El hecho de que el Ministerio de Minas y Energía haya tenido que salir a desmentir versiones en torno de que una presunta infiltración de agua de la represa de Hidrosogamoso, inaugurada recientemente, habría causado el temblor del pasado 10 de marzo, deja dos enseñanzas.
De un lado, que los medios de comunicación deben tener cuidado al publicar hipótesis que, al decir de los expertos sismólogos, no tienen una base científica cierta. Era obvio que plantear que la construcción de un proyecto hidroeléctrico puede generar un movimiento telúrico de la dimensión del registrado en el país días atrás, requería, por lo menos, una contrastación de fuente inmediata y urgente.
Y, segunda enseñanza, que por más dudosa que puede ser la versión que esté circulando, las autoridades, en este caso el Ministerio a cargo de Tomás González, hacen bien en salir rápidamente a desmentir y sentar la posición oficial para evitar reacciones de pánico entre la ciudadanía.