Una vez más Turquía fue atacada por el terrorismo. Las tres bombas que explotaron en el aeropuerto de Atartuk confirman que este país es uno de los más asediados por los terroristas. La CIA, luego de diferentes hipótesis que rodearon los hechos, señaló ayer como responsable al Estado Islámicos (EI), pese a que algunas autoridades turcas intentaron implicar al Partido de los Trabajadores de Kurdistán, (PPK).
Turquía, un país bisagra entre Oriente y Occidente, por donde pasó Alejandro, Gengis Kan y Constantino, hoy sufre la peor oleada terrorista de su historia. Desde 2015 hasta hoy han muerto más de 200 personas en atentados que han involucrado al Estado Islámicos y al PKK.
Esta vez, cuando Turquía se disponía arreglar las relaciones con Rusia e Israel como parte de una estrategia para salir del aislacionismo, el EI impactó el turismo, núcleo de la economía turca. De la misma forma ocurrió en 2015 cuando se presentó un tiroteo en el principal barrio turístico de Estambul donde murieron más de una docena de ciudadanos alemanes
El turismo es una de las principales fuentes de ingreso del país. Anatolia es un museo al aire libre, con monumentos romanos, bizantinos y otomanos. De ahí que sea visitada por millones de turistas de todos los continentes, convirtiéndose en el sexto país con más visitas en el mundo según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Dos frentes, mismo terror
Turquía vive la peor oleada de terror de su historia reciente. Los organismos de seguridad enfrentan, por un lado, al PPK y el incremento de su accionar terrorista y, por el otro, al Estado Islámico, que ha intensificado sus acciones contra Ankara y Estambul.
Estas dos amenazas son diferentes, pero han causado los mismos estragos. Las cifras de atentados aterran por su magnitud y periodicidad. Turquía, un país que no se ha catalogado en guerra civil, sufrió 14 grandes atentados terroristas el año pasado, según The New York Times, demostrando que se ha vuelto un foco del terrorismo local e internacional.
De esa cifra, el PPK ha participado en varios atentados. Buscando reivindicar su etnia y territorio, este partido rompió la tregua con el gobierno turco en 2014, intensificando su accionar terrorista de manera dramática.
El PPK siempre ha sido un incómodo acompañante. Se fundó en 1980 con un grupo de trabajadores kurdos y, unos meses después, sus líderes llamaron a la insurgencia, ante las restricciones para hablar su lengua y la imposibilidad de tener un territorio fijo.
Su reivindicación ante todos es racial. Según ellos, los kurdos, una minoría étnica diferente a los árabes y los turcos, tienen derecho a un territorio (Kurdistán) entre Turquía, Irak, Irán y Siria. La mayoría, por efectos de las migraciones, viven hoy en día en Turquía y profesan el islam, del ala suní, aunque hay algunos son seguidores del zoroastrismo.
El tipo de acciones del PPK suelen tener objetivos militares. De hecho, sus acciones suelen ejecutarse al sureste de Turquía, donde vive la mayor población kurda del país contra cuarteles y puestos de policía, aunque el año pasado antes de las elecciones generales cometieron un atentado en Estambul que le costó la vida a varias personas.
Como parte de la complejidad que existe en Medio Oriente, su mensaje es contradictorio. Pues El PPK, por un lado, se ha vuelto el principal defensor de la población turca en la frontera con Siria pero, por el otro, ataca a los civiles en Ankara, Estambul o el sur este.
EL EI es así
El ataque terrorista del martes pasado efectivamente confirma que el Estado Islámico ataca todo aquello que representa la civilización occidental; música, comics, fiestas, y, esta vez, turismo.
Turquía, desde que se unió a la coalición internacional en Siria contra el EI, ha sido uno de los focos principales de los yihadistas. Celebrar esta alianza le ha salido muy caro. En un principio, Ankara se hizo la de los oídos sordos y fue parte de los primeros intentos en Siria contra la organización terrorista.
Unos años después, tras la presión ejercida por Occidente, cedió y se unió a la coalición. Ahora, Estados Unidos usa sus bases aéreas cerca del Mediterráneo para lanzar los aviones rumbo a Siria y Turquía recibe la oleada de atentados en su territorio del EI como parte de su contraofensiva contra la coalición en Siria.
Turquía vive en una situación muy compleja. Afronta al PPK, en quizá su peor oleada terrorista desde su fundación, y pelea con el terrorismo yihadista del Estado Islámico. Tal panorama ha llevado Ankara a promulgar un Ley Antiterrorista que, según la Comisión Europea, no cumple con los estándares continentales y le da prerrogativas extraordinarias a la fuerza pública para perseguir opositores, activistas y periodistas.
Recep Erdogan, presidente de la nación, reiteró ayer que dicha ley es fundamental para combatir la oleada terrorista que sufre el país. Son 14 atentados en poco más de un año y la tendencia es a la alza. Turquía, como el resto de Europa, vive bajo el asedio terrorista.