El experimentado diplomático y ex nuncio de Venezuela, Piero Parolin, será investido hoy como nuevo Secretario de Estado del Vaticano, lo que equivale a primer ministro de la Santa Sede, marcando el inicio de una nueva en el Vaticano y del pontificado de Francisco, quien deberá poner en marcha la reforma de la Curia Romana.
Parolin, de 58 años, remplaza al influyente y controvertido cardenal Tarcisio Bertone, nombrado en 2006 por Benedicto XVI y cuyo mandato estuvo marcado por los escándalos.
Parolin tomará posesión del cargo durante un acto solemne presidido por el papa Francisco en el palacio apostólico.
A penas designado, el nuevo número dos de la Santa Sede sorprendió por sus declaraciones sobre el celibato, al afirmar que "no es un dogma", y por la facilidad de acceso a la prensa.
Francisco, que respeta la tradición de que el papa extranjero nombra un italiano como mano derecha, apuesta también por favorecer el diálogo directo con su equipo de trabajo.
El nombramiento por parte del papa latinoamericano de Parolin, de 58 años, quien desde 2009 era nuncio (embajador del Vaticano) en Venezuela, ha generado reacciones favorables.
El nuevo número dos de la Santa Sede ha sido descrito como un hombre "modesto, accesible, abierto y competente". Tendrá menos poder que sus predecesores, ya que se encargará sobre todo de la diplomacia vaticana.
Según fuentes internas, Parolin deberá compartir el cargo con el "moderator Curiae", un coordinador entre los varios "ministerios" de la Curia Romana, un cargo que no ha sido creado, pero que el pontífice está delineando.
Políglota, considerado particularmente joven para ese puesto, nació en la región del Véneto, en el noreste de Italia. Su padre tenía una ferretería y su madre era maestra de escuela.
Ordenado sacerdote en abril de 1980, el padre Pietro Parolin estudió en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y en 1983 entró en la Academia pontificia eclesiástica, encargada de formar el personal diplomático de la Santa Sede.
Su primer cargo fue en Nigeria (de 1986 a 1989) y luego estuvo en México, hasta noviembre de 1992, cuando el papa Juan Pablo II lo nombró en el puesto de subsecretario para las relaciones con el Estado, verdadero "número tres" de la diplomacia vaticana.
Purpurado despilfarrador
De otra lado un asunto que concita interés en el Vaticano es el delicado caso del obispo despilfarrador, el alemán Franz-Peter Tebartz-van Elst, conocido por sus gustos costosos, ya que el Papa deberá decidir esta semana la sanción que adoptará el Vaticano.
El obispo, a cargo de la pudiente diócesis de Limburgo, sudoeste de Alemania, se encuentra en Roma para una serie de encuentros en el Vaticano.
No se sabe aún si el religioso será recibido por el austero papa Francisco, quien pregona una iglesia para los pobres.
Por ahora, como señal de arrepentimiento, el obispo, repudiado en Alemania por su manía de grandeza, su automóvil de lujo y su proyecto de residencia costosa, viajó en un vuelo económico como gesto de "autocrítica".
Tebartz-van Elst, de 53 años, cuya renuncia reclaman numerosos alemanes, emprendió la construcción de una onerosa sede episcopal, con museo, sala de conferencias, capilla y apartamentos privados./AFP