Trabajar juntos, único chance de EU e Israel | El Nuevo Siglo
Viernes, 20 de Marzo de 2015

PESE a la actual tensión y persistentes desacuerdos en temas clave como el acuerdo nuclear con Irán o la creación de un Estado Palestino, la histórica alianza Estados Unidos e Israel se mantendrá vigente porque son más las cosas que los unen que las que los dividen.

El enfriamiento de la relación bilateral de estos dos tradicionales aliados comenzó meses atrás con la decisión del premier hebreo, Benjamín Netanyahu, de mantener su plan de colonización el que según la Casa Blanca se ha convertido en la mayor talanquera para el proceso de paz con los palestinos. Prosiguió con el estancamiento del mismo, se acrecentó con el discurso del líder político israelí en el Congreso de Estados Unidos por invitación inconsulta de los republicanos y acabó de “congelarse” con el anuncio de que en el nuevo gobierno del Likud no cabrá la posibilidad de un Estado Palestino.

Esa posición, fijada de antemano por Netanyahu horas antes de las legislativas israelíes y en las que contradiciendo todos los sondeos se impuso, llevó a Estados Unidos a elevar el tono en este “diálogo de sordos”.

Así ayer, La Casa Blanca dijo que tenía la intención de "revaluar" su apoyo diplomático clave a Israel en la ONU.

"Las decisiones tomadas por Estados Unidos en las Naciones Unidas estaban basadas en esta idea de una solución de dos Estados", dijo el portavoz de Barack Obama, Josh Earnest. "Ahora que nuestro aliado (Israel) ha dicho que ya no está comprometido con esa vía (...) eso significa que necesitamos revaluar nuestra posición", agregó, precisando que aún no se había tomado ninguna decisión al respecto.

Un eventual cambio de posición de Washington en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Israel puede contar históricamente con un indefectible apoyo estadounidense, podría permitir la adopción de una resolución sobre una solución de dos Estados a lo largo de las fronteras de antes de 1967.

El compromiso hacia una solución de dos Estados "es la base de la política estadounidense con respecto a esta región", consideró Earnest, juzgando que, en la medida en que ese pilar se "erosionó", las decisiones políticas de Estados Unidos en los diferentes foros multilaterales, como las Naciones Unidas, deberían ser reconsideradas. 

Sin embargo, como se ha demostrado en reiteradas ocasiones, terminará alcanzándose un consenso, porque como el mismo reelecto Netanyahu lo aseguró “Estados Unidos e Israel no tienen otra alternativa que trabajar juntos”.

En sus primeras declaraciones a un medio estadounidense tras su victoria en las legislativas israelíes, Netanyahu dijo a la cadena de televisión NBC que ambos países podrán tener diferencias pero al final "trabajaremos juntos (...) porque no tenemos otra alternativa…Podemos tener diferencias, pero tenemos tantas cosas que nos unen y tenemos una situación muy peligrosa en Medio Oriente que es un desafío común"-

"Estados Unidos no tiene mayor aliado que Israel e Israel no tiene mayor aliado que Estados Unidos", añadió Netanyahu, cuya victoria en las elecciones del martes fue recibida con frialdad en Washington, al punto que la tradicional llamada de felicitación no la había realizado, hasta anoche, el presidente Barack Obama. Así se confirmaría que las relaciones, por lo pronto, están frías y muy distantes.

Alistando gobierno

Entre tanto Netanyahu sopesa sus opciones para formar una coalición de gobierno, guardando silencio frente a las presiones ejercidas por estadounidenses, europeos y palestinos.

Después de la actividad frenética de los últimos días, su agenda pública se ha vaciado por primera vez desde hace tiempo: con el recuento de votos casi definitivo confirmando su triunfo y las especulaciones sobre el reparto de carteras ministeriales ya en marcha, Netanyahu parece haberse retirado para trabajar de forma discreta.

Salvo sorpresa de último minuto, el hombre fuerte de la derecha israelí será llamado por el presidente Reuven Rivlin a asumir su tercer mandato como primer ministro, (el cuarto, contando la legislatura de 1996-1999).

La presión de Occidente se cierne sobre Netanyahu. A la velada amenaza de La Casa Blanca de cambiar su posición en Naciones Unidas, se suman las que comenzaron a ejercer Francia y la Unión Europea en ese sentido.

Bajo condición de anonimato, una fuente diplomática israelí explicaba esta discreción por la preocupación del momento, que "paraliza" todo: formar una coalición. La misma fuente confió en que hubiera mayor claridad después de anunciar el nuevo gobierno.

 Netanyahu ganó mostrando su "verdadera cara", escribió en un editorial el diario Haaretz, diciendo: "Yo soy la verdadera derecha, determinada a defender los valores nacionales, empezando por el odio de los árabes y la oposición a retirarse de los territorios conquistados por Israel en 1967". El elector israelí no define su identidad en función del precio de la vivienda o del programa nuclear iraní, sino "en función de su actitud frente a los palestinos, la minoría árabe en Israel y las colonias".

El presidente palestino Mahmud Abas reiteró que considera imposible alcanzar una solución de dos estados mientras Netanyahu esté en el poder./EL NUEVO SIGLO con AFP