Un año difícil para el empleo | El Nuevo Siglo
Viernes, 1 de Mayo de 2015

HOY Primero de Mayo, al celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, es importante tener en cuenta que los países de América Latina están frente al desafío impuesto por una desaceleración de la economía que impactará el mercado laboral y colocará presión sobre las tasas de desempleo e informalidad.

Durante las últimas semanas las mediciones económicas han sido unánimes: las perspectivas de crecimiento se han revisado a la baja y es posible que el promedio regional incluso sea inferior al 1 por ciento.

Esto ocurre en una región que experimentó un crecimiento sostenido durante más de una década, lo cual contribuyó en forma importante con la reducción de la pobreza y ayudó a mejorar los indicadores laborales. La tasa de desempleo en las zonas urbanas, que a comienzos de este siglo estaba en 11%, y bajó hasta un mínimo histórico de 6,1% a fines del año pasado. También hubo un moderado descenso de la informalidad y mejoras salariales.

Pero es evidente que esta tendencia positiva se ha detenido.  Ahora predomina la incertidumbre y el temor de que se reviertan algunos logros alcanzados. Además, no hay que olvidar que el empleo es clave para la reducción de la pobreza y la desigualdad.

La OIT estima que la tasa de desempleo podría subir dos o tres décimas porcentuales este año de la mano de la desaceleración económica.

En un mercado laboral en el cual habrá menos creación de nuevos empleos, también es previsible que algunos trabajadores recurran a ocupaciones en condiciones de informalidad. En la actualidad la tasa de informalidad es de 47 por ciento, lo que equivale a 130 millones de trabajadores en empleos que  habitualmente implican malas condiciones laborales, desprotección, inestabilidad y falta de derechos.

También será difícil avanzar en el cierre de las brechas de empleo. Aunque las mujeres se han incorporado al trabajo, su tasa de participación es 30% inferior a la de los hombres y cuando buscan colocarse  enfrentan una desocupación más alta. Los jóvenes también están en  desventaja ya que  40% por ciento de los desempleados tienen entre 15 y 24 años y tasas de desocupación de 2 a 4 veces mayores que los adultos.

Esta situación coloca a los países frente al desafío de repensar las estrategias para impulsar el crecimiento económico y la transformación productiva. Y esta es una tarea de grandes dimensiones en la cual tenemos que pensar hoy,  Primero de Mayo,  cuando recordemos la gesta de los mártires de Chicago en 1886, quienes lucharon por mejorar las condiciones de trabajo.

No podemos olvidar que, independientemente de cuál sea el comportamiento económico, América Latina necesita crear 50 millones de puestos de trabajo en la próxima década solamente para compensar el crecimiento demográfico. Y esperamos que esos empleos sean formales.

*Directora Regional de OIT para América Latina y el Caribe.