Turquía abrirá, si "es necesario", sus fronteras a las decenas de miles de sirios que huyeron de la ofensiva del régimen contra Alepo y esperan en campamentos improvisados poder entrar en territorio turco.
Miles de sirios, principalmente mujeres y niños, que huyeron de la ofensiva lanzada por el gobierno y la avión rusa contra Alepo, esperaban desde el viernes poder cruzar la frontera y entrar en Turquía.
El régimen sirio "bloqueó una parte de Alepo" y si los civiles "están en nuestras puertas y no tienen otra opción, debemos dejar entrar a nuestros hermanos y lo haremos", declaró Recep Tayyip Erdogan el sábado, al regresar de una gira por América Latina y Senegal.
Sin embargo, el presidente turco no precisó cuándo podrán entrar a su país los refugiados. Los principales puestos fronterizos, incluido el de Oncupinar, cercano a la ciudad de Alepo, seguían cerrados este domingo, constató un periodista de la AFP.
Este fin de semana los europeos recordaron a Ankara su deber de acoger a refugiados. Sin embargo, el viceprimer ministro Numan Kurtulmus advirtió que Turquía —un país que alberga ya a 2,7 millones de sirios— está a punto de alcanzar su capacidad máxima de acogida.
"Al final no tienen donde ir. O mueren en los bombardeos o van a lograr abrir nuestra frontera (...) No estamos en una posición de poder decirles que no vengan. Si lo hacemos estaríamos abandonándolos a la muerte", admitió el funcionario.
En la localidad siria de Bab al Salama, miles de personas esperaban en precarias condiciones aguantando el frío. "La situación es crítica en la región de Azaz, con combates continuos y decenas de miles de desplazados", explicó Muskilda Zancada, director de la misión en Siria de Médicos Sin Fronteras (MSF).
La oenegé, que ha distribuido 230 carpas a los desplazados, también denunció que tres de sus hospitales fueron bombardeados "en los últimos días", pero que no tienen información sobre los daños debido a la dificultad para acceder a lugares cercanos al frente.
"Es un drama. Lo que no pudieron recibir una carpa duermen debajo de los olivares", contó por teléfono a la AFP Haitham Hamu, portavoz del grupo islamista Jabha Shamiya. "Los desplazados tienen a penas una ración de comida al día" y "los precios de los alimentos se han disparado".
- Nueva reunión internacional -
Este domingo, la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) informó que las tropas del gobierno se encontraban a siete kilómetros de la localidad de Tall Rifat, uno de las tres últimos bastiones de los rebeldes en el norte.
Según el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, el objetivo final es llegar a la frontera, a unos 30 kilómetros, para impedir el paso de combatientes y de armas desde Turquía.
Cerca de Damasco, combatientes del régimen de Bashar al Asad murieron en una emboscada, mientras que diez están desaparecidos desaparecidos.
Más de 260.000 personas han muerto en Siria en cinco años de conflicto, en el que se enfrentan grupos armados, organizaciones salafistas, yihadistas, grupos kurdos contra el ejército y milicias aliadas, apoyadas también por tropas iraníes y aviones de guerra rusos.
El conflicto ha obligado a más de la mitad de la población a huir. Muchos de los desplazados intentan llegar a Europa en peligrosos viajes en precarias embarcaciones.
Después del fracaso del primer intento de establecer un diálogo indirecto entre el gobierno y algunos rebeldes, con la mediación de la ONU, Estados Unidos y Rusia anunciaron otra reunión internacional el 11 de febrero para evaluar la situación.
El papa pidió a la comunidad internacional "no escatimar esfuerzos" para una solución política y pidió "solidaridad" con los civiles.
Tras varias declaraciones cruzadas, el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Muallem Walid, advirtió el sábado que cualquier acción terrestre "va a ser considerada una agresión".
Por su parte Erdogan aseguró que el "invasor" es Moscú, porque junto con el gobierno sirio, es responsable de la muerte de miles de civiles. Las relaciones entre Moscú y Ankara son tensas desde que Turquía derribó un avión militar ruso en la frontera con Siria en noviembre, defendiendo que la nave había entrado en su espacio aéreo.