La campaña para las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela arrancó este viernes en un ambiente marcado por el arresto en Estados Unidos de dos familiares del presidente Nicolás Maduro, y con el gobierno y la oposición reivindicando su favoritismo.
La contienda inició con actos proselitistas y la expectativa por una reacción de Maduro a la captura de dos sobrinos de su esposa, Cilia Flores, el pasado martes en Haití, desde donde agentes de la agencia antidrogas estadounidense (DEA) los trasladaron a Nueva York, donde fueron acusados de conspirar para introducir 5 kilos de cocaína en Estados Unidos.
Durante un acto público en Maracaibo (oeste), el gobernante no aludió directamente a la detención de Efraín Campo y Francisco Flores, hijos de hermanos de la primera dama.
Pero en la intervención llamó a su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, a que "amarre a sus locos" y tome "el control" de la política de Washington frente a Venezuela, afirmando que organismos de ese país "están rompiendo las reglas básicas de convivencia entre estados".
La captura de los sobrinos de la primera dama abrió un nuevo frente de cara a los comicios en los que la oposición amenaza con lograr la mayoría legislativa por primera vez en 16 años de gobierno chavista, con una ventaja de 14 a 35 puntos, según varias encuestas.
La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) reclamó una investigación de los hechos para determinar por qué Campo (30 años) y Flores (29) tenían supuestamente pasaportes diplomáticos.
Este hecho da "más razones para votar ese día y derrocar lo que está podrido", dijo el excandidato presidencial Henrique Capriles.
Mientras, el vocero adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, dijo este viernes que "no creemos que estas dos personas disfruten de inmunidad diplomática" y negó que el caso busque "interferir" en las elecciones.
- Resistencia a la observación -
En los últimos días, el gobierno de Maduro -que asegura tener un "voto duro" del 40%- se ha visto a la defensiva ante críticas del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, por la negativa de la autoridad electoral a aceptar una misión de observación de ese organismo.
Para Almagro, las condiciones en que se desarrollarán los comicios "no están en estos momentos garantizadas al nivel de transparencia y justicia electoral".
Debido a ello, el número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Legislativa, Diosdado Cabello, lo llamó "vocero" de la oposición.
De momento solo la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) participará en las elecciones como acompañante.
"Se mantiene la resistencia a una observación propiamente dicha", dijo a la AFP la politóloga Elsa Cardozo, profesora de la Universidad Simón Bolívar, para quien la campaña que inicia es una de las que más "expectativa y tensión" genera dentro y fuera de Venezuela "por lo compleja que es para el gobierno y lo desafiante que resulta para la oposición".
Maduro asegura que "gane quien gane" respetará los resultados de las votaciones, aunque advierte que "la revolución no va a ser entregada jamás" y que el chavismo se alzará con la victoria "como sea", sin profundizar en esas afirmaciones.
"Llamo a los candidatos (...) a hacer una campaña limpia", exhortó este viernes.
- Popularidad derrumbada -
Maduro, heredero político del fallecido líder Hugo Chávez (1999-2013), ha visto el derrumbe de su popularidad a 22% según la firma Datanálisis, en medio de una aguda escasez y una inflación que el gobierno sitúa en 85% este año y analistas en 200%, fruto de la caída de los precios del petróleo y del déficit fiscal cercano a los 20 puntos del PIB.
El mandatario atribuye la crisis a una "guerra económica" de empresarios confabulados con Estados Unidos, pero sus contradictores la vinculan con políticas como el férreo control de precios y el monopolio de las divisas.
En las últimas semanas, el gobierno aumentó el salario básico en 30%, otorgó 110.000 pensiones y multiplicó la entrega de viviendas y vehículos subsidiados, e importó artículos navideños por 50 millones de dólares.
Pese a que realizará una campaña sin rostros conocidos tras el encarcelamiento de figuras como Leopoldo López o la inhabilitación de otros como María Corina Machado, la oposición parece capitalizar el descontento por el deterioro económico.
Ahora, "el objetivo será ganar votos en ese sector poco comprometido" con el gobierno o la oposición, señaló Cardozo.