Miércoles, 31 de Agosto de 2011
De los primeros ‘disparos’ desde esta trinchera virtual, motivados por un ataque de las Farc, se llegó a fuertes señalamientos a Santos, que tienen la relación al borde del rompimiento definitivo.
… qué dolor que incineren 14 policías. Ojalá el mundo condene y en nosotros firmeza contra el terrorismo". Así escribió el 1 de septiembre del año pasado el ex presidente Álvaro Uribe. Y lo hizo a través de la que desde entonces se convirtió en su principal vehículo de comunicación: Twitter.
Sin embargo, el mensaje del ex Mandatario caló mucho, no sólo porque se unió a la estupefacción que tenía todo el país ante la forma cobarde en que las Farc habían emboscado y asesinado a 14 uniformados la noche del miércoles 1 de septiembre en zona rural de Doncello (Caquetá), sino porque el ataque hacía parte de una escalada terrorista en los últimos dos meses que había dejado más de una treintena de policías y militares muertos por atentados y combates en Arauca, Norte de Santander, Nariño y Meta.
En medio de las alertas desde distintos sectores en torno a que las Farc le estaban dando ‘la bienvenida’ a Santos y querían ‘poner a prueba’ si la Seguridad Democrática seguiría siendo la misma con Uribe fuera de la Casa de Nariño, la alusión del twitterazo a mantener la “firmeza contra el terrorismo” fue entendida como una crítica indirecta, tácita y sutil al nuevo gobierno.
Mientras que todo el país polemizaba sobre por qué Uribe no había seguido la costumbre -no escrita pero respetada- de que el saliente presidente guardaba un prudente silencio frente a su sucesor, al menos en los primeros 100 días de mandato, esa misma semana trascendió que el ex Jefe de Estado había contactado a varios de sus ex funcionarios para confirmarles que comenzaría a liderar una estrategia para que los candidatos afines a sus ideas ganaran las elecciones regionales y locales de octubre de 2011.
Lo que ha pasado desde entonces, ya todo el país lo conoce. Uribe fue subiendo semana tras semana y mes tras mes el tono de sus señalamientos al gobierno Santos. De los pronunciamientos iniciales, en los que traslucía algunas quejas pero respaldos al nuevo gobierno, poco a poco fue pasando a críticas más directas a su sucesor por temas tan diversos como la reanudación de relaciones con Venezuela y Ecuador, un presunto “apaciguamiento” en la lucha contra la guerrilla y el terrorismo, la entrada al gabinete de connotados opositores al uribismo como Germán Vargas Lleras y Juan Camilo Restrepo, los cambios en la Ley de Víctimas y de Tierras, la modificación de la terna para Fiscal General, la distensión con las Cortes judiciales, la salida a la luz pública de los primeros escándalos de corrupción ‘heredados’ de la anterior administración…
Ya en diciembre pasado se hablaba de un distanciamiento cada vez más evidente entre Santos y Uribe, no sólo por estilos de gobierno muy distintos y objetivos programáticos cada vez más diferenciados, sino porque corrían rumores sobre discusiones altisonantes entre uribistas 1A y santistas… Es más, se habló de una conversación acalorada entre Presidente y su antecesor en una comida en Antioquia, versión que luego fue desmentida. Igual pululaban las hipótesis sobre un pulso de poderes al interior de La U entre las dos corrientes.
Al borde
Este año la tensión se profundizó aún más. Tanto vía Twitter como en entrevistas en prensa, radio y televisión, Uribe no sólo se queja y critica directamente al Gobierno y altos funcionarios como el ministro Vargas, sino que incluso lo ataca con señalamientos cada vez más duros y mordaces. De nuevo los coletazos de los escándalos de corrupción ‘heredados’, la relación con Chávez, el reconocimiento del “conflicto armado” y la distensión del gobierno Santos con sectores de izquierda y connotados antiuribistas fueron motivos de un mayor distanciamiento.
"Este gobierno me quiere graduar de corrupto", "Hay deterioros en muchas partes del país", "El presidente Santos, como ministro, se opuso a la Ley de víctimas”, “Le queda a uno la impresión de que es una política contemporizadora con una dictadura”, “… Me preocupa es que el Gobierno haga shows publicitarios que parecen más escándalos periodísticos que labores de la administración. Ojalá esos hallazgos no se le conviertan en falsos positivos de la corrupción”… De ese talante han sido los cuestionamientos en los últimos meses.
Santos, a su turno, siempre ha esquivado polémicas con el ex presidente, tanto que frente a uno de los últimos ataques de éste, dijo tener un “mantra: no pelear con Uribe”.
Aún así, no sin antes reiterar que guarda el mayor de los respetos por su antecesor y que no tiene duda alguna sobre su honestidad, Santos ha replicado sutilmente algunos de los señalamientos de Uribe, como que no son falsos positivos los hallazgos de corrupción, que no se ha bajado la guardia contra el terrorismo o que en la relación con Venezuela se quiera desconocer el tema de la guerrilla que se refugia en ese país.
“… Posiblemente me verán después de esta responsabilidad que el pueblo colombiano me dio, dictando clase como ex presidente y no molestando al presidente de turno", expresó semanas atrás, en una declaración considerada la más directa contra Uribe, pero luego matizó para no molestar al ex mandatario antioqueño.
Cuenta regresiva
Un año después del que fue considerado como el primer twitterazo crítico de Uribe al Gobierno, es claro que la relación entre ellos está muy deteriorada. Incluso se habla ya de un rompimiento definitivo aún no oficializado. Es más, hay quienes apuestan a que el fin de esta cuenta regresiva para el divorcio total se dará después de las elecciones de octubre y dependiendo del mapa político que allí se termine configurando.
Sin duda el principal factor de oposición a la Casa de Nariño hoy es Uribe, que conserva su popularidad aunque su poder e influencia política han disminuido sustancialmente, como quedó evidenciado en el debilitamiento progresivo del llamado uribismo y el casi nulo impacto del ex presidente en la campaña electoral regional y local.
Aún así se afirma que el ex presidente lanzará en 2014 su propio aspirante a la sucesión en la Casa de Nariño, así ello implique enfrentarse a Santos, si éste decide postularse para repetir, o a aquel que gane el tiquete de la coalición gobiernista para pujar por el cargo.
Por ahora es seguro que Twitter seguirá siendo la principal trinchera del ex mandatario y que sus pronunciamientos aumentarán en tono y dureza, siempre apuntando al mismo blanco: el Ejecutivo.