“La crisis europea supone riesgo para todas las economías” dijo finalizando 2011 Christine Lagarde, directora del FMI, y comenzando 2012 el ministro de Hacienda de Colombia manifestó: “Si estamos juntos tenemos mayor chance de sobrevivir”, afirmaciones que muestran los altos riesgos de un colapso de la organización económica mundial.
Desde 2009, en el libro Infarto de Wall Street de Aurelio Suárez, se advirtió el carácter global y sistémico de la crisis, que incluso algunos la explican como resultado de un acumulado desde 1970. El panorama, sin duda, es más sombrío que el mero estallido de burbujas hipotecarias en Estados Unidos. Un estudio de McKinsey, actualizado a 2011, llamado “La deuda y apalancamiento: La burbuja de crédito global y sus consecuencias económicas” (traducido del inglés), brinda datos que permiten mirar lo que está por estallar.
El endeudamiento de Gobiernos, hogares, sector financiero y empresas de las principales economías, alcanzó proporciones descomunales. Estados Unidos sigue padeciendo. Su tasa de ganancia no muestra recuperación y lo poco logrado se funda en la reducción del fondo salarial por la baja en su fuerza laboral ocupada, que entre 2007 y 2011 pasó de 146 a 141 millones de personas (26 son de tiempo parcial). (http://www.bls.gov/news.release/empsit.a.htm).
Los pronósticos de The Economist sobre países con mayor crecimiento para 2012 son patéticos. Ubican primero a Macao, un territorio convertido en casino, que crecerá 15%. Casi igual Mongolia, por sus ventas de carbón a China; siguen Libia e Irak, por las inversiones para su reconstrucción (¿la guerra al servicio de la economía?), y muy cerca dos países petroleros, Argelia y Nigeria. De los grandes, China es el más alto con 8,2% esperado, la menor alza de los últimos seis años, desde 2007, cuando tuvo 14,2%. Viene en picada.
Ante el fracaso de las teorías que han justificado tanto disparate, alumnos de Harvard y del profesor Gregory Mankiw abandonaron el aula en protesta por no recibir elementos para comprender “el infarto económico”. Como van las cosas, ese comportamiento podría extenderse por muchos campus universitarios del orbe.