El fútbol es un espectáculo de contacto, de reglas, normas y dicen que hasta Leyes. Esto último no lo comparto ya que eso se le debe dejar a los abogados, quienes son los encargados de redactarlas para que luego las aprueben los gobiernos.
Pero de lo que si estoy seguro es que en el fútbol cualquier error durante un partido no tiene raza, credo o religión. Es error y da mucho de qué hablar.
Lo visto hasta el momento en este Mundial en los juegos Brasil- Croacia ( el de la inauguración) y donde al final del juego lo más importante no fue la victoria del equipo local, sino la decisión del japonés Yuichi Nishimura, quien según el técnico de Croacia Kovac, fue quien determinó el resultado; y el compromiso México – Camerún donde dirigió el colombiano Wilmar Roldán, quien dijo antes de salir del país que se había preparado como un “lulo” para este Mundial, son hoy los protagonistas.
Lo del japonés paso casi desapercibido por la crónica brasileña, pues el equipo local no podría perder en el primer partido y así, casi que sellar debut y despedida. Eso hasta el más ignorante lo entiende. Brasil con tantos líos y perdiendo, Dios nos libre y guarde. Hoy todavía estaríamos en el estadio Arena de Sao Paulo viendo como sacarían en tanqueta a Luis Felipe Scolari, quien al termino del juego dijo “hablemos del rendimiento de mis jugadores, de la partida, pero no del árbitro porque yo no preparo un grupo para hablar de una sola jugada, en la que lo único que tengo que decir es que la decisión es del juez”. Eludió todas las preguntas sobre el árbitro y la crónica deportiva de este país guardo prudente silencio.
Pero para completar y en este caso para desgracia de los colombianos, a WiLmar Roldán en el estadio la Dasdunas de Natal, en el juego que le correspondió, que debía ser de puro trámite, resultó ser el más criticado por todos los comentaristas locales. Ahí si se rompieron las vestiduras, pasaron una y otra vez las jugadas polémicas, una de ellas donde el central se apoyó en su compatriota Humberto Clavijo, quien actuaba por el costado occidental y decidió anular un par de jugadas que terminaron en gol. Así puso al mundo entero a repetir y a congelar las imágenes, para poder opinar y dictar normas del juego. Pero Roldan lo tenía que decidir en ese momento, lo hizo y anuló las anotaciones. Saben cuánto tiempo tuvo para hacerlo, menos de tres segundos. Así miró a su juez de línea y tomó la determinación. Nosotros en la tribuna hacíamos fuerza para que la producción dejara de pasar la jugada y la vergüenza fuera menor, pero de nada sirvió, nos tuvimos que conformar con lo que nos dieron, hasta que venga el nuevo partido, y ahí si como que descansar.
Roldán ahora debe estar repitiendo las jugadas y aguantando los millones de insultos, pero tenemos que darle gracias al equipo Santos de México que prestó a Oribe Peralta, quién sacó de aprietos a los “manitos” y les dio la victoria.
Pro la gran conclusión de esto es que se hable como se hable, se diga lo que se diga, los errores arbitrales son humanos y eso es lo bonito que tiene el fútbol, que sigue siendo de humanos, que es un deporte en el cual existe la democracia, porque para lo que usted puede ser falta, para el adversario simplemente fue un contacto.