la primera etapa ante los beneficiarios de condiciones especiales y finalmente culminar con la una o varias etapas adicionales abiertas al público general, incluyendo la aceptación de las OPA” (Oferta Pública de Adquisición), plantea el proyecto.
Desde el análisis técnico de la Administración, el primer punto a destacar es la tendencia positiva que se ha observado en el precio de la acción en los últimos años.
“Esta tendencia, nos da un valor indicativo de los niveles de precio que se hubieren esperado para la acción de no haberse ejecutado la enajenación por parte del Gobierno. El rango para el precio estimado en 2016, que se encuentra entre 3.000 pesos y 3.600 pesos, está por debajo del precio de la OPA (4.130 pesos) y permite a los actuales inversionistas a través de ésta obtener una rentabilidad adicional del 14,72 por ciento sin haber asumido ningún riesgo”.
Otro de los sustentos de la administración es el alto riesgo de mercado observado durante el último año, en el que el índice presentó una caída del 23,75 por ciento.
“El precio de la acción no se afectó por las condiciones del mercado. Por lo contrario, tuvo un comportamiento muy superior con una rentabilidad de 14,67 por ciento. Su tendencia en el corto plazo es converger al precio de la OPA, precio nunca antes alcanzado”, sostiene el proyecto.
Mientras el acuerdo de accionistas estará vigente hasta julio de 2017, con los recursos obtenidos de la enajenación de las acciones en la OPA, la EEB puede tener control de los mismos e invertirlos en proyectos que le generen valor o utilizados por sus accionistas y, por ende, podrían constituir réditos directos a Bogotá en línea con sus metas estratégicas.
“Contrario a lo que se podría pensar, la venta de la participación de EEB en Isagen no constituiría una privatización. Isagen ya fue adquirida por la compañía privada Brookfield, la que además de tener el control de la empresa, es la que administra y gestiona los recursos de EEB allí invertidos, dándole a estos igual manejo que a los recursos privados. En este sentido, la venta de las acciones de EEB al inversionista adjudicatario permitiría que los recursos representados en las acciones recuperaran el carácter de recursos públicos, puesto que pasarían a ser gestionados y administrados directamente por EEB o sus accionistas, que incluyen a Bogotá con un porcentaje de participación superior al 76 por ciento”, señala el proyecto.