En una Francia todavía traumatizada por los atentados de París, los comicios regionales del 6 y 13 de diciembre, último test electoral antes de las presidenciales de 2017, confirmarán sin duda el inexorable avance de la extrema derecha.
Según los sondeos, el Frente Nacional (FN) podría ganar por vez primera al menos dos regiones, continuando la progresión espectacular que logró el año pasado en las elecciones municipales y las europeas.
La presidenta del FN, Marine Le Pen, es considerada favorita en el norte (Norte Paso de Calais Picardía), y su sobrina Marion Maréchal-Le Pen en el sur (Provenza Alpes Costa Azul).
Las encuestas otorgan entre 27 y 30% de las intenciones de voto para el FN a nivel nacional. Además de las dos señaladas, el partido puede albergar ambiciones en otras regiones, en las que los sondeos lo sitúan ahora a la par con la oposición de derecha.
"Hace varios meses, yo decía que teníamos posibilidades de victoria en cuatro o cinco regiones. Estamos en ello", declaró recientemente Marine Le Pen.
La extrema derecha "progresa porque los franceses están en cólera", estima el ex primer ministro conservador François Fillon.
Jean-Christophe Cambadélis, líder del gubernamental Partido Socialista (PS), sostiene, por su parte, que "los sondeos no miden el voto frontista, miden el miedo en Francia, hay un partido del miedo que estructura el Frente Nacional".
Los atentados yihadistas del 13 de noviembre, que dejaron 130 muertos y cientos de heridos en París, anularon prácticamente la campaña electoral para las regionales.
- Le FN 'se beneficia' de los atentados -
"El partido que se beneficia de esos acontecimientos es verdaderamente el FN, con el tema: 'se lo habíamos dicho'", estima Jean-François Doridot, del instituto de encuestas Ipsos.
El partido de Marine Le Pen es confortado en su discurso nacionalista y antimigrantes a raíz de la información de que dos de los kamikazes de los atentados llegaron a Francia desde Grecia, donde entraron entre los inmigrantes.
En cambio, los socialistas no parecen haberse beneficiado del espectacular aumento de popularidad que los sondeos señalan (hasta +22 puntos) para el presidente François Hollande a raíz de las medidas tomadas después de los atentados.
Al PS, que dirigía desde 2010 todas las regiones de Francia salvo una, los sondeos le atribuyen entre 22 y 26% de las intenciones de voto en la primera vuelta, y podría conservar sólo tres. El partido tendrá que movilizar su electorado si quiere evitar la derrota que le adelantan las encuestas desde hace meses.
En cuanto al principal partido de la oposición de derecha, Los Republicanos (LR) del expresidente Nicolas Sarkozy, sigue esperando ganar en la mayoría de las regiones, pero las intenciones de voto en su favor (25% a 28%) retrocedieron en beneficio del FN.
El resultado de los comicios dependerá en gran medida de la actitud que adopten el PS y el LR en la segunda vuelta en las regiones en las que el FN tiene posibilidades de ganar: retirar sus listas en favor de la otra formación o incluso aliarse para impedir la victoria de la extrema derecha, o bien mantenerse para una segunda vuelta triangular, que podría favorecer al FN.
El primer ministro socialista Manuel Valls se declaró dispuesto a "hacer todo" lo necesario para impedir una victoria del FN, pero Sarkozy rechazó el miércoles la hipótesis de un "frente republicano" contra la extrema derecha.
Estas elecciones nacionales son las últimas previstas en Francia hasta las presidenciales de 2017, para la cual los sondeos dan también a Marine Le Pen en cabeza de las intenciones de voto en la primera vuelta.