Por Óscar Munévar Forero
Enviado especial de EL NUEVO SIGLO
Rio de Janeiro
Enterramos el 4-4 con la Unión Soviética del mundial del 62 en Chile, el 5-0 con Argentina, el 1-1 frente a Alemania que nos dio paso a la clasificación a los octavos del mundial del 90 y como en el cuento de García Marques volaron las mariposas amarillas y Colombia nos tiene enamorados a todos con su estilo de juego y sus contundentes victorias.
El triunfo de Colombia sobre Uruguay 2-0, no fue un triunfo cualquiera, se le ganó a un legendario, a un grande, a un tradicional conjunto que tiene historia mundial, a uno de esos equipos que cuando se derrotan dan ganas de repetir y repetir lo ocurrido. Hace dos días decíamos que no había sueños imposibles y a fe que este grupo de jóvenes lo ratificó.
Cuando se sale a un campo de fútbol a mostrar categoría, a jugar con el balón, a dejar al rival plantado en el césped, es cuando se dice que se ha adquirido grandeza y personalidad, eso solo lo dan las victorias como las que obtuvo Colombia en la fase de grupos y al abrir los octavos de final.
¿Y saben que es lo peor? Que hoy nadie echa de menos a Falcao, Valencia o Ramírez y se supone que ellos eran clave para la formación de Colombia. Los goles ahora están en poder del pequeño James que tiene cinco de los once que ha conseguido Colombia en cuatro partidos del Mundial Brasil 2014.
Ahora nos toca volver a soñar con otro casi imposible y es vencer al local Brasil, que sufrió mucho para conseguir su paso a cuartos de final, nos vamos a Fortaleza, a más de 2.000 kilómetros de Rio de Janeiro, que para llegar allá en avión hay que viajar casi durante un día por las tres escalas que hay que hacer, o de lo contrario salir hoy para llegar el jueves en la tarde a esa pequeña ciudad turística y esperar que sean las tres de la tarde, hora de Colombia, para que el sueño siga como si la bella durmiente no se hubiera despertado de la ilusión en que se encuentra. Aún los colombianos no hemos asimilado en su totalidad lo que ha pasado, si perdemos ante el local, estaremos pasando a la historia como el equipo que ganó los cuatro primeros partidos de un mundial que es casi perfecta su temporada mundialista, solo falta que los aficionados sigan prendiendo velas, haciendo promesas al Señor de los Milagros, al Niño Jesús, a la Virgen del Carmen y a todos los santos para que sigan orándoles y que estos gladiadores puedan cumplir con la fantasía de hace muchos años que nuestros antepasados tenían de ver a sus hijos ganar un título mundial.
Lo conseguido por Colombia se lo ha ganado a pulso y como han dicho los técnicos de la categoría de Carlos Bilardo quien alguna vez dirigió la selección Colombia y en el Mundial de México 1986 salió campeón con Argentina, “no importa el fútbol que se practique, lo importante es el resultado, más allá de que se juegue bonito, un título mundial es eso, el resultado de unos partidos, ahí no dicen si fue bonito o feo solo se es Campeón”.
En la era de José Pekerman las estadísticas lo dicen todo, desde febrero del 2012 Colombia ha jugado 27 partidos, obteniendo 18 victorias.
Seguramente lo que queda es más duro, pero lo más importante es que la fantástica Selección de Colombia nos puso a pensar diferente, y hoy los colombianos tenemos en nuestro imaginario la grandeza de nuestra Selección. “Que viva Macondo, no que diga… Colombia”.