Una gripa y nada más | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Noviembre de 2012

Una gripa y nada más. Nos enteramos en la mañana del lunes, con inmensa alegría, por boca del periodista Edgar Artunduaga, que no fue una recaída lo que sufrió la semana pasada el notable periodista  Hernán Peláez, sino una gripa que adquirió en un hotel de Medellín, por culpa del aire acondicionado. En situaciones como esta celebramos que fallen las fuentes de La Barca. En la tarde del lunes 26 reasumió la conducción de La Luciérnaga

Cartera de relaciones públicas. El tema del servicio exterior colombiano sigue de moda en los dominicales desayunos del Centro de Estudios Nacionales "Los pájaros dormidos" al que asistieron los ex constituyentes Antonio Navarro, Jaime Castro, Álvaro Leyva y el prestigioso internacionalista Juan Daniel Jaramillo Ortiz. Navarro invitó a marchar contra el fallo. Castro dijo que definitivamente nuestra Cancillería se había convertido en una oficina de relaciones públicas, cuyos cargos estaban en manos de unas señoras muy elegantes, expertas en protocolo, vallenato y cine, mientras que los señores llegaron a San Carlos como premio a sus actividades políticas.

Todo tiempo pasado. ¡Ah tiempos aquellos! cuando nuestros destinos externos fueron manejados por eruditos como López de Mesa, José Joaquín Caicedo Castilla, Fernando Londoño y Londoño, López Michelsen, Liévano Aguirre, Vázquez Carrizosa y ahora los traen hasta de la selva.

El exministro Álvaro Leyva, mapas en mano, recordó los memorables debates parlamentarios que promovió en compañía de Rodrigo Marín Bernal, temas de los que nadie habla. Cerró las intervenciones en tono vehemente el  connotado internacionalista Juan Daniel Jaramillo Ortiz, quien dejó estupefacto el auditorio con sus serios conocimientos, adobados de suculento anecdotario.

Zapatero a tus zapatos. Lo  de Nicaragua ha dado para todo. El excomisionado de televisión Jorge Figueroa, el hijo del extinto "Tuerto" Figueroa, que también participó en el desayuno, contó que el jefe de nuestra representación diplomática en Managua, Mario Camacho Prada, montó  una empresa de “chance”, gracias a los auspicios del presidente “nica”,  Arnoldo Alemán.

Protegido. Camacho, un protegido de José Luis Mendoza; amigo del alma de Edgar  Gómez; llave de Alfonso Valdivieso y seguidor de Horacio Serpa, fue designado por César Gaviria y, según su biógrafo Gómez, la canciller Sanín tardó siete meses en aceptarle la renuncia por su trabajo en tierras somocistas. Un contertulio le dijo al barquero que hasta zapatería debió tener Camacho en Nicaragua.

Los confiscaron. Juan Paz publicó lo siguiente, el domingo, a propósito de las “chuzadas” a La Luciérnaga: “Por una investigación hecha a petición del presidente Santos, la fiscal delegada Clara Lovera procedió a decomisar para análisis técnico y, obviamente para incluirlos en cadena de custodia, los aparatos de interceptación y seguimiento que encontró en la Agencia Central Nacional de Inteligencia que dirige el almirante Echandía. Según la Fiscalía, esa Central no está autorizada por ley para realizar labores de policía judicial y por lo tanto no puede accionar tales aparatos de interceptación”.