La renuncia de Benedicto XVI fue recibida con incredulidad y sorpresa en América Latina, el continente con mayor número de católicos, y donde muchos fieles evocan la posibilidad de la elección de un Papa de la región.
El arzobispo primado de México, Norberto Rivera, dijo en una declaración pública que la renuncia del Papa fue "una decisión muy valiente y llena de amor a la Iglesia" y pidió a los fieles orar para que los cardenales elijan "al mejor candidato para guiar la Iglesia".
El máximo jerarca de la iglesia católica mexicana recordó en particular la visita que en marzo de 2012 realizó al estado de Guanajuato (centro).
"Pese a su avanzada edad, no dudó en venir a confirmarnos en la fe. Nos dejó su imagen de Padre bueno, humilde y bondadoso, que trajo consuelo a un pueblo desgarrado por la violencia y el odio", dijo.
Tras conocerse el anuncio de la renuncia al papado por parte de Benedicto XVI, fieles católicos reunidos en la basílica de Guadalupe en Ciudad de México, un templo católico que cada año visitan más de 20 millones de fieles, feligreses expresaban su sorpresa.
"Ha sido como un golpe de agua fría, lo escuché en la televisión y vine a orar por la Iglesia. Sabíamos que estaba enfermo y que estaba viejo, pero esto es como la muerte de la mamá que, por más vieja que esté, uno no quiere que pase", dijo a la AFP Guadalupe Soza, que acudió con un ramo de flores al templo.
En Brasil, la renuncia del Papa tomó de sorpresa a los brasileños, que celebran el carnaval, su mayor fiesta anual, en cientos de ciudades del país.
En Río de Janeiro este lunes es feriado, y las calles de la ciudad vibran al ritmo de la batucada a la espera del último día de desfiles de las grandes escuelas de samba. Las iglesias están en su mayoría cerradas, y las pocas que mantienen sus puertas abiertas están semivacías.
"Quedé sorprendido con la noticia, en general los Papas trabajan hasta la muerte. Los que deben estar contentos son los evangélicos, porque esto debilita a la Iglesia católica", dijo a la AFP Valdecir Gonçalves, en la fila del tren que sube a la famosa estatua del Cristo Redentor.
"Me gustaría que el Papa fuera brasileño, o al menos latino, pero sobre todo debe ser simpático, no necesariamente más joven pero sí firme, fuerte para soportar los viajes y la situación que la Iglesia atraviesa estos días", agrega este comerciante de 48 años de Guarluhos (Sao Paulo).
En América Latina viven cerca de 500 millones de los 1.200 millones de católicos que hay en el mundo, pese al fuerte embate en los últimos años de las iglesias evangélicas y una creciente ausencia en los templos.
Brasil, con 123,3 millones de sus 194 millones de habitantes (64% de su población) y México con casi 100 millones entre sus 112 millones de habitantes (89%), encabezan la lista de países con feligresía católica, pero esta realidad demográfica no está representada proporcionalmente en el colegio cardenalicio que escogerá al próximo Papa.
De un total de 118 cardenales electores, solo habrá cinco brasileños y tres mexicanos. En total hay 19 cardenales latinoamericanos en edad de elegir, una cifra menor a la de 2005 cuando murió Juan Pablo II y fue electo Joseph Ratzinger, recuerda a la AFP el sociológo y experto en religiones Bernardo Barranco.
"La mayoría de los cardenales son europeos y entre estos primordialmente italianos, lo cual hace suponer una inclinación a volver a tener un Papa italiano", señaló Barranco.
Pero entre los fieles las expectativas no son menores.
"Ya es tiempo de tener a un latinoamericano, esta es la región más católica del mundo", comenta en las afueras de la basílica de Guadalupe en Ciudad de México, Luis Sánchez, un estudiante de teología.
En la Iglesia Sao Judas Tadeu del barrio Cosme Velho, en Río de Janeiro, Aparecida Suarez, de 43 años, la renuncia del papa Benedicto XVI representa "una excelente oportunidad para que Brasil pueda estar mejor representado en el Vaticano".
Tres nombres son citados entre los posibles papables latinoamericanos, el salesiano hondureño Oscar Andrés Rodríguez, de 70 años y que dirige Caritás Internacional, conocido por posiciones progresistas en lo social pero conservadoras en aspectos de fe, sus posibilidades disminuyeron, según Barranco, tras su polémico apoyo al golpe de Estado en 2008 en Honduras.
También se menciona al arzobispo de Brasilia João Braz de Aviz y a Claudio Hummes, franciscano y actual Prefecto de la Congregación para el Clero en el Vaticano aunque su edad, cumplirá 80 años en 2014, le juega en contra.
Otro nombre en la baraja es el del argentino Leonardo Sandri, prefecto de la congregación para las Iglesias Orientales.
"Probablemente se elija un Papa italiano o en todo caso europeo, si hubiera que hablar de sorpresas tal vez podrían venir de Africa o en Canadá, Marc Ouellet, presidente de la comisión pontifica para América Latina, que vivió en Colombia", señala Barranco.