Vargas calienta motores como zar de la ejecución | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Junio de 2014

A partir del próximo 7 de agosto los colombianos asistirán a un hecho político inédito: la posesión de un Vicepresidente de la República que marcará diferencia con respecto a quienes han ocupado ese cargo desde que fue instaurado en la Carta de 1991.

Y es que si algo está anunciado frente a lo que será el nuevo gobierno es, precisamente, que el papel de Germán Vargas Lleras cambiará sustancialmente frente al rol que sus antecesores cumplieron, incluyendo al propio saliente titular Angelino Garzón.

El propio presidente Juan Manuel Santos lo recalcó el domingo en la noche en su discurso de triunfo: “Será usted un vicepresidente presente en las tareas de gobierno porque Colombia lo necesita”.

Incluso cuando a finales de febrero pasado el Presidente-candidato anunció que su exministro del Interior y de Vivienda sería su compañero de fórmula, fue claro que si la reelección ganaba en las urnas el nuevo Vicepresidente tendría un papel más determinante y protagónico en el segundo mandato.

"Germán Vargas cumple, como pocos colombianos, los requisitos para ser Vicepresidente de la República… Tiene capacidades, tiene la experiencia y así lo ha demostrado… Quiero una Vicepresidencia diferente, una Vicepresidencia activa que esté al frente de los grandes proyectos y retos del país. El país y el Gobierno tendrán grandes retos", explicó Santos entonces.

Ahora, ese papel protagónico que tendrá Vargas Lleras se enfrenta, sin embargo, a una paradoja, pues la propia campaña del hasta el domingo pasado Presidente-candidato insistió que entre sus propuestas de reforma política estaba la posibilidad de eliminar la figura, aunque, se entendería, que para el periodo subsiguiente, es decir del 2018 en adelante.

“… El voto preferente deberíamos abolirlo, abolir la reelección y desaparecer la figura de la Vicepresidencia y volver a la figura del Designado”, puntualizaba Santos al comienzo de la semana pasada, en la antesala de la cita en las urnas que finalmente le dieron el triunfo.

 

¿Qué cambiará?

 

Hasta el momento el papel de los Vicepresidentes siempre ha sido bastante desigual de gobierno a gobierno. La principal crítica, por ejemplo, es que pese a tener la misión de remplazar al Jefe de Estado en sus ausencias temporales y absolutas, en realidad ni la Constitución como tampoco la ley le otorgan una función específica y exclusiva, por lo que, al final de cuentas, su oficio depende de las tareas que le asigne discrecionalmente el Jefe de Estado.

Garzón, por ejemplo, fue encargado por Santos de temas de derechos humanos, vocería internacional y el llamado diálogo social. En el desarrollo de esas tareas no han sido pocas las polémicas que ha despertado, sobre todo por chocar públicamente con varios ministerios y criticar falencias en la gestión gubernamental.

Es más, en medio de una de esas controversias se puso sobre la mesa, por el propio Santos, la posibilidad de acabar con esta figura y volver a la del Designado que existió por décadas en Colombia.

En los dos mandatos de Uribe pasó lo mismo con el segundo a bordo, Francisco Santos, quien sostuvo fuertes controversias internas e incluso no en pocas ocasiones se dijo que estaba distanciado hasta del propio Jefe de Estado por diferencias en materia de políticas y decisiones gubernamentales.

Gustavo Bell, el vicepresidente de Andrés Pastrana, fue, por el contrario, muy activo, al punto que no sólo fue encargado de la política de derechos humanos sino que luego pasó a uno de los ministerios más importantes, el de Defensa, cartera clave pues debía manejar toda la estrategia militar y el arranque del Plan Colombia en medio del accidentado proceso de paz en el Caguán.

Pero sin duda cuando la figura vicepresidencial generó más revuelo fue en el mandato de Ernesto Samper, pues el segundo a bordo, Humberto de la Calle Lombana, enviado como embajador en España, llegó al punto de pedirle al Jefe de Estado que renunciaran, todo ello en medio del escándalo del llamado ‘proceso 8.000’ por la narcoinfiltración de la campaña liberal y la crisis institucional, política y judicial derivada. Como se recuerda, Samper no dio un paso al costado, como sí lo hizo el Vicepresidente, siendo luego el Congreso el encargado de escoger su reemplazo, recayendo el cargo en el entonces exministro Carlos Lemos.

 

Tarea de gobierno

 

Quienes conocen a Vargas Lleras saben que se trata de un dirigente político de peso específico, al punto que si Santos no se lanzaba a la reelección, él se hubiera candidatizado, pues en determinado momento tenía más favorabilidad y apoyo en las encuestas que el propio Jefe de Estado.

Al final Santos oficializó en noviembre que iría por un segundo mandato, pero ya desde meses antes había enviado al saliente ministro de Vivienda a la Fundación Buen Gobierno, que fue el primer cuartel político e ideológico de la campaña reeleccionista, encargada, entre otras tareas, de la perfilación de la plataforma programática del segundo gobierno.

De allí que, de un lado, el también exsenador y fundador de Cambio Radical, no sólo fue ministro estrella en Interior y Vivienda en el primer gobierno Santos, sino que, de otra parte, se conoce palmo a palmo el programa propuesto para el segundo, que arranca el 7 de agosto.

Exigente como pocos, obsesivo por los resultados, de férreo carácter y con una capacidad de trabajo reconocida, Vargas será encargado ahora de la política de ejecución del Gobierno, no sólo en el campo de vivienda, sino también en infraestructura en general.  Ya varios lo ven como una especie de ‘jefe de gabinete’ o de superministro que tendrá tareas de gobierno y áreas de gestión bajo su responsabilidad directa, con la correspondiente vocería, rendición de cuentas y reconocimiento.

Sus detractores consideran que tarde o temprano podría terminar peleando públicamente con Santos, sobre todo por tener una visión muy caracterizada en materia de cómo alcanzar la paz. Pero sus defensores advierten que Vargas Lleras ha dado suficientes muestras de lealtad al Presidente y que, lejos de volverse una piedra en el zapato, llevará sobre sus hombres parte de la tarea de gobierno, sobre todo en ejecución. En vista de que muchos lo ven como seguro candidato presidencial en 2018, se piensa que su mejor carta de presentación será, precisamente, poder mostrar una tarea de gobierno eficiente y, sobre todo, tangible.

Habrá que esperar a que arranque el segundo mandato y medir cómo evoluciona el nuevo rol vicepresidencial en Colombia y si, acorde con las conclusiones, habrá necesidad de mantener el cargo o, en su defecto, eliminarlo y volver al Designado.

 

Santos reafirmó su propósito de suprimir reelección presidencial

 

En su primera rueda de prensa con medios nacionales e internacionales tras su reelección el pasado domingo, Juan Manuel Santos se comprometió a que promoverá una reforma constitucional para suprimir la relección presidencial inmediata, aunque ampliando el periodo a cinco o seis años.

Santos dijo que su nuevo gobierno promoverá una serie de reformas, entre las cuales está la reelección presidencial.  “Vamos a presentar una serie de reformas dentro de las cuales está la eliminación de la reelección y la ampliación del periodo presidencial. Y todavía no hemos decidido, lo vamos a decidir con el Congreso si sería 5 o 6 años”.

Pocos días antes de la realización de la segunda vuelta  presidencial Santos ya había manifestado su intención de abolir la relección, pero también “el voto preferente deberíamos abolirlo… desaparecer la figura de la vicepresidencia y volver a la figura del designado”.

De concretarse la reforma constitucional que anuncia Santos, sería el segundo y último presidente elegido de forma inmediata, pues ya lo había hecho Álvaro Uribe, cuyo gobierno promovió en 2004 la adopción de esta figura que ha sido criticada a lo largo de este tiempo.

El Presidente de la República dijo también que su triunfo el domingo es un claro mandato a favor de su intención de lograr la paz para el país. “Creo que lo que sucedió ayer nos da una señal de un mandato. Yo he estado encima de este proceso desde el comienzo, pero este mandato que escuchamos ayer me obliga a ponerle alma, vida, y sombrero a este proceso. Y a partir de este momento eso es lo que voy a hacer”.

Por lo que se comprometió a que “voy a dedicarme con más intensidad a sacarlo adelante, eso es lo que quiere el pueblo colombiano, eso es lo que quiere la región, eso es lo que quiere el mundo, y esa debe ser mi prioridad a partir de hoy”.

 

Gobernabilidad

El presidente Santos consideró que desde ya tiene asegurada la gobernabilidad en su nuevo gobierno porque las mayorías están construidas. “En el Congreso se construyen las mayorías, y las mayorías a favor del Gobierno ya están construidas, ya tenemos mayoría en el Congreso y los congresos dan gobernabilidad en la medida que esas mayorías funcionen. No le veo ningún problema a mantener esas mayorías”.

En el próximo Congreso el Gobierno nacional tendrá una fuerte oposición por parte del Centro Democrático con 38 parlamentarios entre senadores y representantes. Santos saludó la presencia de la oposición en Parlamento, “de eso se trata la democracia, que esté el Gobierno y que esté la oposición y todas las fuerzas de oposición que quieran expresarse”.

En cambio, Santos invitó a todas las fuerzas políticas a hacer causa común con su gobierno para sacar adelante el proceso de paz. “El apoyo de los grupos de izquierda y de los otros grupos que no hacen parte de la coalición de gobierno frente a la paz es bienvenido porque la paz, lo he dicho muchas veces, no es mía, no es de Juan Manuel Santos, es de todos los colombianos, y lo que voy a hacer es invitar a todos a que participen en esa construcción de la paz en ese proceso para ponerle fin a este conflicto, y los que quieran mantenerse en la oposición, bienvenido sea”.

El Jefe de Estado reelecto dijo que su invitación a la construcción de la paz no tiene color político, y así como la izquierda se ha sumado, “si el Centro Democrático quiere sumarse a este propósito bienvenido sea”. En ese sentido Santos aprovechó para “invitar al doctor Óscar Iván Zuluaga y a la doctora Marta Lucía Ramírez para que se sumen a esta causa nacional. El país entero, el mundo entero está aplaudiendo estos pasos que estamos dando para buscar esa paz justa, esa paz sin impunidad, esa paz que nos va a permitir vivir en un país diferente”.

En cuanto a la eventual participación de la izquierda en su nuevo gobierno, Santos dejó la puerta abierta, aunque recordó que las colectividades  de esta tendencia política que apoyaron su reelección justificaron que lo hacían por darle continuidad al proceso de paz, pero su intención es mantenerse en la oposición.

 

Paz no es excluyente

El presidente Santos respondió a quienes consideran que su gobierno centra casi todos sus esfuerzos en la paz, dejando de lado la atención de otros grandes problemas para los colombianos.

“El lema de mi campaña es con ‘paz haremos más’, y ¿haremos más de qué? Quiere decir que vamos a generar todavía más empleos, Colombia es en términos relativos el país que más ha generado empleo en toda América Latina. ‘Haremos más’ quiere decir más vivienda, sobre todo para los más pobres, y ahí los resultados son muy positivos pero tenemos que ir más allá. Haremos más en materia de educación y de salud, donde hemos avanzado, pero también como lo decía el lema de mi campaña, ‘tenemos mucho más por hacer’”.

El Jefe de Estado dijo que de esta manera también se construye la paz, pues ésta no es solo silenciar los fusiles, “la paz se consigue sembrándola en todos los frentes y en todo momento. La paz interior de cada colombiano, la paz en sus hogares, la paz en sus regiones, la paz en los colegios, la paz en el país”.