Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos en una reñida jornada que finalizó pasada la madrugada de Colombia. Al cierre de esta edición, el candidato republicano había obtenido 57,467.399 votos, mientras que su rival, Hillary Clinton, llegaba a los 56,660.609, logrando los 270 jueces electorales requeridos para ser declarado mandatario.
En su primer mensaje, Donald Trump dijo que será el presidente "de todos los estadounidenses", y se comprometió a tratar con justicia a todos los países.
Rodeado por sus familiares, el nuevo presidente estadounidense dijo que su adversaria, Hillary Clinton, lo había llamado por teléfono para felicitarlo por su victoria y afirmó que Estados Unidos tiene una "deuda de gratitud" con Clinton.
Rompió pronósticos
Uno a uno, y tras meses de una maratónica jornada, este multimillonario, de 70 años, sin ninguna experiencia política y conocido por su cadena de hoteles y casinos, ganó los estados clave de Florida, Carolina del Norte, Iowa y Ohio, que se desencantaron en favor del polémico candidato republicano, acusado de xenófobo y sexista, para suceder al demócrata Barack Obama.
Los mercados financieros, que tienen una clara preferencia por la política experimentada demócrata, cayeron en picada en las operaciones de Asia, con el peso mexicano alcanzando su nivel histórico más bajo.
Ante lo que consideran un sismo político y económico, la bolsa de Tokio se desplomó más de un 5%, mientras que los indicadores estadounidenses caían 5%.
Clinton, que pretendía convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos a los 69 años, ganó por su parte el también estado clave de Virginia. Trump se llevó 290 grandes electores mientras que Clinton 218, en el último reporte.
El ganador necesitaba llegar al número mágico de 270 votos electorales, surgidos, en realidad, de 51 miniescrutinios en cada estado y la capital, Washington.
"Él es tan antiestadounidense, estamos furiosos, conmocionados", comentó Kate Kalmyka, una abogada de 36 años que miraba indignada los resultados en un bar mexicano de Nueva York.
Pero muchos justificaban su voto en favor de Trump y contra el "establishment". "Voté en favor de Trump, y contra el sistema. Trump dice muchas estupideces porque él no es un político, no está adiestrado (...) Pero lo más importante para el país es el comercio, las relaciones internaciones y la economía. Y la gente está quebrada y necesita un cambio", explicó Abteen Daziri, de 38 años y de origen iraní.
¿Latinos contra Trump?
El miedo a una victoria de Trump, que ha dicho que los mexicanos son "violadores" y "narcotraficantes", y que si es elegido, construirá un muro en los 3.200 km de frontera con México y deportará a los 11 millones de indocumentados del país, movilizó a muchos hispanos, la primera minoría del país.
Sin embargo, el candidato presidencial republicano ganó Florida, donde viven muchos de los estadounidenses de origen latino, de acuerdo con varias proyecciones, en un importante golpe a las aspiraciones de Hillary Clinton.
"Queríamos un cambio, no queríamos que el país siguiera inclinaciones socialistas, se han perdido muchos trabajos", comentó Miguel Alejandro, agarrando su bandera gigante con cuidado para que no tocara el piso.
"No es el país que era cuando llegué en balsa en 1993, que te recibía con gran emoción", dijo el cubano de 45 años.
Una alegre Clinton votó temprano, poco después de las 08H00 locales en una escuela cerca de su casa en Chappaqua, en el estado de Nueva York, que ganó. "Espero ser recordada como alguien que comenzó a ayudar a sanar nuestro país, superar la división", dijo luego a la radio WOKQ. La candidata demócrata dejó para el día su presentación ante el público en la que reconocerá el triunfo de su rival.
Donald Trump, a su vez, votó en una escuela cerca de la Trump Tower en Manhattan, bajo los abucheos de simpatizantes de su rival que le gritaban "¡Nueva York te odia!". Con rostro serio, votó junto a su esposa Melania en cabinas distintas. "Fue una difícil opción", bromeó después.
Pence
El vicepresidente electo de Estados Unidos, el conservador Mike Pence, tendrá en el gobierno la misma tarea que desempeñó en la campaña de Donald Trump, la de utilizar su experiencia y calma para establecer alianzas políticas.
Gobernador del estado de Indiana (norte) desde enero de 2013, Pence se describe a sí mismo como "un cristiano, un conservador y un republicano, en ese orden".
A los 57 años de edad, aportó a la campaña de Trump un aplomo y una madurez que rápidamente contrastó con la del explosivo candidato presidencial y además ayudó a construir un puente con la dirección del Partido Republicano.
Cuando el equipo de campaña de Trump anunció su nombre como compañero de fórmula, la aspirante demócrata Hillary Clinton comentó que se trataba de "la opción más extrema de esta generación", por considerar que Pence es un hombre "profundamente divisivo".
Abogado de profesión, actuó durante años como conductor de programas de radio gracias a su voz grave y pausada, sin nunca elevar el tono.
Fue miembro de la Cámara de Representantes entre 2001 y 2013 y también presidente de la Conferencia Republicana entre 2009 y 2011.
Religioso fervoroso, Pence no esconde su apego a lo que considera los valores tradicionales de la familia y su hostilidad al aborto, el casamiento entre personas del mismo sexo o la llegada de refugiados sirios en Indiana.
El actual presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien prácticamente rompió relaciones con Trump, considera a Pence un "muy buen amigo".
Al inicio de la campaña el futuro vicepresidente formaba parte de un trío de favoritos para acompañar a Trump en la fórmula presidencial, junto al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich.
La influencia de los hijos de Trump, sin embargo, terminó por favorecer a Pence.
En el inicio de la campaña, Pence no escondió su simpatía por la candidatura del senador ultraconservador Ted Cruz.
Pero, aún después de haber sido escogido como compañero de la fórmula, nunca eludió expresar su desacuerdo con Trump.
Pence había considerado "insultante e inconstitucional" una propuesta lanzada por Trump en un debate de vetar el ingreso de musulmanes a Estados Unidos como herramienta para enfrentar el terrorismo.
Más tarde, en medio de un escándalo al conocerse una grabación de Trump haciendo comentarios sexistas, Pence dijo no podía defender al polémico candidato por ello.
Pence y Trump no son particularmente cercanos, pero Pence representa un puente fundamental con los electores evangélicos y con los líderes del partido republicano.