1. ¿EJE DE PRESIÓN A LA U?
Para no pocos analistas la versión que empezó a hacer carrera en las últimas semanas en torno a que el ex presidente estaría pensando seriamente en la posibilidad de postularse al Senado en 2014 no es más que una movida de táctica política en el largo pulso con el presidente Juan Manuel Santos por la preeminencia en el partido de La U. Uribe ha perdido capacidad de mando sobre los Senadores y Representantes que, aunque en un principio escuchan sus directrices sobre proyectos en el Congreso y otras decisiones políticas, luego el presidente Santos reúne la bancada en la Casa de Nariño, neutraliza los intentos de ‘rebelión’ e incluso ha llegado a advertirles que quien no está con el Gobierno, está contra él. Uribe sabe que quien tiene el poder, manda, y allí la ventaja obvia es de Santos. Por lo mismo, el ex mandatario decide apuntarle al poder, esta vez desde el Legislativo, pues no puede volver a postularse al Ejecutivo, y tratar de nivelar las cargas con el Jefe de Estado, al que considera prácticamente hostil al uribismo. La idea con la ‘amenaza’ de lanzarse al Senado, en el fondo, es presionar para que en La U le den mayor margen de acción, se acaten algunos de sus pareceres y posturas y así el santismo no termine copando todos los espacios por más que esté en el Gobierno. Como se sabe, hablar de una postulación sería más una hipótesis que una decisión tomada, sobre todo porque faltan más de dos años y medio para las elecciones parlamentarias.
2. PRELUDIO DE ‘PARTIDA DE COBIJAS’
Hay quienes consideran que la versión sobre una posible candidatura de Uribe al Senado en 2014 es el primero de varios pasos en una hoja de ruta ya fijada: crear un partido que sí acate sus directrices y no como pasa con La U, que pese a que fue inspirado y creció bajo su égida presidencial, ahora es dominad por el santismo y las tesis uribistas han perdido mucho campo. Siendo muy difícil recuperar el terreno, lo más viable para que el uribismo no sea borrado del espectro político sería darle una estructura partidista propia e inalienable, y para ello incluso se podría contar con la personería jurídica de Primero Colombia, bajo la cual fueron impulsadas las dos campañas del ex mandatario. Es claro que si Uribe ‘parte cobijas’ con La U y decide lanzar una lista encabezada por él, tendría una votación significativa. Por ejemplo, en una lista cerrada (es decir sin voto preferente) bien podría sumar millón y medio de votos, lo que le garantizaría entre 12 y 13 escaños. Y si decidiera lanzar una lista con voto preferente, es seguro que ‘reclutaría’ congresistas de La U, conservadores y otros partidos y en ese escenario podría llegar a más de 2 millones de votos y sumar entre 25 y 30 escaños y casi 50 en Cámara. Tener a Uribe manejando una bancada superior a 25 por ciento del Congreso lo convertiría en un nuevo factor de poder en el país y frente a cualquier gobierno.
3.REIVINDICACIÓN ELECTORAL:
Para nadie es un secreto que Uribe es visto como uno de los grandes perdedores de los comicios regionales y locales, pues la mayoría de los candidatos a los que apoyó personalmente terminaron fracasando en la búsqueda de gobernaciones y alcaldías. Santos, por el contrario, terminó como ganador, pues no sólo los partidos de la Unidad Nacional arrasaron y el Polo (único en oposición) sufrió una debacle, sino que al no hacer ‘guiños’ a ningún aspirante en particular no perdió en las urnas. Uribe no tiene mayor capacidad para endosar su capital político y, por lo tanto, la única forma de revalidar su potencial electoral y los amplios márgenes de popularidad que aún conserva es jugarse de nuevo en las urnas, pero como no puede hacerlo en la contienda presidencial, pues se lanza al Senado y allí, voto a voto, buscaría demostrar que todavía tiene suficiente fuerza y que se equivocan los que, tras los resultados magros de sus candidatos el pasado 30 de octubre, lo han señalado como una especie de ‘muerto político’. Uribe no tiene fama de digerir fácil y resignadamente las derrotas, y menos en el campo político, razón por la cual sólo esperaría la próxima cita en las urnas y allí demostrarle a propios y extraños que sigue vigente por más que no esté en el poder.
4.PLAN B ANTI-REELECCIÓN
Hay quienes consideran que si Uribe decide postularse al Senado lo que en realidad se evidenciaría es su estrategia de atajar por todos los caminos la posibilidad de que Santos pueda llegar a ser reelegido en 2014. Una candidatura a la Casa de Nariño impulsada y avalada por el ex presidente tendría más chance de ganar si de forma paralela tiene a Uribe, no cargándole el megáfono a su pupilo en la plaza pública, sino encabezando una lista al Senado y haciendo giras conjuntas por todo el país. Esa llave electoral parlamentaria-presidencial tendría un efecto de arrastre interesante en las urnas y bien podría atravesársele a los aspirantes de otros partidos e incluso ganarse un eventual tiquete a la segunda y definitiva vuelta, para enfrentarse allí, posiblemente, con el propio Santos. Es claro que Uribe tendrá candidato para la sucesión en la Casa de Nariño en 2014 y que éste no necesariamente podría ser el que presente oficialmente La U, más aún si este partido sigue dominado por las tesis santistas, las mismas que el ex mandatario considera cada día como más hostiles contra todo lo que pertenezca, haya integrado o recuerde a la anterior administración. Uribe apunta a romper la Unidad Nacional, pues sabe que el liberalismo es hoy el mayor motor de la campaña de posible reelección del actual Presidente y que La U y los conservadores podrían optar de nuevo por pasar de agache en la puja si Santos se postula a repetir en el cargo.