Un hospital donde el remedio puede ser peor que la enfermedad | El Nuevo Siglo
Foto Anadolu
Domingo, 1 de Octubre de 2017
Agencia Anadolu
El  Vargas, de Caracas, es una muestra de la crisis de la salud en toda Venezuela: falta de medicamentos, infraestructura precaria, aumento de las enfermedades y la mortalidad.

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Al Hospital Vargas de Caracas hay que entrar con sigilo. Recorrer con bajo perfil los pasillos donde se ven los arrumes de camas inoperativas, los escombros, las salas con precaria infraestructura, los miembros de las milicias afines al gobierno. “Es mejor no despertar sospechas, aquí al que se atreve a denunciar la crisis de la salud le puede ir mal. Por eso han despedido a ministros, a médicos y han censurado a periodistas”, dice nuestro anfitrión.

Danny Golindano, coordinador nacional de la red Médicos por la Salud, recorre el hospital mientras arroja unas primeras cifras para entender el panorama. Según el médico, en la encuesta nacional de hospitales realizada por su organización se ha visto que en los últimos cuatro años hubo un incremento del 73% en la falla de material médico-quirúrgico, más del 50% de los quirófanos del país están inoperativos y hay un 78% de inexistencia de antibióticos y otros medicamentos. “Esto último no sucede solo en el área hospitalaria, sino que en cualquier farmacia se puede comprobar”, asegura.

El doctor entra en una sala para pacientes hemato-oncológicos con linfoma y leucemia, que están sometidos a quimioterapia y por lo tanto deberían estar en salas individuales, aisladas, con baños adecuados. En cambio, están separados de manera improvisada con sábanas raídas. Es normal encontrar un paciente sometido a quimioterapias al lado de uno con tuberculosis, lo cual representa un alto riesgo de infección. Hay un solo baño, a veces sin agua, que usan los 24 pacientes de la sala sin importar qué enfermedad tengan.

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Si uno mira hacia arriba, encima de varias camas hay hongos y gérmenes que se expanden por las paredes. “Lo más probable es que estando ahí, un paciente crítico se contagie con enfermedades nosocomiales, que son propias de los hospitales y que terminan agravando su condición. A veces ingresamos pacientes con el temor de que se vayan contaminados de alguna otra enfermedad o patología asociada al hospital. Esto es grave porque Venezuela no cuenta con los medicamentos para ese tipo de patologías”, explica nuestro guía.

La situación se repite en las otras salas del hospital. Son 280 o 300 pacientes en total que corren estos riesgos al ser atendidos. 

Volvió la malaria

Pero la precariedad de las instalaciones es solo una parte del problema. Médicos por la Salud ha encontrado que la falta de medicamentos se ha traducido en un aumento de los índices de mortalidad y en el incremento de enfermedades. Denunciar esto es tan delicado que hasta la exministra de Salud, Antonieta Caporale, fue destituida en mayo de este año después de publicar un boletín epidemiológico (que llevaba más de dos años sin publicarse) en el que se evidenciaba un incremento durante 2016 de la mortalidad materno-infantil en el país y de enfermedades como malaria, difteria, tosferina y tuberculosis.

Según Golindano, en Venezuela la malaria era una enfermedad que se había erradicado hace más de 40 años. Sin embargo, “hoy el país se ha convertido en el primer portador de malaria en el mundo. Hay estados donde se ha duplicado o triplicado en lo que va del año, respecto al censo del año anterior. Y como esta, muchas otras enfermedades crónicas se incrementan”.

El médico añade que “el año pasado hubo también un aumento en la cantidad de pacientes que ingresaban con retrovirus o VIH y no teníamos cómo atenderlos, obviamente en estos casos aumentó la mortalidad. Estamos haciendo la recolección de datos sobre esto, a pesar de que hacer la denuncia nos puede salir caro”.

El problema no es solo la falta de medicamentos, sino de insumos y dispositivos para que los médicos puedan trabajar. En el Hospital Vargas, la máquina de diálisis está dañada. Hasta hace poco activaron cinco de los 10 quirófanos que tiene el hospital; antes solo había uno activo, que es un quirófano de campaña. Hace poco más de dos meses, el hospital se quedó sin oxígeno y algunos médicos denunciaron que por causa de esto murieron dos pacientes que se encontraban en condiciones críticas.

La falta de camas es un problema cotidiano y se extiende a otros hospitales del país. Médicos por la Salud ha encontrado que “hay un total nacional de más de 4.200 camas inoperativas, eso significa 4.200 oportunidades menos que tienen los pacientes de ir a un hospital venezolano”, dice Golindano.

Volver al pasado

También la escasez de alimentos afecta al hospital. Hace más de un mes, solo había capacidad para dar una comida al día a los pacientes y sin proteína. “La dieta era para todos igual, eso es un peligro para pacientes hipertensos o diabéticos, por ejemplo, que necesitan dietas especiales”, recuerda nuestro guía.

Por un lado, la situación alimentaria hace que el hospital no tenga cómo proveer una dieta adecuada a sus pacientes. Por el otro lado, esto genera que el hospital tenga que atender numerosos casos de desnutrición. Según Golindano, los estudios hechos por profesionales de la salud arrojan que "hoy en Venezuela, el 26% de la población infantil está en riesgo de desnutrición, el 8% en desnutrición leve y un 3% severa. Es decir, más del 40% de la población en riesgo”.

Para ejercer su profesión en medio de estas condiciones, los médicos han tenido que volver a los viejos tiempos. “Si tienes que drenar un pulmón, como no hay equipos, tomas una botella de agua de cinco litros, la perforas con una manguera, lo haces artesanalmente. Algo así se repite en diferentes procedimientos. Volvimos a la medicina de guerra, con métodos poco seguros, operando en quirófanos de campaña, usando camas de hace 40 años, en salas inadecuadas, en condiciones inhóspitas”.

El Hospital Vargas es un centro de referencia de pacientes del Sistema Nacional de Salud y es uno de los más emblemáticos de la capital venezolana. “Si la situación aquí es así, imagínese cómo será en el resto”, dice Golindano.

 

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