El tribunal del Vaticano condenó el sábado a dos meses de cárcel con suspensión al técnico informático Claudio Sciarpelletti, acusado de complicidad con el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, en el robo de documentos confidenciales, con motivo del segundo juicio del llamado "Vatileaks".
El fiscal había solicitado que se condenara a Sciarpelletti, de 48 años, casado, ciudadano italiano, sin antecedentes penales y presunto cómplice del mayordomo, a cuatro meses de cárcel. Dicha pena fue reducida a dos meses, tras reconocerse circunstancias atenuantes, como la cooperación del acusado con la justicia y la ausencia de antecedentes penales.
La audiencia podría ayudar a entender mejor lo ocurrido. El juicio al mayordomo del Papa el mes pasado dejó más interrogantes que respuestas sobre el llamado "Vatileaks" que, según los analistas, no se puede todavía dar por concluido.
El proceso al técnico informático se había iniciado el lunes pasado ante el tribunal del Vaticano, presidido por el juez Giuseppe Dalla Torre, que también presidió el juicio de Gabriele, en presencia de diez periodistas.
Empleado desde hace 20 años en la secretaría de Estado del Vaticano, Claudio Sciarpelletti, "analista programador", se encargaba del mantenimiento de todos los ordenadores de los trabajadores de la Santa Sede.
En mayo, fue encontrado en un cajón de su despacho un misterioso sobre que contenía documentos confidenciales. Sciarpelletti confirma que recibió este sobre, pero asegura que no lo abrió.
El informático es sospechoso de haber obstaculizado la investigación al hacer declaraciones contradictorias a los jueces.
Además de Gabriele, debían testificar en el juicio de Sciarpelletti, Domenico Giani, comandante de la Gendarmería vaticana; uno de sus adjuntos, Gianluca Gauzzi Broccoletti; el vicecomandante de la Guardia Suiza, William Kloter, y el prelado Monseñor Carlo Maria Polvani, responsable de la oficina de información de la secretaría de Estado.
El viernes, la prensa italiana indicó que el papa Benedicto XVI perdonó a su exmayordomo, al enviarle un ejemplar de la Biblia con su bendición, pero aún no lo ha indultado.
Conocido como "Paoletto", el ex mayordomo del Papa trabajaba en el apartamento papal desde 2006, formaba parte de la llamada "Familia pontificia" y era considerado como un hijo por Benedicto XVI, quien podría decidir indultarlo, tras su condena a un año y medio de cárcel en octubre.
Presentados como una apertura del Vaticano, los juicios públicos e inéditos resultaron una manera de limitar los daños a la imagen de la jerarquía de la Iglesia católica, desacreditada por los escándalos y luchas internas por el poder.
El juicio de Gabriele puso al descubierto un ambiente de descontento y frustración en el círculo cercano al Papa, y no disipó la sospecha de algunos observadores de que detrás del caso se estaba organizando un complot contra algunos sectores de las jerarquías eclesiásticas.