Cuando los consumidores esperaban que la disminución que ha hecho la Junta Directiva del Banco de la República de las tasas de referencia de 2,25%, se reflejara de la misma manera en los diferentes tipos de crédito, esto no ha sido así.
Pero cuando estos mismos tipos de intereses han subido, sí lo han hecho de forma casi inmediata. Entre agosto de 2015 y julio de 2016 la tasa de interés de referencia se incrementó de 4,50% a 7,75%. Estos aumentos se transmitieron a las demás tasas de interés, tanto de los depósitos como de los préstamos.
De acuerdo con un informe del Banco de la República, en el caso de los préstamos, la transmisión ocurrió con mayor intensidad en las tasas de interés a los créditos comerciales. Este incremento oportuno contribuyó a reducir la demanda y moderar el aumento de las expectativas de inflación, lo cual complementó la influencia bajista de la disolución de los choques de oferta, para lograr el descenso de la tasa de inflación, ya reseñado.
Sin embargo, desde diciembre de 2016 la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) ha venido reduciendo paulatinamente esa misma tasa de interés, a medida que iba verificando la continuidad del descenso de la inflación total y de su pronóstico, la favorable reducción del déficit de la cuenta corriente y el debilitamiento de la actividad económica.
Los recortes
En su sesión de finales de junio, la Junta decidió acelerar el ritmo del recorte de la tasa de interés de política, al aprobar una rebaja de 50 puntos básicos (pb), para llevarla a un nivel de 5,75%. Pero en julio la Junta rebajó otro 25 pb con lo cual se acumula un recorte de 2,25 puntos porcentuales (pp) frente al nivel de 7,75% que tenía en noviembre de 2016.
Esta reducción busca estimular la actividad económica, pero también tiene en cuenta que la inflación aún se sitúa por encima de la meta de 3%. De allí la complejidad del proceso de toma de decisiones de política monetaria, que requiere sopesar los riesgos de una convergencia demasiado lenta de la inflación a la meta, por un lado, y de una desaceleración excesiva de la actividad económica, por el otro. Los recortes a la tasa de interés de política han permitido un relajamiento importante de la política monetaria, pero su postura aún se sitúa en terreno contractivo frente a lo que se considera una tasa de interés neutral.
Sin embargo, la transmisión de la reducción de 2 pp de la tasa de interés de política a las tasas de interés del sistema financiero, ha sido lento. Para las tasas de captación se observa una reducción más que proporcional de las tasas de interés de los certificados de depósito a término a plazos mayores o iguales a 360 días. Para plazos menores (90 y 180 días), el grado de transmisión alcanzaba el 60%.
Créditos
Con respecto a las tasas de colocación (crédito), el Emisor sostiene que la reducción se ha transmitido de manera plena a las tasas de interés de los créditos comerciales, pero esto depende de cada entidad. No obstante, la respuesta de las tasas de los créditos a los hogares ha sido lenta. En particular, las tasas de interés para los créditos de consumo y tarjetas de crédito apenas registran reducciones muy moderadas, mientras que las tasas hipotecarias han venido respondiendo en una cuantía levemente superior al 30%.
En el informe del Banco Central al Congreso, señalan que varios estudios en Colombia han encontrado una relación entre el comportamiento de la tasa de interés de referencia del Banco de la República y el de las tasas de interés del sistema financiero. En términos generales, concluyen que en el corto plazo los cambios en la tasa de interés de política demoran algunos meses en traspasarse a las tasas de ahorro y crédito, pero a largo plazo la transmisión se completa.
La velocidad e intensidad de este traspaso depende de muchos factores, tales como: la modalidad del crédito, el estado de la economía, la existencia de límites en las tasas de interés, los niveles de riesgo, los cambios en la disponibilidad externa e interna de liquidez, las expectativas sobre el comportamiento futuro de la tasa de política, etc.
En el análisis indican que por ejemplo un estudio de Amaya (2006) encuentra que en las tasas de ahorro y crédito la transmisión es alta y rápida (se materializa en siete meses), con un efecto heterogéneo entre bancos. Por su parte, Chavarro (2015) muestran que el traspaso se completa para las diferentes modalidades de crédito después de ocho meses de la intervención, y destacan que se ve influenciado por el tipo de crédito, los plazos ofrecidos, la presencia de tasas límite (usura y máxima remuneratoria) y las condiciones económicas.
En general, los resultados muestran que el efecto es más rápido a las tasas comerciales que a las tasas ofrecidas a los hogares; en particular, la transmisión a las tasas de crédito preferencial es la más rápida y completa. En cuanto a las tasas de tarjetas de crédito e hipotecarias, el traspaso es más débil debido a su naturaleza, regulación, existencia de tasa límite y sus rigideces.
En particular, en el último período de reducción de tasas, a junio de 2017 el 74% de las entidades han desembolsado créditos comerciales a tasas más bajas que las observadas en noviembre de 2016. Para el crédito de consumo dicho porcentaje se sitúa en 63%.
Sostiene el informe que el comportamiento de las tasas de los préstamos es mixto. En los créditos comerciales es frecuente que las tasas de interés de tesorería y preferenciales registren transmisiones rápidas y altas, mientras que en los créditos ordinarios se suele observar un traspaso más lento y moderado.
No obstante, en el ciclo actual de reducción de tasas, la transmisión a todas estas tasas comerciales ha sido elevada. La sensibilidad de las tasas de interés de los créditos a los hogares es más lenta y volátil que la registrada por las tasas de interés de créditos a empresas. Las menos sensibles ante cambios en la tasa de interés de referencia son las tasas hipotecarias, mientras que las de consumo y tarjetas de crédito son las que registran mayor variación.
En el ciclo actual las tasas hipotecarias registran una reacción menos que proporcional a los movimientos en la tasa de política, mientras que las de consumo y tarjeta de crédito apenas comienzan a reaccionar y presentan leves reducciones, comparando con los niveles observados a finales de 2016.