Desembarcó en Montevideo en el verano de 2003 con apenas 17 años. Danubio le ofreció un modesto hogar y River Plate lo lanzó a la selección de Colombia. Es Carlos Sánchez, la 'Roca', el hombre del ADN charrúa que sabe cómo ponerle freno a Uruguay.
El 'paisito' -como cariñosamente llaman los uruguayos a su tierra- le brindó su primera oportunidad en el fútbol profesional, y bien que la aprovechó.
El hombre tímido que llegó del remoto Quibdó, en el selvático departamento de Chocó (sobre el océano Pacífico), se fue transformando en Uruguay en un muchachito maduro, que vivía con poco, que sufrió en los inviernos y extrañaba día y noche su lejano hogar.
Dos años en Danubio (2003 a 2005) fueron suficientes para que un ídolo odiado y amado por los uruguayos, Juan Ramón Carrasco, le ofreciera un puesto en el River Plate que dirigía.
Fueron dos años (2005 al 2007) de intenso aprendizaje en el arte de defender, en medio de un fútbol que hace del derroche físico una virtud y que alimenta su orgullo con ese espíritu indefinible conocido como la garra charrúa.
"El fútbol uruguayo es mentalidad de hierro", dijo Sánchez a la AFP.
"En Colombia se toca más la pelota y el fútbol es más técnico. En cambio en Uruguay el fútbol es más de contacto, de fuerza, es de mucha voluntad en el campo", reconoció.
Jorge Luis Pinto, el revolucionario técnico de Costa Rica, sensación en el Mundial Brasil-2014, y por ese tiempo al frente del seleccionado colombiano, lo citó por primera vez al combinado, en enero de 2007 para un amistoso contra Panamá.
Desde ese entonces Sánchez se hizo imprescindible en la selección.
- Un fútbol rico en mentalidad -
En la Copa América de 2011, en Argentina, Sánchez, ya en el Valenciennes francés (2007 a 2013), llamó la atención de la crítica cuando demostró que era posible marcar al 'Rey' Messi sin golpearlo y borrarlo literalmente de un partido.
Ahora con 28 años y en las filas del Elche español desde el verano europeo de 2013, la 'Roca' enfrentará en los octavos de final del Mundial brasileño al país que le inyectó el ADN charrúa y donde el destino le presentó por esposa a la mujer de sus sueños, una uruguaya.
"Aprendí mucho del fútbol uruguayo, mi estilo de juego, mi fortaleza, todo viene desde la base con Danubio y River. Y es de admirar ese fútbol porque con poco han conseguido llegar muy lejos en mundo, y eso tiene sus méritos, porque son muy ricos en mentalidad para jugar", reconoció.
Sánchez es la piedra angular en la que descansa el combinado colombiano que dirige el argentino José Pekerman, un hombre efectivo en la recuperación de la pelota y rápido en su entrega.
"Para ganarle a Uruguay hay que tener mucha concentración, porque para ellos el fútbol son 90 minutos de entrega, ya lo hemos visto en la eliminatoria, y ahora en el Mundial las cosas son a otro precio", advirtió.
"Debemos enfrentarlos sin complejos, siguiendo el mismo plan que nos ha dado el profesor (Pekerman). Acá no hay tema del clima -como el calor de Barranquilla o el frío de Montevideo cuando chocaron en la pasada eliminatoria-, son once contra once en la cancha y ganará el que llegue mejor" el sábado al mítico Maracaná.