El crecimiento en la zona euro se ve amenazado por "riesgos externos" como la desaceleración de China y por factores internos como el 'Brexit', estimó este martes la Comisión Europea, que rebajó su previsión de expansión del PIB en 2016 y 2017.
En sus previsiones económicas de primavera, publicadas este martes, la Comisión pronostica una expansión del PIB de las 19 economías de la zona euro de 1,6% y 1,7% en 2016 y 2017 respectivamente, una décima menos que en la anterior publicación en febrero.
"La recuperación económica continúa, pero el contexto mundial es menos favorable", estimó Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión, citado en un comunicado.
Según las previsiones de primavera, el crecimiento permanecerá "globalmente estable" en la mayoría de los miembros del bloque, aunque "seguirá siendo desigual", apuntó en conferencia de prensa el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
Pero predomina una "gran incertidumbre" sobre estas previsiones por los riesgos exteriores, como la "desaceleración del crecimiento en los mercados emergentes, en particular China", que puede tener "repercusiones o una amplitud más fuerte que lo previsto".
La economía china, motor crucial para el crecimiento mundial, crecerá este año un 6,5% y un 6,2% en 2017, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), lejos del 6,9% registrado en 2015, que ya fue el porcentaje más bajo en un cuarto de siglo.
La incertidumbre geopolítica "sigue siendo elevada", señala la Comisión, con una amenaza más grave que lo previsto en las economías europeas.
Pero también hay "riesgos vinculados a la evolución de la situación interior de la UE que son considerables", en especial "la incertidumbre del referendum [del 23 de junio] sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión".
- Demanda interna y reformas -
Según la Comisión, el "crecimiento dependerá de la demanda interna", ya que las exportaciones de la zona euro seguirán cayendo este año y la balanza comercial "será neutra en 2017".
De momento, las exportaciones, según la Comisión, continúan beneficiando de la depreciación del euro, pero su recuperación podría dejar al bloque monetario "más vulnerable a los efectos de una desaceleración del crecimiento mundial", que según el FMI será este año de un "modesto 3,2%".
"Nuestras perspectivas de crecimiento dependerán cada vez más de las posibilidades que nos creemos para nosotros mismos", señaló Dombrovskis insistiendo en la necesidad de "intensificar esfuerzos en materia de reformas estructurales para remediar a los problemas persistentes en numerosos países".
En el conjunto de la Unión Europea (28 miembros) la Comisión pronostica una expansión del PIB de 1,8% en 2016 y 1,9% en 2017, este es para cada año una décima menos que en su anterior previsión.
Según la Comisión, los bajos precios de la energía seguirán pesando sobre la inflación. Si bien esta situación conviene a los hogares ya que "estimula sus ingresos disponibles reales", y por ende el consumo, la "intensidad" de este "impacto positivo" en la economía "debería disminuir progresivamente a medida que aumente el precio del petróleo".
En lo que queda de 2016, "la inflación se situará cerca de cero", lo que contraerá el índice a sólo 0,2%, lejos del objetivo de una evolución de precios cercana pero inferior al 2%. Esto, a pesar de los esfuerzos del Banco Central Europeo (BCE), que mantiene sus principales tasas en mínimos históricos y lanzó operaciones de compra masiva de deuda para estimular la economía y el índice, lo que saluda la Comisión Europea.
"La progresión de los precios debería ser más marcada en el segundo semestre, dado que los precios de la energía aumentarán progresivamente y que los precios interiores se recuperarán por el efecto de la demanda interna", señala el Ejecutivo comunitario, estimando que en 2017 la inflación alcanzará 1,4%.
En cuanto al desempleo las previsiones vaticinan que caerá por debajo del umbral de 10% en 2017, cuando alcance 9,9%. Este año la Comisión estima que el desempleo será de 10,3% (en febrero las estimaciones eran de 10,5% en 2016 y 10,2% en 2017).
Francia, Italia y España incumplen sus objetivos del Pacto de Estabilidad y de Crecimiento, que fijan un déficit máximo de 3% del PIB y una deuda pública inferior al 60% en relación al producto bruto del país.
París está en la mira por su déficit, que debe llevarlo a 3% o menos en 2017, año electoral en el que la Comisión estima que será 3,2%.
El déficit español también capta la atención de Bruselas que estima que será este año de 3,9%, cuando Madrid debía alcanzar 2,8%, y el año próximo de 3,1%.
Italia en tanto, tiene una deuda pública que va mucho más allá de lo que plantea el pacto, este año asciende a 132,7% en relación al PIB, en 2017 bajará a 131,8%.