Venezuela registró una inflación de 180,9% en 2015, una de las más altas del mundo, y un retroceso en su PIB de 5,7%, en su segundo año consecutivo de caída, informó este jueves el Banco Central de Venezuela (BCV).
Las cifras se conocen un día después de que el presidente socialista Nicolás Maduro anunció un alza de más de 6.000% en los precios de la gasolina -que estuvieron congelados durante 20 años- y una devaluación de 37% del bolívar, aunque manteniendo el sistema de control cambiario.
Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo que obtiene el 96% de sus divisas de las exportaciones de crudo, atraviesa por una grave crisis económica, con marcada escasez de productos, especialmente de alimentos básicos y medicinas.
Sobre el alza de los precios, el BCV reconoció que "se producen en un contexto en el cual se mantiene una reducción de la oferta de bienes de consumo final, debido a la baja en las importaciones y a la merma en la producción nacional, circunstancias a su vez influenciadas por la caída de los precios internacionales del petróleo".
El Banco Central también atribuyó la espiral inflacionaria a "la situación de desabastecimiento de productos" que asegura, "es percibido por la población como uno de los principales problemas que aquejan al país, junto a la especulación y el acaparamiento".
El comportamiento de los precios en Venezuela muestra una clara tendencia ascendente, con crecimiento de la inflación por tercer año consecutivo, que fue de 20,1% en 2012, de 56,2% en 2013 y de 68,5% en 2014.
En cuanto a la actividad económica, los datos del Banco Central de Venezuela revelan que durante el año pasado hubo una profundización de la recesión en la economía venezolana, que ya había caído 3,9% durante el año 2014.
Según el BCV este resultado negativo se debe a "la menor disponibilidad de divisas, producto del impacto adverso de la caída de los precios del petróleo, situación que afectó las importaciones requeridas por el aparato productivo nacional".
El sector privado, responsable de la mayoría de la actividad económica tuvo un decrecimiento de 8,4%, frente a un sector público que creció 1,1%.