Con capacidad para 40 personas, el nuevo domo inflable del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Colomia (U.N.) Sede Bogotá hará posible que cualquier persona pueda observar la bóveda celeste sin importar las condiciones atmosféricas.
“Esta nueva herramienta permitirá simular lo que ocurre en el cielo gracias a un proyector que permite ver las constelaciones y los planetas, junto con la proyección de películas y material didáctico que incluso podría ser producido en la Universidad”, destaca Giovanni Pinzon Estrada, profesor asociado del Observatorio de la U.N.
Durante su primera presentación, prevista como epílogo de la charla ofrecida por el científico y popular youtuber español Javier Santaolalla, se logró atender a cerca de 400 personas –jóvenes estudiantes de la U.N. y colegios del Distrito–, quienes tuvieron la posibilidad de relizar un viaje interactivo alrededor del sistema solar en 20 minutos.
La nueva adquisición de la U.N. también contribirá a fomentar el espíritu científico en diversas comunidades y situaciones, puesto que gracias a su versatilidad y poco peso –45 kg el domo y 10 kg el proyector–, el domo se puede transportar prácticamente a cualquier lugar.
Estudiantes de colegios y universidades podrán disfrutar de esta gran experiencia, puesto que el diámetro de seis metros le da al domo unas dimensiones que incluso sobrepasan las del domo del Planetario Distrital de Bogotá.
En lugares donde las condiciones de nubosidad lo permitan, la experiencia del domo se podrá complementar con una observación directa que use telescopios, con el fin de complementar la información recibida durante la proyección.
Cuando se infla el domo, en su centro se ubica el proyector de manera que su lente gran angular muestra la bóveda celeste y a la vez simula el movimiento que hacen los distintos cuerpos celestes en tiempo real, de acuerdo con la programación que se haga del sistema.
“La intención es que podamos usar el domo para incentivar el interés por la ciencia en personas de cualquier edad y sin ningún tipo de formación previa, puesto que nuestro principal objetivo es promover el interés por la ciencia”, destaca Javier Sánchez, estudiante de la U.N. y auxiliar del Observatorio.
Bastará con seleccionar el lugar de emplazamiento, para luego activar un motor que permite levantar la estructura en cerca de dos horas, de manera similar al efecto que se logra al poner una bolsa de plástico sobre el piso, por el aire que queda retenido.
“La estructura se podría comparar con media esfera, azul en su parte externa y blanca en su interior, que facilita la proyección como sucede con cualquier pantalla de cine”, explica el docente, quien llama la atención sobre el hecho de que todo el sistema es de fabricación estadounidense.
Para evitar que la estructura se levante con una ráfaga, una vez infladada se sujeta con bolsas de arena a manera de lastres, que se colocan en “bolsillos” para tal fin; además se conserva el aire del interior, puesto que el acceso y salida del público debe efectuarse abriendo o cerrando una única cremallera.
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