UN: ¿una coalición con fecha de vencimiento? | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Febrero de 2015

COMO LO publicó el jueves EL NUEVO SIGLO, al anunciar que aspiran a tener candidato propio en esos comicios presidenciales, los liberales expresaron, a través de su codirector, el senador Horacio Serpa, que el acuerdo de la Unidad Nacional se termina el 7 de agosto de 2018.

¿Qué hay detrás de ese anuncio? Las palabras de Serpa podrían ser interpretadas al menos en uno de tres sentidos, o en combinaciones de ellos.

 

 1. Lo normal

 

Lo primero que hay que decir es que se trata del anuncio normal del directivo de una colectividad política, que si no notifica que una organización como el Partido Liberal tiene vocación de poder, pues debería ir renunciando.

Serpa manifestó que “en ese año electoral, los meses antecedentes para la entrega del poder tiene que haber la competencia para saber quién será el próximo presidente de Colombia. Los liberales aspiramos a que sea del partido”.

Pero no se trata de una consideración nueva ni exclusiva. En noviembre, Serpa y el senador Carlos Fernando Galán, director de Cambio Radical, ya habían hablado del tema en Santa Marta durante un encuentro del Partido Social de Unidad Nacional (La U).

En ese certamen, los congresistas de La U aprobaron la realización de una consulta interna para escoger un candidato presidencial. Es más, algunos legisladores ya le pidieron al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, que haga parte de esa baraja.

Frente a esa decisión, Galán expresó que “nosotros somos partidos que tenemos vocación de poder”.

Cabe decir que el año pasado también se llegó a decir que la coalición tenía fecha del 7 de agosto de 2014, lo cual fue al menos parcialmente cierto, pues de la Unidad Nacional ya no hacen parte el Partido Conservador y la Alianza Verde.

Habría que decir que los liberales han estado muy contentos con Santos como presidente (es ya famosa la declaración del exmandatario César Gaviria, cuando el director del liberalismo era Rafael Pardo, señalando que su jefe estaba en la Casa de Nariño), pero no es lo mismo un gobernante de estirpe liberal que uno de militancia liberal. Y cada vez que este tema se ha tocado, La U ha sacado a relucir el carnet fundador del jefe de Estado.

 2. A corto plazo

 

Con todo, el escenario político es distinto al vivido en 2010, cuando Juan Manuel Santos lanzó la Unidad Nacional para la segunda vuelta y a 2014 cuando logró reelegirse: en 2018 estará eliminada la reelección presidencial.

En este nuevo contexto podría plantearse que las coaliciones de tan largo aliento pierden espacio en la política nacional. Por una parte, es lógico que cada nuevo gobierno tenga su propia alianza partidista; y por otra, en realidad en Colombia no se han dado mucho los acuerdos extensos: el que acompañó a Álvaro Uribe durante ocho años y el Frente Nacional que en 16 años permitió la sucesión de gobiernos liberales y conservadores serían los ejemplos más recientes.

 

 3. Coyuntura

 

Por otra parte, el anuncio podría haberse producido en esta época específica por razones más coyunturales, sin que ello desconozca que tenga como base las consideraciones anteriores.

No en vano, la noticia se dio en medio de la reorganización de la colectividad de cara a conformar listas y otorgar avales para los comicios de octubre, en los que el Partido Liberal aspira a mejorar considerablemente su participación en concejos y asambleas, así como lograr en mayor número posible de alcaldías, especialmente de ciudades capitales, y gobernaciones, aun en alianza, aquí sí, con Cambio Radical y La U, toda vez que el pulso será con el uribismo.

Precisamente porque la Unidad Nacional donde más tiene que funcionar es en las regiones, donde se vivirá el posconflicto tras los eventuales acuerdos con las Farc en La Habana, el Partido Liberal quiere aportar todo su caudal electoral a la consolidación de la paz sin desdibujarse; y a eso ayuda una visión para el 2018.

Simultáneamente pueden estar andando otras apuestas. Hace solo unas semanas, comenzando diciembre, en plena recta final de la primera parte de las sesiones ordinarias del Congreso (no es de extrañar que Serpa haya dicho lo que dijo precisamente en la semana en que estaba citado el Legislativo a sesiones extras), el liberalismo amagó con sacarle el cuerpo a la reforma tributaria, la ley de orden público y el TLC con Corea, y pidió una reunión urgente con el presidente Santos. Tras ese encuentro, en la Casa de Nariño, el senador Luis Fernando Velasco declaró que “somos un partido que tenemos unas coincidencias y hemos sido fundamentales en la reelección” de Santos, “pero eso no significa que tengamos una adhesión”, procediendo a continuación a marcar diferencias en los tres proyectos mencionados, que finalmente contaron con el apoyo liberal.

Sin embargo había otro malestar con relación a la composición del gabinete, pues como lo refirió la senadora Viviane Morales, aparte del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, los demás ministros que son presentados como militantes del liberalismo “no son personas que hayan tenido militancia en el partido o que se conozcan con el partido”.

A pocas semanas de aquello, ¿lo expresado por Serpa será un cordial recordatorio a Santos de algunas cosas que tiene pendientes?