Un descanso en el reclutamiento de su equipo de seguridad nacional se tomó el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, para buscar el consejo de uno de los más ilustres -y polémicos- funcionarios del pasado: Henry Kissinger.
De 93 años, Kissinger se desempeñó como secretario de Estado y asesor de seguridad nacional durante los gobiernos de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, fue el arquitecto del acercamiento de Estados Unidos a China y de haber ayudado a negociar los Acuerdos de Paz de París que pusieron fin a la guerra de Vietnam.
Kissinger sigue siendo un respetado experto y consultor en política pero su reputación ha sido empañada por su papel en el golpe de Estado en Chile, que fue apoyado por la CIA, y el bombardeo estadounidense a Camboya.
Trump, que no cuenta con experiencia en política exterior y tampoco en cargos políticos, se reunió con Kissinger durante la campaña y estuvo encantado de recibirlo en la Trump Tower.
El equipo de republicanos más próximo a Trump discute a quiénes designará para ocupar cargos en la nueva administración, mientras que los observadores y las capitales extranjeras están mirando atentamente para ver si el personal y el gabinete elegido ofrecen alguna pista sobre la orientación política que seguirá Trump.
"Tengo un gran respeto por el doctor Kissinger y aprecio que comparta sus opiniones conmigo", dijo Trump después de recibirlo en su lujoso rascacielos en Nueva York, agregando que hablaron sobre China, Rusia, Irán, Europa y sobre asuntos mundiales más amplios.
Aunque Kissinger se mostró feliz de compartir su sabiduría con Trump, es sabido que estuvo más cerca de la demócrata Hillary Clinton, e incluso admitió que esperaba que ganara la carrera a la Casa Blanca.
En una entrevista publicada este mes por Jeffrey Goldberg, el editor The Atlantic magazine, Kissinger dijo que de los candidatos a la presidencia solo Clinton compartía el modelo "tradicional e internacionalista de Estados Unidos".